jueves, 7 de agosto de 2014

Római part, la costa de Óbuda

Óbuda, la parte noroeste de Budapest, algo alejada del centro, no tiene mucho atractivo turístico, pero posee un auténtico tesoro de la capital húngara que merece y mucho la pena: su orilla del Danubio, llamada Római part (Costa romana) se extiende entre los arroyos de Aranyhegy y Barát durante casi 10 kilómetros. La parte sur, la más cercana, ofrece un agradable paseo bajo la sombra de los árboles a orillas del Danubio y una amplia variedad de bares, restaurantes, cafeterías, terrazas, zonas de ocio y deportivas que no suele aparecer en las guías de Budapest.

La mejor manera de llegar hasta allí es en coche, aunque puede tomarse el HÉV en Batthyáni tér o Margít híd hasta las estaciónes de Aquincum o Rómaifürdo (se puede bajar en cualquiera de las dos), y caminar unos metros hasta el Danubio. El HÉV es el tren de cercanías que continúa hasta Szentendre. También se puede tomar el autobús 34 (desde Árpád híd). Por último, otra opción es la bicicleta, muy recomendable, ya que gran parte del camino se realiza a través del bicicarril EuroVelo 6, que también puede seguirse hasta Szentendre. Por el camino podemos observar las ruinas de la antigua ciudad romana de Aquincum, que da nombre al gentilicio actual de Budapest: aquincense. De ahí procede también el nombre de Costa romana.





A Rómaipart se acercan muchos de los ciudadanos de Budapest que poseen una lancha o una zodiac para darse una vuelta por el Danubio. También se pueden alquilar Kayaks y remar un poco por el río, así como tumbarse, tomar el sol o bañarse (aunque las aguas del Danubio no son precisamente cristalinas). Ya en tierra, uno puede degustar el hekk, que es merluza rebozada y frita, con patatas o aros de cebolla rebozados de guarnición, muy típico de la zona (en realidad de toda Hungría). Los precios no son excesivos: una merluza, unas patatas y una cerveza me costaron alrededor de 7 € (aunque va por peso, así que depende del tamaño de la merluza).


Hekk, plato típico húngaro y estrella de Rómaipart.


Andando un rato por el paseo se llega a un bar que siempre está más lleno que el resto: Fellini, un bar-playa al aire libre, el más popular de la zona, que recuerda al ambiente y atmósfera de Ibiza o Formentera: si bien es cierto que la costa del mar mediterráneo no es comparable a la del Danubio, el hecho de pedir una limonada o una cerveza belga en un bar con forma de carromato (al estilo del Piratabus de Formentera) e irte a tomarla a una silla tumbona a la orilla del río en un ambiente totalmente chillout es lo más parecido a las islas baleares que puedes encontrarte en la capital húngara. Y a precios mucho más asequibles (las limonadas grandes rondan los 2 €). También hay algunas mesas e incluso palets con cojines para sentarte, todo al aire libre. También se puede comer allí.



Barra (arriba) y terraza (abajo) de Fellini.


Por último, degustar un jegeskávé (café helado) es otro gran placer después de una buena merluza. No apto para personas en dieta, sorry.

Yo fui un sábado de Julio y no había demasiada gente. Además, la gran cantidad de bares y restaurantes que hay hace que no haya que esperar ni se formen colas. Sin duda es un sitio perfecto para escapar del stress de la capital en apenas unos minutos de viaje. Volveré a menudo por allí.


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