miércoles, 29 de octubre de 2014

Protestas contra el impuesto a internet

Desde que la semana pasada se anunciase el impuesto extra al consumo de internet, parte de la sociedad húngara se ha lanzado a las calles para protestar contra ello y contra Fidesz y el primer ministro Viktor Orbán. Y es que parece ser que esto ha sido la gota que ha colmado el vaso. El descontento social es cada vez más grande, y no se veían manifestaciones tan multitudinarias desde hace años.

Pese a haber arrasado en las últimas tres elecciones (europeas, parlamentarias y locales), el número total de votos a Fidesz ha disminuido progresivamente con el tiempo (debido a la creciente abstención). Budapest tiene varios distritos en manos de los socialistas, y, en otros en los que ganó Fidesz, el margen fue más estrecho en comparación a la Hungría rural, donde los conservadores han arrasado. Pero en la capital, más cosmopolita, cultural y universitaria, Fidesz cada vez tiene menos credibilidad. Y mucha gente ya se ha cansado.

Hace pocos días Estados Unidos vetó la entrada a varias personalidades húngaras importantes acusadas de corrupción, aunque no publicó sus nombres. Sin duda una medida para castigar al gobierno húngaro ante su deriva autoritaria y, especialmente, su alejamiento de la UE y los EEUU y su acercamiento a la Rusia de Putin (y ya no solo mediante acuerdos económicos, como el gasoducto South stream o la central nuclear de Paks, sino ideológicamente, cuando Orbán en sus últimos discursos puso como ejemplo los estados democráticos iliberales de Rusia o Turquía). Esto ha provocado que muchos húngaros empiecen a ver a su gobierno como el hazmerreir de Europa.

La puntilla ha sido este impuesto a internet de 150 forint (0,48 €) por gigabyte de tráfico generado (hay que recordar que internet ya se grava con el 27% de IVA), con topes de 700 y 5000 forint para particulares y empresas respectivamente. El domingo hubo una gran manifestación en Budapest contra el impuesto a internet, y decenas de miles de húngaros salieron a la calle para protestar, con los smartphones encendidos en alto, en una curiosa imagen que refleja la protesta a la perfección. Por otra parte algunos (según me han contado, ultras del Ferencváros, un equipo de fútbol de la capital, que venían de una manifestación cercana protestando contra el nuevo sistema de acceso a su estadio), se unieron a la protesta y lanzaron ordenadores viejos, teclados y monitores contra las ventanas de la sede de Fidesz. Pero salvo estos incidentes aislados, las manifestaciones han sido pacíficas.

La plataforma convocante de la protesta, a través de Facebook, se ideó para conseguir 100.000 seguidores. A día de hoy ya tienen casi 250.000. El domingo avisaron que si en 48 horas el gobierno no se echaba para atrás respecto al impuesto, volverían a manifestarse. Y así fue, ayer martes, de nuevo, teléfono en mano, una gran marea de manifestantes recorrió las principales arterias aquincenses, así como de las principales ciudades del país.




Imágenes de index.hu

domingo, 26 de octubre de 2014

Tarifazo a Internet

Esta semana el gobierno húngaro ha presentado su nuevo y polémico impuesto a Internet, que entrará en vigor a partir del próximo mes de Enero. La medida no ha llegado por sorpresa: hace 2 años Fidesz ya gravó los sms con 1 forint por cada mensaje enviado y las llamadas con otro forint por cada minuto de conversación. Además quiso aplicar más impuestos a las conexiones de Internet, aunque al final esto último no prosperó. Ahora ya puede decirse que han cerrado el círculo.

Apenas unos días después de arrasar en las elecciones locales de Hungría, el gobierno encabezado por Viktor Orbán ha decidido aplicar un impuesto de 150 forint (0,48 €) por cada gigabyte de tráfico generado en Internet, hasta un máximo de 700 forint mensuales (2,30 €) para los clientes particulares y 5.000 (15 €) para las empresas. Obviamente los ciudadanos esperan que finalmente este importe sea trasladado a las facturas por las teleoperadoras. Este tipo de impuesto es algo insólito a nivel mundial, y ha llegado a los medios de casi todo el mundo. En muchos países ya se están temiendo que cunda el ejemplo en sus respectivos gobiernos.

