martes, 18 de diciembre de 2018

Oleada de protestas por la "ley esclavista"

Estos días en Budapest se están viviendo intensas manifestaciones y protestas de una intensidad pocas veces vista en Hungría, contra el gobierno de Fidesz y el primer ministro Viktor Orbán, por la aprobación en el parlamento de la denominada "ley esclavista". La noticia acapara la prensa húngara, sin embargo, y a diferencia de otro tipo de protestas, ha pasado casi de puntillas por la prensa internacional.

La ley aprobada en el parlamento el pasado 12 de Diciembre básicamente elimina las trabas burocráticas que existían para poder aumentar las horas extra anuales hasta 400 (con lo que la jornada laboral pasaría de 40 a 48 horas semanales). Además aumenta de 1 a 3 años el período de tiempo que tienen las empresas para pagar estas horas (aunque suele hacerse de forma mensual). En teoría, requiere de un acuerdo entre trabajador y empresa de forma individual (sin mediación sindical). El sueldo será de un 50% más en las horas extra y del 100% más si es día festivo. Esta ley contó con el rechazo frontal de casi toda Hungría (las encuestas hablan de un 83% de la población en contra), sobre todo porque parece difícil que los trabajadores puedan negarse a realizar esta gran cantidad de horas extra si son presionados por las empresas.


Viktor Orbán en la sesión del 12 de Diciembre, día en que se aprobó la ley.


El argumento principal que sostiene Fidesz (el único partido a favor), es que esta ley es de interés para el obrero, ya que con ella la persona que quiera puede trabajar más y ganar más dinero, además requiere del acuerdo previo entre trabajador y empresa. El primer ministro Viktor Orbán no ve posible que el obrero sea despedido si se niega a ello, debido a la falta de mano de obra en Hungría. Además negó públicamente que esta ley fuese una condición impuesta por BMW (que en verano anunció la construcción de una gran fábrica en Debrecen). Defendió también que en la UE hay países con leyes similares (aunque en realidad el único es Letonia, el resto están bastante por debajo)

Evidentemente los ciudadanos húngaros se han lanzando a la calle en masa, especialmente en Budapest, donde se han vivido manifestaciones de una virulencia muy poco habitual en Hungría. Los partidos de la oposición han encabezado gran parte de estas marchas y ha habido enfrentamientos entre manifestantes y policías, algo que no suele ocurrir en este país.


Manifestación encabezada por numerosas personas con banderas de Jobbik (nótese alguna del MSzP y del DK al lado de ellos).


Como decía, el pasado 12 de Diciembre se aprobó en el parlamento húngaro esta llamada "ley esclavista" en medio de un gran "show" (primero con un intento de bloquear la tribuna de oradores por parte de diputados de DK y MSzP, que ocuparon la escalera que sube al estrado para evitar que se pudiese abrir la sesión, finalmente se tuvo que abrir desde el asiento de un diputado), el LMP se dedicó a tirar papelitos por la sala... Finalmente se produjo la votación con el resultado de 130 votos a favor (los de la coalición del gobierno, Fidesz-KDNP), 1 abstención y 52 en contra. Como protesta, después de la votación la oposición se retiró del parlamento.

Las manifestaciones en Budapest contra esta ley comenzaron varios días antes de que se celebrase la votación, encabezadas por una amalgama de líderes de los partidos opositores, sindicatos y las clásicas organizaciones opositoras (los llamados "chicos de Soros"), pero esta vez han contado con un apoyo popular poco habitual (probablemente no se veía algo igual desde las protestas por el impuesto especial a Internet que quiso implantar Fidesz hace 4 años (ver este link del blog al especto), además de peleas entre algunos manifestantes y policías, e incluso intentos de entrar por la fuerza a la sede de la TV pública húngara (algo muy simbólico por los sucesos del año 2006). Por cierto que la tasa a Internet fue en su momento retirada antes incluso de entrar en vigor a raíz de las protestas.




El mismo día que se aprobó la ley, en Budapest se organizó una gran manifestación que finalmente se dividió en varios grupos, uno que se dirigió a la sede de Fidesz, otro al puente de las cadenas (que cortó el tráfico), otro intentó entrar al parlamento húngaro y otro que protagonizó diversos choques con la policía, que tuvo que emplear gas lacrimógeno. Una minoría arrojó piedras, huevos, petardos y bombas de humo a la policía, e incendió mobiliario urbano, muchas veces siendo recriminados por otros manifestantes. Parece que los jóvenes de Momentum fueron los más violentos, aunque también había sectores de extrema derecha y extrema izquierda. Muchas protestas eran espontáneas y se dividían en grupos que ocupaban lugares emblemáticos, provocando que la policía estuviese desorientada y confusa.

El día 16, una gran manifestación salió de la plaza de los héroes hacia el parlamento húngaro en una gélida tarde a varios grados bajo cero (Hungría atraviesa estos días la primera ola de frío de este invierno), y desde allí una parte se dirigió a la sede de la TV pública húngara, donde varios diputados de la oposición (Hadházy y Szél) entraron al edificio y se negaron a salir hasta que no consiguiesen leer una serie de oposiciones. La TV se negó a retransmitir estas peticiones y finalmente los diputados decidieron salir, para dirigirse a las oficinas de varios medios de comunicación afines a Fidesz.

Hoy día 18 se han reproducido las protestas en la capital, aunque con menos intensidad, sin embargo se han extendido a otras ciudades húngaras como Szeged, Miskolc, Debrecen, Békéscsaba, Veszprém o Győr.


Manifestación antes de salir de la plaza de los héroes

Junto a la estación de tren de Nyugati.

Manifestantes cruzando el puente Margarita sobre el Danubio.

La policía utilizó gas lacrimógeno en la plaza del parlamento.

Coche de la policía con la luna trasera destrozada.


fotografías: index.hu


Como decía antes, ha habido un gran apoyo popular que ha provocado manifestaciones mucho más masivas de lo habitual, similares a las que se produjeron hace 4 años por el impuesto a Internet que quería implementar el gobierno. En esta ocasión, al igual que en aquella, el gobierno húngaro ha ido en solitario contra su propio pueblo, ese que dice defender de la tiranía de las multinacionales y los dictados de la Unión europea. Y es que esta ley parece hecha a medida de las propias multinacionales, que probablemente hayan puesto al gobierno como condición a cambio de expandir sus fábricas en Hungría, para asegurar sus inversiones, teniendo en cuenta la falta de mano de obra del estadio magiar por la gran emigración que sufre como consecuencia de los bajos salarios, que hace que muchos jóvenes hagan las maletas y se vayan a la cercana Alemania, a Austria o al Reino Unido.

En este caso es evidente la estrategia populista del primer ministro Viktor Orbán, que hace poco criticaba a Tesco o Audi por los bajos salarios y se situaba junto a las clases trabajadoras en sus reivindicaciones. Esta sería sin duda una buena ocasión para la prensa internacional para azuzar un poco más al líder húngaro, pero sin embargo apenas ha publicado nada al respecto (por ejemplo, hace meses, cuando hubo manifestaciones más minoritarias por el traslado de la CEU a Viena, no faltaron los clásicos artículos "periodísticos" criticando a Orbán). Algo que sin duda da que pensar. Cada uno puede sacar sus propias conclusiones.

Estaremos pendientes de cómo acaba todo esto, pero al contrario que en 2014, no parece que ahora Fidesz vaya a retractarse, lo cual puede costarle una buena parte del apoyo popular que tiene (que es mucho, y que seguramente le permita hacer este tipo de cosas, aunque ya veremos). Desde luego es una maniobra política, cuanto menos, arriesgada.
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