martes, 30 de enero de 2018

Viaje por Hungría: Bodegas y Balnearios (VI) : suroeste de Hungría

En la siguiente etapa del viaje, y última del mismo, nos tocó despedirnos del maravilloso lago Balaton y dirigirnos hacia el sur, concretamente al condado de Baranya, para disfrutar de las bodegas y los balnearios de esta región del país, junto a la frontera con Croacia. Dejamos atrás las extensas llanuras centrales para sumergirnos en un paisaje de suaves colinas onduladas, extensos bosques y pueblos en pendiente: nos encontrábamos a las puertas de los Balcanes.


Condado de Baranya, en rojo, al sur de Hungría.


Como decía, tras un par de horas conduciendo por carreteras secundarias, llegamos a la ciudad de Pécs, que con sus 145.000 habitantes es la capital del condado de Baranya. Apenas estuvimos unas horas en esta ciudad, en la que ya  me había dejado caer en varias ocasiones. Pero siempre es un placer caminar por las cuestas y calles de la parte vieja, situada en la ladera de una montaña, entre majestuosos edificios, la gran plaza central con su hermosa mezquita (hoy en día convertida en catedral), y la mezcla de estudiantes (Pécs atesora una importante universidad), lugareños y turistas (especialmente croatas y serbios) que conforman una peculiar atmósfera. En la zona baja de la ciudad, un tejido de grandes y ruidosas avenidas y decenas de bloques de hormigón de viviendas parecen un mundo aparte que no tiene ningún atractivo para el visitante foráneo.



Plaza central de Pécs (Széchenyi tér) en la fotografía superior. Interior de la mezquita situada en dicha plaza, en la imagen inferior.


Tras una visita a la mezquita, la cerveza de rigor y recorrer la parte vieja, nos alcanzó una gran  y repentina tormenta, tan típicas del verano húngaro, justo al visitar la catedral. Apenas tuvimos tiempo de refugiarnos en un café, hasta que cesó la lluvia, momento perfecto para comer en uno de los restaurantes de la calle Király. Tras esto, cogimos el coche que habíamos dejado en el aparcamiento de una gran superficie comercial (el cercano Árkád) y recorrimos los escasos kilómetros que separan Pécs del pueblo bodeguero de Villány, donde estaba nuestro alojamiento. Para leer una entrada más extensa de la ciudad de Pécs os dejo un link a una entrada antigua haciendo click aquí.

Villány fue una de mis primeras excursiones en Hungría, al poco de llegar a este país a finales de la pasada década. Poco o nada cambió en este tiempo: su calle principal, llena de bodegas a ambos lados, todas seguidas unas de otras, con su animado ambiente desde la tarde. En una de esas bodegas de la calle principal estaba nuestro alojamiento, situado en la parte trasera del edificio, a resguardo del bullicio.



Bodegas en la calle principal de Villány.


Antes del anochecer salimos a disfrutar de los vinos de esta región. Degustamos varias tablas de embutido y quesos, bien regados de caldos elaborados por los propios dueños que nos atendieron amablemente. Un gran grupo celebrando una cena, y varios grupitos llenábamos el pequeño local. Por la calle del pueblo, algunos húngaros cantaban canciones típicas regionales, de camino a sus alojamientos, tras haber probado más caldos de la cuenta. Volvimos a nuestro alojamiento bien entrada la noche, donde nos tomamos tranquilamente la última copa de vino antes de ir a la cama. Cualquier bodega de esta calle merece la pena, no recuerdo bien en cuáles estuve en mi primera visita (pues pasaron ya unos cuantos años), en esta ocasión visitamos las bodegas Szende y Kécskes, entre otras, pero como ya digo son todas parecidas y familiares, más allá de alguna un poco más lujosa que el resto.

Viñas y pueblo de Villány, en un agradable paseo por las afueras.


El último día del viaje lo disfrutamos en el balneario de Harkány. Del cual ya he escrito en varias entradas de este blog. Fue uno de los primeros balnearios que visité en Hungría y me sorprendió su enorme tamaño, teniendo en cuenta que estaba en provincias, alejado de la majestuosa e imperial Budapest. Harkány es una pequeña villa termal de unos 4.000 habitantes, que centra su economía en el turismo que genera su gran balneario, muy popular entre la gente de edad avanzada. Y es que, aunque la seguridad social húngara no se puede permitir los viajes del Imserso, el Estado húngaro ofrece importantes descuentos en balnearios para la 3º edad, así como tratamientos de salud gratuitos en los mismos. Y aunque no haya tantas parejas jóvenes como en las termas aquincenses, la gente más sabia es la que mejor elige. Y si viene aquí, por algo será. En la web del balneario podéis encontrar horarios, localización y tarifas, en inglés. En su interior hay dos enormes piscinas termales exteriores, una más templada y otra más caliente, conectadas al interior del edificio. A determinadas horas se realizan ejercicios con música tipo aquaerobic, la gente ya se lo sabe, así que no os asustéis cuando veáis que todo el mundo se coloca en formación en la parte delantera de la piscina, antes incluso de que salga el monitor.



