sábado, 27 de septiembre de 2014

El gasoducto South Stream y el gas ruso

Se acerca de nuevo el invierno y otra vez el tema del gas está en el candelero. El pasado lunes Gazprom anunció que el gasoducto South Stream comenzará a transportar gas ruso a Europa en 2017 y estará al 100% de su capacidad un año más tarde, en 2018. El total apoyo de Hungría al proyecto ha sido decisivo para su construcción, que en Rusia ya comenzó en 2012.

Este gasoducto es clave para el suministro europeo, ya que partiendo de Rusia, recorrerá el mar negro hasta la costa de Bulgaria, y se dirigirá por Serbia y Hungría hasta Austria (Baumgarten). De este modo el gas ruso llegará a la UE sin pasar por Ucrania, al contrario que hasta ahora. Hay que recordar que Ucrania es bastante mal pagador en cuanto al gas ruso se refiere, y que Rusia más de una vez le ha cortado el suministro (incluso en pleno invierno). Además, Ucrania ha sido acusada de robar gas "de paso" por su territorio con destino a la Unión Europea cuando su suministro era suspendido por impago. La propia Rusia amenazó con cortar todo el envío de gas a territorio ucraniano, incluyendo el que iba a la UE, de seguir así.


Casi todo el gas ruso que llega a Europa lo hace a través de Ucrania, como puede observarse en el mapa. Una gran excepción es el Nord Stream, que comunica directamente Rusia con Alemania a través del mar báltico. Otros países como Eslovaquia, Hungría o Bulgaria han apostado por el proyecto South Stream para evitar el conflictivo territorio ucraniano. El gasoducto Yamal, que recorre Bielorrusia, tiene una capacidad bastante limitada.


Todo esto no gustó nada a los países centroeuropeos que dependen exclusivamente del gas que pasa por Ucrania, y demandaron otra ruta de transporte, a semejanza de lo que ocurre con Alemania, por ejemplo (el Nord Stream, muy similar, que parte de Rusia y recorre el mar Báltico directamente hasta Alemania, garantizando el suministro independientemente de Ucrania). El problema es que hubo un conflicto de intereses, ya que la UE era más partidaria del proyecto Nabucco, un gasoducto que llegaría desde Turquía y podría traer gas de otros países como Azerbaján, Turkmenistán, Irán o Egipto, y de esta forma no depender tanto del gas ruso.


El proyecto Nabucco pretendía traer gas desde Turquía, sin pasar por Rusia.


Sin embargo, los países centroeuropeos y del este de Europa no han tenido tanta paciencia y han preferido asegurarse lo antes posible la llegada del gas. El propio primer ministro húngaro Viktor Orbán ha impulsado la construcción del South Stream, además en materia de energía ha unido muchos lazos con la propia Rusia, como en el caso de la ampliación de la central nuclear de Paks, la única de Hungría. Esto no ha hecho mucha gracia a la UE, dada su rivalidad con Rusia (y agravada con la guerra de Ucrania).


El South Stream recorrerá el mar negro hasta Bulgaria, país por el cual el gas ruso entrará a la UE sin pasar por Ucrania.


En cualquier caso la UE ha titubeado demasiado, frente a la determinación de los países implicados en el proyecto, de modo que todo indica que el South Stream será una realidad en 3 años: la parte rusa está en obras, Turquía ha dado luz verde para el recorrido por sus aguas soberanas del mar negro, y Bulgaria, Serbia y Hungría también están de acuerdo.

Pese a todo, los países dependientes del gas ruso que pasa por Ucrania cuentan con centros de almacenamiento que garantizan el abastecimiento por una temporada, además de un sistema de "flujo inverso" que permite envíos de gas entre ellos, por lo que aunque el gas fuese cortado desde Rusia, no debería haber problemas a corto plazo.

Precisamente ayer Hungría suspendió el envío de gas a Ucrania (que debido a los cortes de suministro desde Rusia se abastece desde los países al oeste con este método de flujo inverso de gas), argumentando que ahora mismo el país necesita todos sus recursos gasísticos para llenar las instalaciones de reserva de cara al invierno. Tan solo algunos días antes saltó la noticia de que las reservas húngaras se encontraban tan solo a la mitad de su capacidad cuando falta ya muy poco para que comience el encendido de calefacciones. ¿Habrá sido un simple despiste o hay algo más detrás?.