En principio, el objetivo de la medida es meramente recaudatorio (no olvidemos que Hungría es uno de los países de Europa con más impuestos, sobre todo desde la llegada de Fidesz al poder en 2010), aunque dado el talante autoritario del gobierno húngaro algunos lo han interpretado como una vuelta de tuerca más a la libertad de información, pues especialmente el sector de las telecomunicaciones ha sido siempre uno de los más golpeados: además de los mencionados a los sms y las llamadas, hace poco impuso un nuevo impuesto a los medios de comunicación de hasta un 40% de sus beneficios, que afectó sobre todo a los medios privados, en especial al grupo RTL, uno de los más críticos con el gobierno. No obstante, nadie se libró de esta tasa, incluyendo los canales públicos. Por último, mencionar que el tráfico de datos de portales informativos, foros y demás es bastante reducido, (comparado con, por ejemplo, descargarse una película), por lo que no tiene sentido que si se busca limitar el acceso informativo se castigue el consumo total de Internet. Todo pinta, insisto, a una medida recaudatoria.

También se comenzará a gravar la producción de pálinka casero (una práctica generalizada en la Hungría rural), aunque en este caso la orden viene de la Unión Europea, ya que Hungría era el único país de la UE que no cobraba impuestos por destilar aguardiente para consumo propio.

Más y más impuestos, por si el 27% de IVA no era suficiente (este tipo se aplica a muchos alimentos y la hostelería, en realidad a casi todo), o el famoso IFA (un impuesto turístico que encarece en 300 y 600 forint por persona y noche el alojamiento en hoteles y pensiones de todo el país) entre muchos otros, ahora le toca el turno a Internet. ¿Qué será lo siguiente?

miércoles, 22 de octubre de 2014

El tranvía 2 de Budapest

La línea 2 del tranvía de Budapest (2-es villamos en húngaro) es la más bella de toda la ciudad, y de hecho fue incluida en 2012 en la lista de las 10 líneas de tranvía más bonitas del mundo de la revista National Geographic (quedando séptima y siendo la primera ciudad europea).

Su trazado recorre muchos de los puntos más atractivos y hermosos de la capital, además de ir durante la mayor parte de su recorrido en paralelo al Danubio. Los propios tranvías, con su diseño antiguo y nostálgico, fabricados por la casa Ganz de la propia Budapest son ya una atracción en sí para el viajero occidental.




Partiendo de Jászai Mari tér, al lado del puente Margarita, se dirige hacia el sur de Pest, rodeando primero el parlamento húngaro para después seguir su curso en paralelo al Danubio y mostrarnos muchos de los encantos de la capital imperial: el bastión de los pescadores, la iglesia de Matías, el puente de las cadenas, el Castillo de Buda, el puente Erzsebet o la colina de Géllert con su famoso balneario, para después dirigirse hasta Közvágóhíd, al sur de la ciudad, en una última parte ya con algo menos de encanto.

El tramo entre Jászai Mari Híd y Fővam tér es el más espectacular, y es muy frecuentada por turistas en verano, aunque también es muy utilizada por los húngaros durante todo el año, de modo que se forma una pintoresca mezcla de pasajeros.




Para viajar en el tranvía hay que llevar un título de transporte válido para la red de Budapest. La opción más sencilla es comprar un ticket sencillo de un viaje en las máquinas situadas en las paradas de metro y las principales del tranvía (en Jászai Mari tér hay una máquina justo en la parada del tranvía 4 y 6 en medio de Szent István Körút). Una vez hemos subido hay que perforarlo o imprimirlo (depende de la maquinita que haya) para validarlo. Esto es muy importante. Si tenemos pase de un día u otro tipo de billete no hace falta validarlo. Algunas veces suben revisores de paisano para comprobar que todo el mundo lleve billete o abono, multando a quien no lo haga. El precio del billete es de poco más de 1 € y sirve para un solo viaje.