Balneario de Harkány.


Por último, antes de subirnos al coche y viajar de vuelta a Budapest, recorrimos el mercado y la feria que se celebraba estos días en el pueblo, coincidiendo con nuestra visita, y poniendo con él punto y final a unos inolvidables días de vacaciones en Hungría. Un viaje más que recomendable para todos los lectores de este blog.

lunes, 22 de enero de 2018

Viaje por Hungría: Bodegas y Balnearios (V) : Lago Balaton

Tras los días en la fenética Budapest, la visita a las viñas y el castillo de Eger, y el balneario de Miskolctapolca, nos dirigimos desde el este de Hungría al oeste del país, a la región del lago Balaton, que es, sin duda, una de las más bellas. En concreto, su costa norte siempre me ha fascinado.

El lago Balaton es el más grande de Europa central, y de hecho se le apoda cariñosamente el "mar húngaro". Es el principal destino vacacional de los húngaros y de buena parte de austríacos y alemanes. Tiene 79 kilómetros de largo, 14 de ancho en su punto máximo, 12 metros de profundidad máxima y se extiende a lo largo de 594 kilómetros cuadrados. Debido a su forma alargada, se divide fundamentalmente en la costa norte y la costa sur. La septentrional se caracteriza por sus suaves montañas, zonas vinícolas, abadías y un turismo discreto y de descanso. La costa sur, totalmente llana, concentra la mayor oferta hotelera, discotecas, festivales y turismo de masas que buscan sol, playa y fiesta. La ciudad más poblada es Siófok, que suma unos 25.000 habitantes y es conocida de facto como la "capital" del Balaton.


Lago Balaton desde Balatonfüred.

Antes de llegar a Balatonfüred puede verse este curioso cementerio cuyas lápidas tienen forma de corazón. Se encuentra en el pueblo de Balatonudvari.


Nuestro destino era Balatonfüred, la principal población de la costa norte. Coincidió nuestra visita con el Festival del vino que se celebra todos los veranos en el paseo Tagore, junto al lago. Un lugar perfecto en el que degustar los caldos húngaros en las mesas de madera y bancos corridos, junto con la típica gastronomía magiar como embutidos, carnes, langós o el popular hekk, a la sombra de los enormes árboles que cubren este paseo y con las hermosas vistas del lago, los cisnes y la abadía de Tihany de fondo. Nuestro alojamiento era el típico de este lugar: una gran casa de un matrimonio húngaro que ha convertido parte del edificio en habitaciones para huéspedes, situada cerca del centro.


Paseo Tagore, en pleno festival del vino.


No faltó, por supuesto, el chapuzón de rigor en una de las "playas" acondicionadas del lago, donde es un placer sumergirse en estas cálidas aguas que superan los 25 ºC en Agosto, y en las que se puede caminar durante un buen rato hasta que comienza a cubrir (la profundidad media del lago es de tan solo 3,2 metros). Además de tomar el abrasador sol del verano húngaro en el césped degustando un helado o una limonada de bozda.


Playa de Balatonfüred, área acondicionada para bañarse en el lago.


También visitamos la cercana península de Tihany (en mi opinión el lugar más bello de todo el lago), situada a escasos kilómetros de Balatonfüred, y donde se puede recorrer un paseo a lo largo de la loma del monte donde se asienta su famosa abadía, contemplando desde las alturas el lago y las embarcaciones a vela que salpican sus tranquilas aguas turquesas. En este mismo lugar se pueden visitar multitud de puestos de artesanía, la espectacular tienda de lavanda o el tren turístico que asciende al pueblo de Tihany desde el puerto y que nos ahorra la subida a pie a la abadía. Nosotros elegimos el barco para ir a Tihany, que parte desde Balatonfüred.

En la segunda parte de nuestra estancia en la costa norte del Balaton, visitamos el pueblo de Badacsony, famoso por sus bodegas y restaurantes. Dejamos el coche en el aparcamiento junto a la carretera general para dar una vuelta por el pequeño puerto. Después subimos carretera arriba para degustar unos vinos en la bodega Laposa, que ofrece unas vistas espectaculares del Balaton y alrededores gracias a la altura a la que se encuentra, además de buen vino y unas tablas de queso y embutidos más que recomendables.


Puerto de Badacsony.

Degustando un vino en la terraza de la bodega Laposa y disfrutando de unas vistas privilegiadas.



Tras esto, volvimos al coche para seguir subiendo la carretera hasta el final, donde está el restaurante Kisfaludy, del cual ya he hablado en varias ocasiones en este blog, y que bien merece la pena visitar. Reservando previamente, o evitando la hora punta (que en Hungría es desde las 12 hasta las 2 de la tarde, más o menos) se puede comer en una mesa junto a la enorme balconada que probablemente ofrezca las mejores vistas del lago.


Restaurantes en la subida al monte de Badacsony.

Viñas en la loma del monte de Badacsony.

Típica sopa de pescado en Kisfaludy, con el lago Balaton de fondo.

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