A Ucrania no le ha hecho ninguna gracia esto, y en Hungría ya se habla de una nueva "guerra del gas", pero es la tónica habitual de los últimos inviernos. En los últimos años la venta de calefactores eléctricos se ha disparado, especialmente cada vez que sale una noticia de estas.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Escándalo con los pasaportes

Estos últimos días se ha levantado un buen revuelo con el tema de los pasaportes húngaros. Recientemente el diario nacional Index publicó un reportaje sobre la existencia de mafias ucranianas que se dedican a sobornar a algunos funcionarios húngaros encargados de verificar los conocimientos de idioma húngaro y ascendencia étnica magiar con los que se puede solicitar la nacionalidad para aquellos extranjeros con raíces húngaras.

En realidad todo empezó en el año 2010, cuando el recién llegado al poder Fidesz (partido conservador), aprobó una ley que otorgaba la ciudadanía húngara a aquellos extranjeros que acreditasen tener ascendencia húngara y conocimientos de dicha lengua. Era un traje a medida para dar la segunda nacionalidad a magiares étnicos que quedaron fuera de Hungría en los países de alrededor (especialmente Rumanía, Eslovaquia y Serbia) a raíz de la pérdida de territorios del tratado de Trianon, tras la primera guerra mundial. Además se les concedía el derecho a votar en las elecciones, con lo que ningún partido se atrevió a mostrarse contrario a dicha ley (temerosos de perder un buen número de votantes potenciales). Oficialmente fue un gesto de ayuda y apoyo a los húngaros que conservan cultura e idioma en otros países, si bien fue tildado de populista, chauvinista y oportunista por algunos medios (especialmente extranjeros).

No obstante, y aquí radica el problema, esta ley tenía un potencial de fraude bastante elevado. Obtener un pasaporte de Hungría significa tener un pasaporte de la Unión Europea y el espacio Schengen, que ofrece enormes facilidades para moverse y obtener permisos de residencia, estudios o trabajo por toda la Unión Europea, algo mucho más difícil de conseguir con otros pasaportes foráneos.


El pasaporte húngaro abre las puertas de la Unión Europea a los solicitantes de fuera del espacio Schengen.


Según Index, se crearon una serie de mafias o empresas fraudulentas en Ucrania que sobornaban a algunos altos funcionarios húngaros encargados de verificar los conocimientos de lengua húngara y ascendencia, para conseguir pasaportes a ucranianos (la reciente guerra en la región de Donbás ha elevado la demanda exponencialmente en el último año). Así, un ucraniano de a pie con nulo conocimiento del idioma o ascendencia húngara podía conseguir un pasaporte Schengen que le permitía establecerse y trabajar en países como Alemania, algo que con el pasaporte ucraniano es muchísimo más complicado o directamente imposible.

La cosa degeneró, según las investigaciones de Index, y ciudadanos rusos, a través de falsos papeles ucranianos, comenzaron a solicitar pasaportes húngaros. Las mafias cobraban 5.000 euros a ucranianos y 10.000 a rusos por estos pasaportes. De ese dinero, una parte se iba en sobornos y el resto eran puros beneficios, un negocio muy floreciente.

La cosa se fue extendiendo a Rumanía y Serbia, otros dos países fuera del espacio Schengen con mucha emigración y deseosos de pasaportes de la UE. Además, debido a la gran cantidad de húngaros étnicos (más de un millón en Rumanía, por ejemplo), la cosa era más fácil si por ejemplo alguien tenía algún familiar húngaro, aunque no tuviese ni idea del idioma. Incluso se ha hablado de pagos a ciudadanos que solicitaban la nacionalidad con pleno derecho, siendo magiares étnicos, para luego vender los pasaportes a las mafias, que solamente cambiaban la foto por la del solicitante fraudulento.

El gobierno húngaro ha desmentido estas acusaciones y ha amenazado con denunciar al diario Index, quien introdujo a uno de sus periodistas en este entramado para investigarlo, y según ellos obtuvieron confesiones anónimas de ucranianos que obtuvieron los pasaportes fraudulentamente, e incluso de miembros de las mafias que confesaron haber pagado a algunos alcaldes 1000 € por cada firma de los papeles que otorgaban el derecho a la nacionalidad húngara sin hacer preguntas.