Mi recomendación es realizar el tramo anteriormente mencionado dos veces: primero de día, y después al anochecer, justo cuando encienden las luces de la ciudad, sus puentes y monumentos, y aún queda algo de luz natural antes de que anochezca del todo, en esos minutos que para mí son los más bellos del día. Buscar un asiento en el lado del tranvía que queda mirando hacia el río, si cuando llegáis ya no hay libres, vale la pena esperar unos minutos al siguiente y subir de los primeros. El mismo tranvía que llega lleno de pasajeros y se vacía es el que parte en unos minutos en el sentido contrario. La parada de Jászai Mari tér es la primera de la línea 2, y está al sur de la avenida, a unos pasos de la parada de los tranvías 4 y 6.


sábado, 18 de octubre de 2014

¿Vivían mejor los húngaros con el socialismo?

Según una encuesta elaborada por Pew Research, un 72% de los húngaros afirma que vivía mejor en tiempos de la República Popular de Hungría, cuando estaba vigente el sistema socialista. Tan solo un 8% opina que la situación económica es ahora mejor, y un 16% dice no haber apenas variado.


Pregunta: ¿diría usted que la situación económica actual es mejor (azul claro), peor (azul oscuro) o parecida (naranja) a la que había durante el comunismo?


La encuesta se elaboró en 2009, en el vigésimo aniversario de la caída del muro de Berlín, que coincidió con el inicio de la crisis de deuda soberana, y muestra un gran desencanto de la población de Europa del este con la democracia y el capitalismo, que en 1991 tenía un gran apoyo en la región y que ahora ha perdido buena parte de él.

El caso de Hungría es el más llamativo, ya que es el país donde se registra la mayor variación. Algo que no sorprende tanto si tenemos en cuanta que gracias a su "comunismo de goulash", Hungría tenía bastantes libertades en comparación con otros países del bloque comunista, existiendo mayor libertad de expresión e incluso la propiedad privada (como los pequeños negocios), lo que se traducía como una mezcla de economía planificada y de mercado. Esto permitió un nivel de vida por aquel entonces algo superior al de sus vecinos del bloque oriental, mientras que ahora está al mismo nivel o incluso por debajo de ellos. Por último, y muy importante, es que esta encuesta se realizó en plena debacle del gobierno húngaro encabezado por Gyurcsány, que falseó las cuentas del país y arrastró a Hungría a una grave crisis (a la que se sumó a la crisis global), por lo que sus ciudadanos se encontraban en un momento más sensible que los de otros estados que participaron en el estudio.

En otros países como Ucrania o Bulgaria, la cifra de encuestados que afirma vivir peor ahora es del 62% frente al 12% y 13% que cree vivir mejor, y en Lituania y Eslovaquia es de un 48% frente a un 23% y 29% que opina lo contrario. El resto piensa que el nivel de vida es similar. Tan solo en Polonia y República Checa la respuesta mayoritaria fue que vivían peor con el socialismo.

Las cifras son muy similares cuando se les pregunta si están satisfechos con el sistema democrático actual, sin embargo los encuestados confían mayoritariamente en los principales valores democráticos: especialmente los húngaros son los que más los valoran y sin embargo son los que menos satisfechos están con la democracia que tienen.



Apoyo a los principales valores democráticos. En orden descendente: libertad de expresión, elecciones libres, sistema judicial transparente, ejército bajo control civil, libertad de prensa y libertad religiosa.


Hay que tener en cuenta que el socialismo comienza a ser ya cosa de un pasado relativamente lejano en Hungría: teniendo en cuenta que dicho sistema desapareció en 1989 y que estamos en el año 2014, suponiendo que una persona tuviese 18 años en 1989 (que aunque no es una edad muy lúcida, al menos se tiene una idea del sistema político y económico en el que uno vive), habría que tener al menos 43 años para poder comparar socialismo y capitalismo con un juicio razonable.

