jueves, 28 de agosto de 2014

Rincones de Budapest (III) : Óbuda, Fő tér

La parte noroeste de Budapest está formada por Óbuda (el distrito III), un enorme barrio de grandes edificios de hormigón gris de viviendas de la época socialista, amplias avenidas llenas de comercios por las que circulan vetustos tranvías, que está alejado del centro de la capital y con pocos turistas por sus calles. Sin embargo, atesora algunos lugares que merecen la pena visitar.

El principal es la plaza del ayuntamiento, llamada Fő tér. Para llegar hasta allí basta con tomar el tranvía 1 en la estación de Árpád híd, en Pest, y cruzar el puente hasta Szentlélek tér, ya en Buda, donde hay que bajarse (otra opción es ir andando por el puente, pero no tiene mucho atractivo). Caminando unos metros en dirección norte llegamos enseguida. La plaza es una oasis, un reducto entre enormes bloques de panellakás que parece haber permanecido congelada en el tiempo, con sus pequeños edificios de aspecto rural, sus empedrados suelos y callecitas y sus estatuas. El gran edificio amarillo del ayuntamiento la preside. Cerca de allí se encuentran las famosas estatuas de las señoras con paraguas. En la propia Fő tér podemos encontrar la estatua de un señor en una mesa tomando agua del mítico sifón.






Estatua de las señoras con paraguas.

A la izquierda, la estatua del hombre tomando sifón.


Allí mismo hay un bar-jardín al aire libre llamado Kobuci, que era en realidad el motivo de mi visita debido a un concierto, en el cual podemos tomar algo (por ejemplo un fröccs, que es vino con soda) y degustar una tostada kobuci (con téjfol, chorizo frito, pepino y tomate), un zsíros kenyér (pan con grasa, pimentón y cebolla) o un rétes (hojaldre relleno de fruta confitada), que se venden en un puesto al lado de la barra. Suele haber conciertos por las noches, bastante interesantes por cierto, generalmente a partir de las 8. La entrada vale entre 1.000 y 1.500 forint, aunque podemos ir simplemente a tomar algo sin tener que pagar entrada hasta esa hora (si llegamos poco antes tendremos que comprar el ticket, pero devuelven el dinero a la salida siempre y cuando nos marchemos antes de que empiece). El resto del día hay entrada libre. Podéis mirar los conciertos en su página web.


Entrada a Kobuci.

El famoso fröccs.

Tostada Kobuci.


Pero no solo eso ofrece Óbuda: un poco más al norte y al oeste (aunque están esparcidas por casi todo el distrito), nos encontramos con las ruinas de Aquincum, la antigua ciudad romana que existía antes de la llegada de los húngaros, y que da el gentilicio a los habitantes de Budapest:  aquincenses.


Ruinas de Aquincum.


Algo más al norte está la costa del Danubio, la llamada Római-part, de la cual hablé hace poco. Y por supuesto, hay que mencionar la isla de Óbuda, la más grande de Budapest, la cual es muy famosa por celebrarse allí en verano el festival Sziget.

Un recorrido alternativo a los típicos de Budapest, perfecto para una tarde entre semana o para pasar un rato el finde.

lunes, 25 de agosto de 2014

Szabó Balázs Bandája

Balázs Szabó (Blas Sastre sería su nombre en castellano) es un artista húngaro músico, cantante, compositor, ventrílocuo y cuentacuentos entre muchas de sus virtudes. Toca la guitarra, el violín y la flauta, compone y escribe las canciones de su propio grupo y si tiene varios músicos más es simplemente porque le faltan brazos. Solo hay que verle en directo unos minutos para admirar sus habilidades musicales, así como su pasión y amor por la música.




Descubrí su música por casualidad y recientemente tuve la oportunidad de verle en directo en su concierto en Kobuci, un bar al aire libre de Óbuda. Me encantó tanto que decidí que bien merecía dedicarle una entrada en el blog.