Según destacados políticos de Fidesz como Zsolt Semjén o Tamás Wetzel, el proceso de obtención de la ciudadanía húngara está controlado eficientemente por las administraciones e incluso la policía y los servicios secretos si hay indicios de fraude, y argumentan haber rechazado un gran número de solicitudes al no cumplir los criterios. Reconocen, sin embargo, que ha habido irregularidades aisladas que se están investigando, pero ni mucho menos aceptan las cifras que publica Index, que habla de toda una industria ilegal y decenas de miles de pasaportes fraudulentos. Hay que mencionar también que Index no es el diario húngaro más serio, aunque goza de bastante popularidad.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Gyermekvasút, el tren de los niños

Una de las muchas cosas curiosas que pueden hacerse en Budapest es viajar en un tren gestionado por niños. Realiza un paseo por las colinas de Buda, entre Hűvösvölgy y Széchenyi hegy, a lo largo de 11 kilómetros, pasando por sitios emblemáticos como János hegy o Normafa.

Es un ferrocarril de vía estrecha por el que circula un tren de locomotora diésel, que a una velocidad de unos 20 km/h tarda unos 40 minutos en realizar el recorrido completo. Hay que aclarar que no todos los trabajos los realizan niños. Por obvias cuestiones de seguridad el conductor del tren así como los mecánicos y el jefe de estación son adultos, pero los niños realizan la venta de tickets, revisores y personal de señalización. Actualmente el tren es propiedad de Máv, los ferrocarriles nacionales húngaros.





La historia de este tren se remonta a después de la segunda guerra mundial. El partido comunista decidió la construcción de un tren operado por niños, para que los pequeños comenzasen a aprender la responsabilidad de un oficio de una forma divertida para ellos. Tras barajarse localizaciones como la isla Margarita o el parque Népliget, finalmente se decidió emplazarlo en las colinas de Buda. Su nombre inicial era "El tren de los pioneros", bastante acorde con la ideología de la época.

Al principio ganó mucho prestigio, muchos niños húngaros querían trabajar allí como voluntarios, y era toda una atracción en la capital. Con la caída de socialismo, la continuidad del proyecto quedó en entredicho al disminuir notablemente los fondos destinados a su mantenimiento, sin embargo gracias al turismo volvió a ganar popularidad. Sufrió un lavado de cara: se eliminaron los símbolos comunistas, se le cambió el nombre por el actual de "El tren de los niños", algunas estaciones también vieron sus nombres cambiados y se renovó parte del trazado. A día de hoy perduran las locomotoras con los colores de la bandera rusa.







El tren se puede tomar en cualquier estación de su recorrido, aunque las más populares son las terminales Széchenyi hegy y Hűvöslvölgy, las cuales pueden alcanzarse en tranvía, así como János hegy, a la cual se puede llegar en telesilla.

En mi caso fui a Hűvösvölgyi. El recorrido en el antiguo tranvía 61 es de gran belleza, una constante pequeña pendiente por impresionantes zonas verdes de Buda. Tarda unos 20 minutos desde la estación de Széll Kálmán tér. Al bajarnos debemos subir unas escaleras hasta un Parking y de ahí dirigirnos a la estación del tren de los niños. El ticket para el recorrido completo son 700 forint (unos 2,30 €) y para el recorrido parcial (indistintamente de cual sea) 600 forint.


Vistas desde el tranvía 61.

Estación del tranvía de Hűvösvölgy.


A Széchenyi hegy puede llegarse mediante el tranvía 60, que parte del parque de Városmajor (cerca de Széll Kálmán tér también). Otra opción interesante es ir en el tren hasta János hegy y bajar a Budapest en el telesilla. En mi caso, para hacer un poco de ejercicio, bajé andando por un sendero desde Széchenyi hegy hasta Buda, disfrutando del paisaje.





La página web (en inglés), donde consultar horarios, precios y accesos puede verse aquí.


Estación de Hűvösvölgy.

martes, 16 de septiembre de 2014

Hungría y el euro

Hace poco el gobierno húngaro presentó el nuevo y flamante billete de 10.000 forint, y anunció que va a renovar progresivamente todos los billetes en circulación, comenzando por el mencionado (equivalente a unos 32 €). Esto no viene sino a confirmar aún más lo que todo el mundo sabe: Hungría no adoptará el euro ni a corto ni a medio plazo.