Cuando se pregunta sobre la transición a la economía de mercado, se ve una gran euforia inicial en 1991 y un desencanto bastante acusado 18 años más tarde (de nuevo Hungría tiene la mayor variación):




Claro que, en general, hay una brecha generacional muy fuerte. Los actuales jubilados y pensionistas recuerdan los tiempos del socialismo, con pleno empleo, sin pobreza en las calles y con una sociedad mas igualitaria y solidaria, y tienden a valorar poco la actual facilidad de movimiento y de viajar por Europa, los estudios en el extranjero (como las becas Erasmus), o la posibilidad de desarrollar una carrera profesional, cosa que los jóvenes sí valoran mucho. Los trabajadores de mayor edad tampoco están muy agradados ya que han visto como su calidad de vida ha disminuido y como ahora deben trabajar muchos más años para jubilarse que sus padres durante el socialismo. Por otra parte, la mayoría de los jóvenes no ha vivido el sistema socialista, y la mayoría de jubilados, con una vida alejada del mercado laboral, tampoco tiene mucha experiencia en el sistema capitalista. El resultado de todo esto es que según aumenta la edad de los encuestados, disminuye el apoyo a un sistema multipartidista, así como a la economía de mercado.




Hungría también es el país de la encuesta con menor apoyo a la Unión Europea:  un 20% piensa que es bueno ser miembro, un 28% que es algo malo y un 43% se muestra indiferente. Unos niveles a los que tan solo se acerca el Reino Unido.


Opinión sobre la UE. Columnas de izquierda a derecha: algo bueno, algo malo, ninguno de los dos, los dos, no responde.


Resumiendo, al analizar estos datos se llegan a varias conclusiones:

1) Los ciudadanos de los antiguos países socialistas de Europa mostraban una gran euforia al comienzo de sus transiciones de mercado por ingresar en el bloque capitalista y la Unión Europea.

2) Los ciudadanos siguen pensando mayoritariamente que los valores y principios democráticos son algo muy positivo.

3) Pero no creen que mediante la transición política y económica que vivieron se hayan logrado dichos valores y estatus económico que impulsaban la euforia inicial, lo que ha generado un gran pesimismo entre la población.

Es importante tener en cuenta que mientras que muchos de los bienes y servicios en estos países tienen unos precios similares o incluso más elevados que en Europa occidental, los salarios, las pensiones y las ayudas sociales con muy inferiores. Sobre esto último escribí al poco de comenzar este blog. Las industrias y empresas nacionales tuvieron que bajar la persiana al no adaptarse al mercado occidental (perdieron sus clientes orientales, no eran rentables, no cumplían la normativa europea, etc), y el vacío fue ocupado por la llegada de las multinacionales (en su mayoría americanas y de la UE), que ofrecen sus productos al mismo precio mientras que sus salarios son mucho menores en comparación con sus países de origen, y los "nuevos ricos", aquellos ciudadanos que crearon y fundaron nuevas empresas nacionales. El resultado de todo esto ha sido la creación de una clase alta que vive a todo tren, una pequeña clase media con una vida normal (ambas asentadas mayoritariamente en la capital), y una amplia clase baja que vive como puede (sobre todo en la zona rural y pequeñas ciudades). Esto explica en gran parte los resultados de la encuesta. El problema nacional con las hipotecas en francos suizos es otra gran preocupación, así como el empobrecimiento de la mayor parte de la población.

También han llegado buenas cosas con los nuevos tiempos: poder viajar sin visados ni pasaportes (antes apenas se podía salir), estudiar gratis por Europa, la posibilidad de tener un empleo con un salario elevado, permitirse ciertos lujos y caprichos que antes eran imposibles o renovar ciudades y construir nuevas infraestructuras gracias a los fondos de cohesión.

En cualquier caso los resultados de esta encuesta invitan a una buena reflexión, y si bien pueden sorprender a más de uno, a los que llevamos ya una temporada por estos lares no nos ha pillado por sorpresa.

miércoles, 15 de octubre de 2014

Mercado Central de Budapest

Conocido en húngaro simplemento como Nagycsarnok (gran pabellón), o mercado central en castellano (derivado seguramente del inglés central market), este edificio es el principal mercado de Budapest, que con el paso de los años se ha convertido en una atracción turística más, en parte por su proximidad a Váci utca (probablemente la calle más famosa de la capital).