Balázs nació en 1978 en Püspökladány (cerca de Debrecen) y entre 2005 y 2009 fue el líder de un grupo musical llamado Suhancos. En 2009 se separa y crea Szabó Balázs Bandája (La Banda de Szabó Balázs). Desde entonces ha publicado 3 discos, el último de ellos titulado "Közelebb" (más cerca, en castellano), con el que ha ganado merecido reconocimiento en Hungría. Una de mis canciones favoritas es "Bájoló", cuya letra es en realidad un hermoso poema de Miklós Radnóti. Otra canción que me encanta es "Hétköznapi", con la colaboración de la cantante francesa Julie Rens.


Concierto en Kobuci, Budapest, al que tuve el placer de asistir.


Aunque no soy muy partidario de publicar links de vídeos (entre otras razones, porque con el paso del tiempo los terminan quitando y quedan bastante mal en el blog), os dejo un par de mis canciones favoritas de él. Por si no funciona el vídeo directamente, debajo está el link:




https://www.youtube.com/watch?v=nhO0mz5NF2Q

Si queréis conocer más sobre la música húngara, podéis leer una anterior entrada de este mismo blog sobre el tema aquí.

viernes, 22 de agosto de 2014

Rincones de Budapest (II) : El parlamento iluminado

Tras muchos años renovando la fachada del parlamento de Budapest, por fin, hace poco, concluyeron los trabajos. La parte que da al Danubio fue la primera en ser restaurada, hace ya años, y comenzó a iluminarse al anochecer. Sin embargo, la parte que da al interior de Pest (la zona de la plaza Kossuth) se terminó hace tan solo algunos meses. Los últimos andamios se terminaron de desmontar hace poco y desde entonces uno puede recorrer los 360º del edificio y admirar la belleza de su fachada, que luce espléndida y blanca, libre de ese manto negruzco de suciedad y contaminación que todavía cubre muchos de los edificios de la capital húngara que aguardan pacientemente a que les llegue la hora de ser restaurados.

Estando por pura casualidad un día en la plaza Kossuth al anochecer, de repente, se encendieron los focos e iluminaron brevemente, por unos minutos, la fachada, como se puede observar en la fotografía. Además unos pequeños pájaros revoloteaban por encima y también quedaban iluminados, dando un toque mágico. Tanto yo como la mayoría de la gente que estábamos allí nos apresuramos a inmortalizar el momento con el móvil o la cámara. Como dije, a los pocos minutos apagaron las luces. Después, en casa, indagando, descubrí que en realidad aquel día había sido una prueba, y que pronto comenzarían a iluminar a diario esta parte del edificio, como así ocurre ahora. Los pájaros son habituales espectadores revoloteando cada noche por encima.

Si estáis en Budapest no dudéis en acercaros a ver este precioso edificio con la iluminación nocturna.


La imagen del parlamento desde la plaza Kossuth (en la foto) no tiene nada que envidiar a la imagen desde Buda, al otro lado del río.

martes, 19 de agosto de 2014

Rincones de Budapest (I) : Los zapatos del Danubio

Si caminamos por la orilla del Danubio de Pest, muy cerca del parlamento, llegamos a un punto donde yace una famosa escultura de Gyula Pauer: varias decenas de zapatos sin dueño, abandonados al lado del río. ¿Qué significa esto?

Es un memorial a los cientos de judíos que fueron ejecutados a finales de la 2ª guerra mundial en Budapest: eran llevados hasta la orilla del Danubio, obligados a descalzarse (los zapatos eran un bien preciado, que podían ser utilizados por los soldados o venderse), atados por parejas y uno de ellos recibía un disparo (para ahorrar munición), de forma que ambos caían al Danubio, donde el otro moría ahogado (o ambos si el disparo no había sido mortal).