Anverso (imagen superior) y reverso (imagen inferior) de los billetes viejos y nuevos de 10.000 forint. Los nuevos (el de abajo en ambas imágenes) entrarán en circulación en Noviembre.


Al ingresar en la Unión Europea en 2004, para evitar que ocurriese lo mismo que con Reino Unido o Dinamarca, que rechazaron adoptar la moneda común, los 10 países (entre ellos Hungría) tuvieron que firmar una cláusula que les obligaba, tarde o temprano, a ser miembros de la eurozona. De ellos, Eslovenia fue el primero en 2007, seguido de Chipre y Malta en 2008, la vecina Eslovaquia en 2009, Estonia en 2011 y Letonia en 2014. Lituania lo hará en 2015.

Por ello Hungría forma parte junto con Polonia, República Checa, Suecia, Rumanía, Bulgaria y Croacia de los países que en un futuro tiene que adoptar el euro, aunque al no haberse concretado ninguna fecha es bastante ambiguo el asunto.

En primer lugar hay varios criterios de convergencia que cumplir, los más famosos son la inflación, el déficit y la deuda pública. La inflación, que hasta ahora rondaba el 5% anual, es el primer objetivo fallido, si bien este año parece que la escalada de precios se ha moderado y podría cumplirse. La deuda, que ronda el 80% es el gran problema, ya que debería bajar al 60%, y para ello se necesitarán unos cuantos años, aunque sabedor de ello, la UE sería flexible con esto. Por último, el déficit es lo único que el gobierno parece tener bajo control gracias a su política de fuertes impuestos y contención del gasto.

El gobierno conservador, en el poder desde 2010, siempre se ha mostrado reacio al euro, al contrario que los socialistas. Debido a la enorme pérdida de control económico que supone ceder un elevado número de competencias al banco central europeo (entre ellas el control de muchos impuestos), Fidesz siempre ha mostrado bastante desinterés por el tema (en realidad, aunque estuviesen interesados tampoco podrían ingresar al no cumplir los criterios de convergencia, pero así pueden zanjar el debate).

Además, últimamente han decidido que debilitar el forint es la tecla clave para reactivar la economía húngara. Es por ello que llevamos ya bastante tiempo con el forint por los suelos (se ha depreciado en torno a un 15% desde que llegué a Hungría hace más de cinco años). En teoría, una moneda barata haría más atractivas las exportaciones. Pero claro, ya han advertido muchos expertos que esto es cierto cuando el país exporta materias primas, pero Hungría exporta manufacturas, lo que significa que de hecho debe importar materias primas para elaborarlas, y al salir estas más caras el resultado final es que las exportaciones no bajan de precio. Además todo aquello importado (como muchos alimentos) es mucho más caro con la moneda a la baja, lo que supone una carga extra para el ciudadano. Pero bueno, ya veremos qué termina ocurriendo.

¿Y la gente de la calle qué piensa? En general hay bastante optimismo con el euro, que recuerda a la dulce inocencia que había también en España antes de que llegase la moneda única, y las encuestas son bastante favorables.

Una gran pregunta que siempre escucho es si en Hungría aceptan euros, y si es así, si merece la pena pagar con ellos o cambiar a forint. Mi respuesta es clara: poderse, se puede pagar con euros en muchos sitios, pero es totalmente desaconsejable.

En Budapest, la mayor parte de los comercios permiten el pago con euros (eso sí, siempre con un cambio mucho peor que el oficial, que puede variar entre un 5 y un 15%). Esto significa que si pagamos en euros todo nos supondrá entre un 5 y un 15% más caro. Para poner un ejemplo, este verano el forint se ha movido en torno a unos 310-315 por euro. En los lugares que aceptaban euros el cambio estaba a 260, 280 ó 300. Siempre bien anunciado, para no engañar a nadie.

Al retirar efectivo de cuentas en euros de los cajeros automáticos, muchas veces se nos ofrece un cambio (que es en torno a unos 10-12 forint más bajo que el oficial), así que lo aconsejable es rechazarlo y pedir que nos carguen forint y no euros en la cuenta. Nuestro banco siempre nos va a hacer un cambio mucho mejor. Pero ellos lo intentan por si cuela. Cada vez que voy a un cajero y me aparecen estos cambios tan malos no puedo evitar una sonrisa cuanto menos.