Cuando viajo a las grandes ciudades siempre me gusta dejarme caer por algún mercado, para ver qué se come por allí y los quehaceres diarios de los lugareños. En el caso de Budapest, además, se encuentra en un espectacular edificio construido, como no, a finales del siglo XIX, en la época más floreciente de su historia (Imperio austrohúngaro) en el boom arquitectónico que tuvo la capital con motivo de la celebración del milenio de la llegada de los húngaros a Europa (otros ejemplos son el parlamento, la avenida Andrássy, la línea 1 del metro o el parque Városliget, entre otros).


Entrada principal del mercado.

Parte trasera.


Dentro del pabellón podemos ver gran cantidad de puestos con los famosos chorizos y salamis húngaros, la panceta en todas sus variedades, el paprika o pimentón, los encurtidos, el famoso vino húngaro de Tokaj o Eger y demás productos típicos del país, debido a la gran cantidad de turistas que lo frecuentan y compran estos artículos para llevar en sus maletas (la barra enorme de salami Pick no puede faltar de vuelta a casa). No obstante, muchos húngaros también vienen aquí a hacer sus compras, por lo que no faltan las fruterías, verduras, carnicerías y pescaderías, con impresionantes mostradores que hacen que a uno se le abra el apetito al momento. No nos engañemos, la comida no entra por el estómago, sino por los ojos.


Salami de Pick, todo un clásico.

Charcutería húngara (apenas se ven los dependientes entre los chorizos).

"Kits" de paprika, perfectos para regalo.

Y no pueden faltar los paprikas al natural.


También están los típicos puestos de Langos (una masa frita en aceite y cubierta con una salsa de ajo, queso rallado y crema agria, muy hungarikum, si no deja el papel transparente no es un auténtico Langos), y puestos de ropa y menaje en el piso superior (que últimamente están siendo colonizados por dependientes chinos).

Es muy importante mencionar que el mercado cierra los domingos, y los sábados (el día más bullicioso) lo hace a las 3 de la tarde. Entre semana permanece abierto hasta las 5-6 de la tarde. Para los más madrugadores (sobre todo húngaros), abre a las 6 de la mañana. Se encuentra en Fővam tér, al lado de puente Szabadság y el comienzo de la calle Váci. No debería faltar en un vuestro viaje a Budapest.


Frutería.

Graciosos encurtidos con caras sonrientes.


Miel en los típicos envases con forma de oso.

sábado, 11 de octubre de 2014

Dulce Budapest (III) : Sugar! shop

Si hablamos de azúcar en Budapest tenemos que mencionar Sugar!, un nuevo concepto de cukrászda (pastelería) del siglo XXI. Bueno, lo de nuevo es relativo, porque el local ya lleva unos cuantos años abierto. ¿Cómo describirlo? Difícil. Mejor verlo in situ.




La tienda se divide en dos partes: por un lado un mundo de caramelos, gominolas, golosinas y chucherías a granel de todos tipos y colores. Lo primero que llama la atención son las enormes piruletas multicolores... y sí, son de verdad y se comen. Eso sí, el sabor no es nada especial y todos los colores son del mismo sabor... azúcar. Pero como decoración desde luego son preciosas. El resto de golosinas están bastante bien, aunque al ser a granel es un poquito más caro para los que hemos estado acostumbrados a comprarlas una a una en la tienda de la esquina.

Algunas fotos son mías y otras de la propia web de la tienda. Bienvenidos al mundo multicolor del caramelo:









Por otro lado, la tienda también es una pastelería de diseño, donde hacen pasteles con todo tipo de formas y tamaños, desde uno con forma de caja de palomitas, otro como una lata de coca cola, o como un vaso de café... ¡todo comestible! Y unos muffin (o magdalenas en castellano) también espectaculares. Es importante decir que los pasteles, pese a tener mucho diseño mantienen una calidad y sabor excelentes. Los precios, sin ser baratos, son asequibles para el tipo de sitio que es.







Por último, en el piso de arriba hay mesas y sillas (que siguen un estilo muy acorde a la tienda) además de unos curiosos baños (en la misma línea).