Uno se estremece al recordar esto, parece difícil que ocurrieran estas cosas aquí mismo. La crueldad humana no tiene límites. Y eso es lo que pretende recordar ese lugar, muy concurrido por turistas y por grupos de judíos que organizan pequeños homenajes al lado de la escultura.



sábado, 16 de agosto de 2014

Fornetti

Hungría no sería lo mismo sin Fornetti. Durante toda mi estancia estos deliciosos bollos me han acompañado en numerosas ocasiones. Y es que es fácil sucumbir a la tentación.

Fornetti es una franquicia húngara originaria de Kecskemét, ciudad que se encuentra en el centro geográfico del país. Allí se elaboran a diario las masas de estos bollos en una enorme fábrica al pie de la autopista M5 (entre Budapest y Szeged), y son transportadas a los puntos de venta, donde se hornean y venden al público. Hay dulces y salados: desde la clásica napolitana de chocolate a la tradicional kakaos csiga húngara, por ejemplo, pero mis favoritos son los salados: el májas (relleno de paté), el tejfölos-sonkás (de crema agria y taquitos de jamón) y el sajtkrémes (relleno de crema de queso). También hay relleno de tomate especiado tipo pizza llamado twister, otro con una salchicha dentro y algunos más.

Además de los bollos grandes, venden pequeñitos a granel, la mayoría son idénticos a sus hermanos mayores salvo por el tamaño. También hay trozos de pizza.


Clásica tienda de Fornetti take away.


Los precios los hacen bastante atractivos, pues valen unos 180 forint (60 céntimos de euro) cada uno. Las tiendas suelen estar ubicadas en supermercados, zonas comerciales, metro... desprender un olor muy atrayente, especialmente para estómagos vacíos. La mayoría son pequeños puestos donde se compra para llevar.

Entre los húngaros tiene mucha fama. Y es que morder esos bollos recién hechos es todo un placer, bien sea dentro de un tren, tras una larga guardia en el hospital o entre las propias clases de la universidad. Bon Apetit!


Mostrador. Es difícil elegir solo uno.

miércoles, 13 de agosto de 2014

János hegy: el techo de Budapest

Con 525 metros, János hegy (monte Juan en castellano) es el punto más alto de Budapest. Se encuentra en las colinas de Buda, bastante alejado del centro pero con buena comunicación en transporte público. En la cima se encuentra el Erzsébet kilátó, un mirador desde el cual se tienen impresionantes vistas de la capital y sus alrededores. Dicen que en los días más despejados pueden llegar a verse los montes Matra, aunque el día que yo estuve, con algo de bruma en el horizonte, no podían verse. Aún así me parece un poco exagerado, pero es posible que se alcancen a ver.

El gran atractivo es subir mediante el telesilla (Libegő en húngaro), que se toma a los pies de la montaña. El autobús 291 sale de la estación de Nyugati cada 20 minutos, cruza el Danubio por el puente Margarita y trepa las empinadas cuestas de los barrios residenciales de Buda hasta llegar a los pies del telesilla, donde también hay un camping, en su última parada. Allí están las taquillas, donde pueden comprarse los tickets por 900 forint solo la subida o 1.400 subida y bajada. Las mejores vistas son sin duda en la bajada, por lo que merece la pena comprar los dos viajes. Sin embargo cuando yo estuve tan solo subí en el telesilla, ya que mi idea era bajar caminando. En cualquier caso uno siempre puede girar el pescuezo para ver como se eleva y contemplar la ciudad a vista de pájaro.




Vistas desde el mirador de la cima de János hegy.


El telesilla es como el de cualquier pista de esquí, por lo que puede impresionar un poco a algunas personas (especialmente niños), al tener las piernas colgando en el vacío. Aviso a navegantes.




Ya arriba hay una cafetería, y desde allí hay que caminar un poco cuesta arriba a mano derecha hasta subir al mirador, que tiene unos buenos escalones y varios niveles. El mejor de todos, por supuesto, el el más alto, aunque es algo pequeño y con mucha gente agobia bastante. Recomiendo ir por la tarde si vais en fin de semana. No hay que pagar entrada.