En las casas de cambio que hay por las calles de Budapest suelen cargar una pequeña comisión, además de vender el forint algo más caro que el cambio oficial (pero se tienen que ganar la vida, claro).

En resumidas cuentas: si pagáis con euros, os saldrá todo más caro. Y entre sacar dinero de los cajeros o cambiarlo en las ventanillas, pues que cada uno compare la comisión que le cargará su banco y haga cuentas para ver qué le sale mejor. No diré nombres, pero algún banco español no cobra comisión alguna en ningún cajero del mundo.

Por otra parte, hay muchas aplicaciones para smartphone que nos dicen la cotización de las divisas a cada momento. Utilizarla cuando viajamos nos tendrá permanentemente informados de cual es el cambio oficial en cada momento, y así podremos comparar. Por último, siempre en el centro de las ciudades ofrecen el peor cambio. Cuanto más nos alejemos de allí, mejor cambio nos harán (hombre, tampoco hace falta irse a las afueras, solamente no cambiar en la calle principal).

Cada uno elige entre comodidad y dinero extra, pero mi recomendación es que incluso aunque vayáis con el bolsillo lleno, pensad que al final del viaje habréis ahorrado una cantidad suficiente como para darse una buena cena o incluso otro pequeño viaje o escapada, simplemente por seguir estos consejos.

Podéis leer otra entrada sobre el forint, más general, en este mismo blog haciendo click aquí.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Cat café

Si el otro día hablaba de Alexandra Bookcafe, que mezcla libros y café, hoy daremos un paso más allá y hablaremos de mezclar gatos y café... ¿Es posible? Sí, lo es, en Cat Café.

Cualquiera diría al entrar que está en una cafetería normal y corriente, con sus mesas, sus sillas, su decoración... Espera, ¿qué es eso que se mueve allí? ¡Es un cica!




Entre 10 y 12 gatos se pasean libremente por este establecimiento de dos plantas, con mesas y sillas hechas con palets (además de mesas normales también), aunque no penséis que van a venir moviendo el rabito a que les acariciemos, pues al fin y al cabo son gatos. Tendremos que acercarnos a ellos y esperar que se dejen. Muchos están en sus pequeñas "madrigueras" en forma de baldas en la pared, o tumbados en cualquier sitio. Y la mayoría, practicando su tarea favorita: dormir. Algunas fotos son mías de cuando estuve, otras las tomo prestadas del propio facebook de la cafetería.






Para los amantes de estos animales (entre los cuales por supuesto yo me incluyo, pues siempre he vivido con gatos) es un sitio de obligada visita, sobre todo si uno tiene morriña y su casero no le deja tener gatos en casa...

Buceando un poco en la historia de estos locales descubrí que por lo visto es una moda surgida en Japón a raíz de varias ordenanzas que prohibieron tener mascotas en casa. También hay más cafeterías gatunas en otras ciudades de Europa, no es exclusivo de Budapest, como en París, Madrid, Viena...

Dentro de la cafetería hay unas pequeñas normas, obviamente, pues no es un sitio cualquiera: está prohibido dar de comer a los gatos, sobre todo nada de darles los pasteles que tienen allí (aunque sí venden una especie de snack que se les puede dar, y de hecho es la única razón por la que se enamorarán de nosotros jeje...), así como molestarles, dejar la puerta de la calle abierta (podrían escaparse) y esas cosas. No hay una barra como tal para pedir por razones de higiene: los alimentos están dentro de una habitación-cubo a la cual los gatos no pueden entrar, aunque tiene un pequeño cristal para ver los pasteles que hay. Una amable camarera vendrá a la mesa y tomará nota.





Los gatos están totalmente vacunados y son revisados regularmente por veterinarios. Y por descontado, son uno de los animales más limpios, todo el día aseándose con su pequeña y áspera lengua. La limpieza del local es igual de escrupulosa. Así que tranquilos.

Para los alérgicos a los gatos... mejor no entrar, y por prudencia tampoco se lo recomendaría a las embarazadas, aunque supongo que los gatos se alimentan exclusivamente de pienso, lo preguntaré la próxima vez que vaya.