Es una visita obligada si vamos a Budapest y queremos ver algo original una vez ya hemos probado nuestras típicas Eszterházy y Dobós torta en las pastelerías húngaras tradicionales. Incluso los más mayores volverán por un rato a su infancia en este lugar. Y más si tenemos en cuenta que en Budapest (y en Hungría en general) no es fácil encontrar los puestos de chucherías tan típicos de nuestra infancia.

Su dirección es: Paulay Ede utca 48, cerquita de Andrassy.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Dulce Budapest (II) : The donut library

Hoy quería escribir una líneas sobre otro sitio especial de Budapest. Si en la anterior entrada escribí de tartas, hoy toca hacerlo de donuts. Y si hablamos de donuts y Budapest, nos estamos refiriendo a The Donut Library.

El establecimiento es relativamente pequeño, aunque no tanto como cake shop, por lo que puede que vayamos y esté lleno (o vacío, estas cosas son caprichosas). Tiene varias mesas con sillas, algunas butacas y pequeños escritorios con lámparas junto a la pared. Y es que es un sitio que fusiona donuts y libros. Vayamos por partes.

Los donuts los tenemos justo enfrente de la caja donde se piden y pagan. Los hay de todo tipo: normales, rellenos, con agujero, sin agujero, con mermelada, chocolate, glasé, toppings... Una cosa importante: por la mañana los ponen a la venta recién hechos y según transcurre el día se van agotando. Es decir, cuanto más tarde vayamos, menos sabores quedarán. También hay cafés, batidos y demás bebidas para acompañarlos. El precio es de algo menos de 1 € cada donut, creo recordar que eran 280-290 forint, lo que no está mal. Se pueden pedir para llevar en unas cajas al estilo de Krispy Kreme (la tienda me recuerda mucho a una especie de fusión entre Krispy Kreme y Starbucks, pero con la calidez de una tienda de barrio y no una clónica multinacional).





También hay algunas baldas con libros (obviamente en húngaro). Pueden leerse libremente (por ello la existencia de estas mesitas de biblioteca con flexo) mientras uno se zampa las rosquillas, o se acomoda en una butaca si hay suficiente luz.

Si habéis probado los famosos Krispy Kreme Doughnuts (como mencioné antes) y los echáis de menos (algo normal fuera del mundo anglosajón), podéis recordarlos en esta tienda de la calle Pozsony, número 22 (en el barrio XIII, Újlipótváros).

Hace unos días se ha inaugurado una segunda tienda, esta vez en Buda, su dirección es: Karinty Frigyes út 18 (barrio XI).


domingo, 5 de octubre de 2014

Dulce Budapest (I) : Cake shop

Esta entrada inaugura una pequeña sección sobre algunos de los comercios de la capital húngara especializados en trabajar con ese ingrediente tan deseado y dulce: el azúcar.

En primer lugar quería hablar de una tienda bastante especial llamada Cake Shop, que se encuentra en la calle József Attila, (cerca de Erzsébet tér), y que como su propio nombre indica elaboran pasteles y tartas. La mayor curiosidad es que los preparan allí mismo, delante del escaparate y detrás del mostrador, y puedes ver siempre a al menos una chica haciendo las tartas de forma artesanal delante tuyo.




Cuando he estado no había una gran variedad de tartas, pero da igual: todas están buenísimas. Así que no importa qué pidáis. En mi caso me decanté por una con mucho chocolate (es mi debilidad), y una tarta de queso y caramelo. También tienen cafés, tés y batidos. Y los macarons aunque no los probé tenían muy buena pinta.