Cerca de allí también se puede tomar el Gyermekvasút, el tren de los niños, que tiene una parada allí en su recorrido entre Hűvösvölgy y Széchenyi hegy. También hay varios caminos y senderos para dar una vuelta por las pequeñas montañas de los alrededores.

Como dije, cuando yo estuve bajé andando. Se hace por una carretera asfaltada, por la que suben numerosos ciclistas, habiendo pequeños atajos en forma de senderos que acortan el camino que hace la carretera. Tras cruzar el telesilla hay que desviarse a la izquierda por otro camino (grande, con una barrera de madera para los coches). El camino se vuelve algo angosto y con grandes escalones debido a la altura que salva. Hay algunos puntos con buenas vistas en los cuales hacer un pequeño descanso, sobre todo en la zona de las rocas que puede verse en las fotos abajo. Finalmente se llega a la carretera un poco más arriba del camping. Recomiendo llevar GPS porque el camino se bifurca muchas veces, no hay ninguna señal y es fácil perderse. Con un smartphone no hay ningún problema. Puede seguirse la carretera todo el rato, aunque se da mucha vuelta y no hay tan buenas vistas.




Escrito en el cartel, literalmente: "Camino del monte del hada".

domingo, 10 de agosto de 2014

Margit sziget, la isla verde

Uno de los parques de obligada visita para el turista y de atractiva propuesta de esparcimiento para el residente de Budapest es la isla Margarita (Margit sziget en húngaro), situada en pleno centro de la capital y rodeada por el Danubio. Se puede acceder a ella andando mediante dos puentes: al extremo sur de la isla, el más frecuentado y céntrico puente Margarita (Margit híd) o al extremo norte, el menos glamuroso y más lejano puente Árpád (Árpád híd). También se pude ir hasta el corazón de la isla en el autobús 26, en taxi o bajarnos a la entrada, en pleno puente Margarita, mediante los tranvías 4 y 6. La entrada de vehículos privados está prohibida (salvo los que distribuyen mercancía a los bares y comercios y aquellos que van a los hoteles situados en la isla). Dentro de la isla se pueden alquilar bicicletas, tándems, coches de pedales, andadores eléctricos y todo tipo de vehículos a cada cual más gracioso).


Isla Margarita.

Vehículos isleños.


La isla Margarita tiene 2,5 kilómetros de largo por 0,5 de ancho y forma ovalada. Hasta el siglo XIV se la denominaba "la isla de los conejos". La hija del rey Béla IV es quien le dio el nombre actual, debido a que vivió en un convento dominicano de la isla. En 1908 se la declaró jardín público.

La parte sur es la más animada, con su espectacular fuente musical en la que la música se dibuja con chorros y luces, puestos y bares donde se venden limonadas, helados, langós, kürtőskalács, hamburguesas o perritos calientes. Cerca de allí está el monumento memorial al centenario de la unificación de la ciudad de 1973 (Budapest nació en 1873 de la unión de Buda, Pest y Óbuda). También hay grandes extensiones de césped bajo la sombra de enormes árboles donde tumbarse, descansar, vaguear o desconectar. En el centro de la isla hay una enorme torre de agua de estilo Art Noveau de 57 metros de altura, construida en 1911. Además muy cerca de allí está el Palatinusfürdő, un complejo de piscinas y toboganes al aire libre. También hay otras instalaciones deportivas como un pequeño estadio con pistas de atletismo. Por último, podemos visitar de manera gratuita un pequeño zoo, también en la parte central de la isla.



Fuente musical.

Monumento al centenario de la ciudad.

Entrada a Palatinusfurdő.

Torre de agua.


Al lado del zoo hay un elegante jardín que puede contemplarse desde los bancos donde escuchar música, leer un libro o simplemente disfrutar de la compañía.