Por lo demás, la cafetería es un pelín cara para ser Budapest, pero tampoco mucho más que las otras. Hombre, estar rodeado de estos pequeños bichejos tiene su precio.

Una recomendación personal... si vais, pedir el café cat-puccino... tiene la "huella" de la casa :)




Para los interesados, aquí su web y su dirección: Révay utca 3 (muy céntrico).


miércoles, 10 de septiembre de 2014

Alexandra Bookcafe

Alexandra es una cadena de librerías húngara presente en casi todas las ciudades del país. En Budapest tiene muchas tiendas, pero la más especial es de la que voy a hablar hoy en el blog.

En el número 39 de la avenida Andrássy (acera de la derecha si vamos en dirección a Hősök tere), un poco antes de llegar a Oktogon, nos encontramos con un curioso edificio llamado Parisi Udvár. Entramos directamente a la librería Alexandra. Si tomamos las escaleras mecánicas, podemos subir al primer piso. Justo a la izquierda hay una sección de libros en otros idiomas (sobre todo en inglés, aunque hay algunos en castellano también). Y si arriba seguimos recto, entramos en un espectacular hall (llamado Lotz terem), de techos altos pintados y decorados, que es una cafetería.

Muchos turistas tan solo se quedan a la entrada para disparar unas fotos, aunque merece la pena sentarse en una de las mesas y tomar un café, un té o una cerveza y degustar una tarta en un sitio tan espectacular. Por las tardes además hay un señor tocando el piano en directo, amenizando el ambiente, y uno tiene la sensación de haber viajado en el tiempo a la época del imperio austrohúngaro. Los precios no son tan caros como cabría esperar de un sitio así. Dos cafés y dos pasteles salieron por menos de 9 €.

Cafés y libros, Bookcafe. Las fotografías hablan por sí solas. Las he tomado prestadas de su propia página web.




domingo, 7 de septiembre de 2014

Erzsébet tér y Sziget eye

Centro de una capital europea. Una inmensa noria blanca gira lentamente ofreciendo desde sus cabinas espectaculares vistas de la ciudad... no, no es Londres... ¡Es Budapest!




A semejanza de la capital británica, Budapest también tiene una noria blanca en el centro, en este caso en Erzsébet tér. Eso sí, es la mitad de pequeña que su hermana (65 metros de altura, por 130 del London Eye), pero es la noria móvil más alta de Europa (la otra es fija). Aunque su nombre comercial es Sziget Eye (para promocionar el festival, y de hecho al ser móvil ha estado allí también), popularmente se la conoce como Budapest Eye. Comenzó a rodar en 2013. Los tickets valen 8 € y te dan tres vueltas durante unos 10 minutos aproximadamente. La experiencia está bastante bien, aunque tampoco es imprescindible. El viaje en barco sí que lo es. O mejor aún, ambos. Yo fui en Agosto y no había mucha cola, lo cual es una ventaja. Desde las alturas hay buenas vistas de la avenida Andrássy, Károly körút, la catedral de San Esteban o el palacio de Buda, además de la propia plaza. Aquí os dejo unas fotos de la "aventura":


Avenida Andrássy.

Avenida Károly.

Palacio de Buda, al fondo.

Plaza Erzsébet.

Tejados de Budapest.


Por otra parte, la plaza en la que está situado el Sziget eye, Erzsébet tér, es uno de mis lugares favoritos de Budapest. En el lado de Bajcsy-Zsilinszky (pronunciado algo así como "baichi-shilinski"), hay un pequeño estanque rectangular con forma de piscina en el que en los meses de verano la gente se sienta en el borde para mojar sus pies. En el césped de alrededor se sienta mucha gente joven para charlar, tomar el sol, descansar o tomar algo, sobre todo por las tardes y las noches. El ambiente es espectacular, entre peatones, ciclistas, skaters, turistas y todo tipo de gente. Al estar al lado de Deák Ferenc tér (donde coinciden las líneas de metro 1, 2 y 3) es un gran punto de reunión de la capital.




Erzsébet tér con el Sziget eye al fondo.