Sobre todo realizan tartas por encargo (cumpleaños, bodas...) y el establecimiento es muy pequeño: tiene tres mesas pequeñitas y una barra. Así que si pasáis por allí y está lleno, volver al rato y probablemente haya sitio. Esto junto con el precio (caro en comparación con las típicas cukrászdas, entre 800 y 900 forint el trozo de tarta) son sus mayores inconvenientes. Sin embargo es un lugar perfecto y encantador para ir de vez en cuando. Ojo con el horario, cierran a las 8 de la tarde (los domingos a las 6). La dirección es József Attila 12.


miércoles, 1 de octubre de 2014

Elecciones locales de Octubre

Se acercan los próximos comicios electorales (esta vez tocan elecciones municipales), y no hace falta sacar la bola mágica para adivinar qué ocurrirá: Fidesz (el partido conservador) es el gran favorito en la gran mayoría de pueblos y ciudades, mientras que MSZP (socialistas) y Jobbik (extrema derecha) se repartirán las sobras.

En las pasadas elecciones locales de 2010, Fidesz arrasó, coincidiendo con su gran victoria en las generales, y parece ser que este año ocurrirá lo mismo. La última vez tan solo se le escaparon 4 de los 23 distritos de Budapest, y Szeged (la tercera ciudad del país en número de habitantes). El resto del país es casi totalmente naranja (el color del partido), y se esperan pocos cambios. Es probable que en Szeged vuelva a ganar el MSZP (por la figura del alcalde socialista László Botka), y quizás también en Miskolc.


Principales poblaciones de Hungría. En naranja, aquellas en las que en 2010 ganó Fidesz, en rojo donde ganó el MSZP. Los distritos de Budapest votan por separado.


Pese a la deriva autoritaria del gobierno por sus polémicas leyes, los elevados impuestos y los recortes en prestaciones, Fidesz se mantiene como la principal opción entre los votantes húngaros. La falta de iniciativa de los socialistas, que siguen pagando los graves errores de su anterior gobierno, su ausencia de ideas y sus luchas internas, les hace incapaces de movilizar a la mayoría de sus votantes (los que les quedan, porque muchos incluso se han pasado a Fidesz), y el estancamiento de la extrema derecha (a pesar de haber moderado considerablemente su discurso, que no sus ideas), unido a la bajada de precios en servicios como el gas y electricidad a los hogares (medidas que han tenido un alto calado), y sobre todo el discurso político de Viktor Orbán y su fuerte liderazgo son las claves de sus éxitos electorales. A día de hoy no hay quien haga sombra al primer ministro.

Hace poco un amigo húngaro me comparaba a Hungría con Rusia, argumentando que la mayoría de la gente tiene una mentalidad muy conservadora, y piensa que un líder político fuerte y autoritario, con valores tradicionales, es el único capaz de sacar a Hungría de la grave crisis en la que se encuentra, tal y como ocurre en Rusia con Putin. Es por ello que el electorado le da carta blanca para hacer lo que quiera. Los que no piensan así son en su mayoría jóvenes, que o bien se despreocupan de la política o directamente se despreocupan de Hungría al haberse marchado a trabajar y vivir a otro país, por lo que su peso electoral es muy reducido. Orbán ha sabido sacarle partido al desencanto de la población con el anterior gobierno y la Unión Europea, que no han traído la prosperidad anhelada.

En cuanto a la abstención (la gran ganadora siempre), en las locales de 2010 votó tan solo la mitad de la población con derecho a hacerlo. En las últimas generales de este mismo año lo hizo un 60%, lo que nos da una idea de que no es que los húngaros se lancen masivamente a las urnas precisamente.

Lo que nadie sabe es qué ocurrirá en los próximos años. Fidesz y Orbán parecen estar tramando cambios importantes para el país, y esperan materializarlos tras estas elecciones, como se deduce del discurso de este verano en Tusnádfürdő (Transilvania), donde dijo que el modelo de democracia liberal había fracasado y son tiempos de grandes reformas para que el estado gane poder. Orbán parece partidario de seguir en la UE, pero sin hacer mucho caso de Bruselas, y girar hacia el este en busca de mercados como Rusia, Turquía, el Cáucaso o China para así no depender exclusivamente de nadie. No parece a favor de ceder más soberanía a la UE, argumentando que las competencias de cada país se discuten en casa (si es que se discuten). Parece dispuesto a una guerra con la banca y a nacionalizar totalmente el mercado energético y los servicios domésticos, con imprevisibles consecuencias. Si solo son palabras o serán futuros hechos, el tiempo lo dirá.
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