Por último, en la más tranquila parte norte de la isla está el pequeño jardín japonés, con sus estanques y nenúfares, y una curiosa cascada que cae del lateral de la fachada de una casa, así como ruinas de antiguas iglesias que fueron destruidas en la invasión otomana de Hungría.


Estanque japonés.

Algunas ruinas de la antiguas iglesias.

Curiosa mesa y sillas con forma de cucuruchos de helado de un establecimiento de la isla.


Muchísima gente va allí a correr a diario, desde bien temprano por la mañana hasta en plena noche. La vuelta exterior a la isla son algo más de 5 kilómetros, y hay una pista especial para ello, que va a ser ampliada próximamente. De la misma forma, cuando hace buen tiempo, mucha gente va a contemplar el río tomándose una cerveza o un fröccs (vino con soda).


Orilla de la isla.

Vista del parlamento de Budapest desde el puente Margarita.

La isla Margarita es sin duda uno de los lugares más emblemáticos y bellos de la capital húngara. Para verla por completo se necesita una mañana o una tarde, aunque mucha gente solo llega hasta la mitad o incluso se queda en la parte sur. Si tenéis tiempo, no dudéis en recorrerla en su totalidad.

jueves, 7 de agosto de 2014

Római part, la costa de Óbuda

Óbuda, la parte noroeste de Budapest, algo alejada del centro, no tiene mucho atractivo turístico, pero posee un auténtico tesoro de la capital húngara que merece y mucho la pena: su orilla del Danubio, llamada Római part (Costa romana) se extiende entre los arroyos de Aranyhegy y Barát durante casi 10 kilómetros. La parte sur, la más cercana, ofrece un agradable paseo bajo la sombra de los árboles a orillas del Danubio y una amplia variedad de bares, restaurantes, cafeterías, terrazas, zonas de ocio y deportivas que no suele aparecer en las guías de Budapest.

La mejor manera de llegar hasta allí es en coche, aunque puede tomarse el HÉV en Batthyáni tér o Margít híd hasta las estaciónes de Aquincum o Rómaifürdo (se puede bajar en cualquiera de las dos), y caminar unos metros hasta el Danubio. El HÉV es el tren de cercanías que continúa hasta Szentendre. También se puede tomar el autobús 34 (desde Árpád híd). Por último, otra opción es la bicicleta, muy recomendable, ya que gran parte del camino se realiza a través del bicicarril EuroVelo 6, que también puede seguirse hasta Szentendre. Por el camino podemos observar las ruinas de la antigua ciudad romana de Aquincum, que da nombre al gentilicio actual de Budapest: aquincense. De ahí procede también el nombre de Costa romana.





A Rómaipart se acercan muchos de los ciudadanos de Budapest que poseen una lancha o una zodiac para darse una vuelta por el Danubio. También se pueden alquilar Kayaks y remar un poco por el río, así como tumbarse, tomar el sol o bañarse (aunque las aguas del Danubio no son precisamente cristalinas). Ya en tierra, uno puede degustar el hekk, que es merluza rebozada y frita, con patatas o aros de cebolla rebozados de guarnición, muy típico de la zona (en realidad de toda Hungría). Los precios no son excesivos: una merluza, unas patatas y una cerveza me costaron alrededor de 7 € (aunque va por peso, así que depende del tamaño de la merluza).


Hekk, plato típico húngaro y estrella de Rómaipart.


Andando un rato por el paseo se llega a un bar que siempre está más lleno que el resto: Fellini, un bar-playa al aire libre, el más popular de la zona, que recuerda al ambiente y atmósfera de Ibiza o Formentera: si bien es cierto que la costa del mar mediterráneo no es comparable a la del Danubio, el hecho de pedir una limonada o una cerveza belga en un bar con forma de carromato (al estilo del Piratabus de Formentera) e irte a tomarla a una silla tumbona a la orilla del río en un ambiente totalmente chillout es lo más parecido a las islas baleares que puedes encontrarte en la capital húngara. Y a precios mucho más asequibles (las limonadas grandes rondan los 2 €). También hay algunas mesas e incluso palets con cojines para sentarte, todo al aire libre. También se puede comer allí.