Al lado hay una terraza enorme, que pertenece a un bar llamado akvárium, ideal para tomar algo cuando la temperatura es agradable. En Deák tér además hay Cserpes tejivó, McDonald's, Starbucks y varios puestos de comida rápida.


jueves, 4 de septiembre de 2014

Rincones de Budapest (IV) : Gül Baba

Hace tiempo descubrí en un excelente blog sobre Budapest una interesante calle de la capital húngara: Gül Baba utca, y me gustó tanto que me fui a comprobar in situ todo lo que había leído. Aunque si se busca en Internet hay bastante información sobre ella, aún sigue siendo un lugar bastante desconocido para los turistas, y tan solo se ve por allí algún fotógrafo ocasional que busca retratar uno de los múltiples bellos rincones que esconde Budapest.

Cruzando el puente Margarita hacia Buda, nos desviamos hacia el norte y de repente, salimos de la bulliciosa avenida del Margit Körút para comenzar a ascender una tranquila calle empedrada con una fuerte pendiente que culebrea por la ladera de uno de los montes de Buda. Desde arriba hay unas impresionantes vistas de la capital, y uno tiene la sensación de que la contempla desde un calmado pueblecito húngaro. Y todo ello sin salir de la propia ciudad.



Calle Gül Baba.


Cerca de allí está la tumba de Gül Baba, un monje árabe que llegó con el Imperio Otomano a la capital, en la que descansa eternamente. Cuando llegué estaba cerrada, pues era ya algo tarde, pero se puede caminar hasta una balconada desde la cual se disfrutan de más bonitas vistas de Budapest, sobre todo de la zona al norte del puente Margarita.


Estatua de Gül Baba.
Vistas de Budapest desde el mirador.


Después uno puede bajar de nuevo a la ciudad a tomar un café o simplemente a sentarse en el muro del Danubio frente al parlamento a hacer un descanso.

Un lugar muy especial que puede visitarse brevemente y que merece mucho la pena.

lunes, 1 de septiembre de 2014

Fröccs

El fröccs es un refresco muy popular en Hungría que consiste en vino y agua con gas. Podría decirse que es el tinto de verano húngaro. Seguramente sus orígenes tengan mucho que ver con el spritzer, que es el mismo invento pero en la vecina Austria. Es refrescante y ayuda a mitigar el calor del verano húngaro (el de este año no ha sido especialmente caluroso), con un bajo contenido en alcohol (que es poco, pero tiene).




Sin embargo esto no es algo tan sencillo como parece: hay muchas variedades de fröcss, dependiendo del tamaño y las proporciones de vino y agua carbónica, y obviamente, estando en Hungría, los nombres que recibe cada tipo de fröccs pueden parecer un galimatías para aquellos extranjeros que no nadan como pez en el agua por el diccionario magiar.

La primera vez que fui a pedir un fröcss me sentí perdido entre tanto nombre raro, así que para evitar que los lectores tengan la misma sensación he decidido elaborar un manual básico de supervivencia fröccs:

Kisfröccs (pequeño fröccs) es el más sencillo de todos: consta de 1 decilitro de vino y 1 de agua.

Nagyfröcss (gran fröccs) tiene 2 decilitros de vino y 1 de agua.

Hosszúlépés (zancada) tiene 1 decilitro de vino y 2 de agua (sería el inverso del nagyfröccs).

Házmester (mayordomo) tiene 3 decilitros de vino y 2 de agua.

Viceházmester (vicemayordomo) tiene 2 decilitros de vino y 3 de agua (el inverso del mayordomo).

Sportfröccs (fröccs depotivo) tiene 1 decilitro de vino y 4 de agua (por lo que es el más "light").

Háziúr (señor de la casa, casero) tiene 4 decilitros de vino y 1 de agua (al revés que el sportfröccs).

Estos son solo algunos (lo más sencillos), pero hay otros muchos según van aumentando las proporciones de vino y agua. Por ejemplo, el Avasi (nombre de un famoso barrio de Miskolc) tiene 7 partes de vino y 3 de agua, o el lampás, que contiene 15 y 5 respectivamente. Para los más valientes, el Krúdy-fröcss tiene 9 decilitros de vino y solo 1 de agua.

Un detalle más: el vino puede ser tinto (vörös), blanco (fehér) o rosado (rosé) en cualquiera de los tipos de fröcss. Una ayuda más visual es esta tabla que he encontrado en Internet y que puede servir como "chuleta" para pedir un fröccs (yo la llevo descargada en el teléfono móvil).




Na, egészségedre!
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