Barra (arriba) y terraza (abajo) de Fellini.


Por último, degustar un jegeskávé (café helado) es otro gran placer después de una buena merluza. No apto para personas en dieta, sorry.

Yo fui un sábado de Julio y no había demasiada gente. Además, la gran cantidad de bares y restaurantes que hay hace que no haya que esperar ni se formen colas. Sin duda es un sitio perfecto para escapar del stress de la capital en apenas unos minutos de viaje. Volveré a menudo por allí.


lunes, 4 de agosto de 2014

Csészényi kávézó, una cafetería singular

Csészényi kávézó, traducido como "Cafetería Tacita" es un rincón tremendamente agradable de Buda al que le he tomado mucho cariño. Lo descubrí por casualidad, mientras buscaba un sitio para desayunar un día de camino a la estación de tren de Déli, y me encantó. Se encuentra en Krisztina körút 34, cerca de Krisztina tér.




La decoración es bastante singular, formada por multitud de molinillos de café que cuelgan de sus paredes, sus mesas de madera y sus cómodos sofás para sentarse a tomar un café tranquilamente, así como su curiosa chimenea de cerámica (habitual es las casas de pueblo húngaras, e incluso en algunas de ciudad). Además también elaboran varios tipos de tarta. Una de mis favoritas es la tarta de zanahoria, deliciosa. Cuando he ido la verdad es que había poca variedad de tartas, pero poco importa eso cuando todas están buenísimas. También hay tés, chocolate caliente, limonada o batidos. Los precios son algo caros, pero la calidad hace que merezca la pena.





Sus cafés proceden de Centroamérica, Sudamérica, África y Asia. Los granos pueden comprarse también a granel, te lo tuestan allí mismo (puedes elegir cómo lo quieres de tostado: vienés (suave), francés (intermedio) o italiano (el más fuerte) y te lo llevas a casa para preparártelo allí (si es que tienes molinillo). Pueden incluso encargarse desde su página web.


Combinación favorita: tejeskávé (café con leche) + répatorta (tarta de zanahoria).

viernes, 1 de agosto de 2014

Gelarto Rosa, una heladería diferente

En plena plaza de la basílica de San Esteban, en el corazón de Budapest, se encuentra una de las heladerías más populares de la capital. Y no solo por sus exóticos sabores, o por lo delicioso de sus helados artesanales, sino por la peculiar forma de los helados: con forma de flor.





Lo curioso de todo es que se hacen a mano, arrancando láminas de crema helada con unas espátulas y poco a poco construyendo el helado delante nuestro. Se pueden elegir hasta 4 sabores (el mínimo es 2), aunque se pueden repetir. No hay una variedad enorme, comparado con otras heladerías, pero sí que hay sabores curiosos además de los tradicionales, y todos están bien ricos.

Los precios, aunque son más elevados que en otras heladerías, tampoco son muy caros teniendo en cuenta que se elaboran de forma tradicional, y van desde los 450 forint por dos sabores hasta los 650 por el helado de 4 sabores. Ni que decir que la mejor opción es la última, por supuesto. No es muy difícil localizar el sitio, ya que muchas veces la cola suele salir a la calle, aunque por suerte avanza bastante rápido, ya que hay varias personas atendiendo. Primero pagas en la caja, recibes una ficha con el número de sabores y después alguien te atenderá para prepararte el helado en el mostrador.

Si sois amantes de los helados y os estáis derritiéndonos bajo el fuerte calor del verano húngaro (que este año está un poco raro), no dejéis de pasar por aquí.



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