domingo, 30 de noviembre de 2014

Rincones de Budapest (VI) : Otoño en Kálvin tér

Aunque con este frío y esta neblina permanente que se han instalado en Budapest parezca que el invierno ya está aquí, según el calendario seguimos en otoño. Hoy tenemos una colorida foto con los edificios del kiskörút (Múzeum körút, desde la plaza Astoria), los árboles otoñales y al fondo la torre de la iglesia de Kálvin tér. La bandera húngara es debido a las cercanas fechas, cuando hice la foto, al aniversario del día de la revolución contra la URSS de 1956, el 23 de Octubre de cada año, festivo en Hungría.



miércoles, 26 de noviembre de 2014

Rincones de Budapest (V) : Tabán desde el castillo

Tabán es un barrio que pertenece al distrito I de Budapest. Se encuentra flanqueado por el Danubio y las suaves montañas de Buda, ocupando la zona entre el Castillo de Buda y la colina Gellért, y siendo en su mayoría parque y zonas verdes, además de un agradable y tranquilo barrio residencial. En la foto se ve la muralla y el torreón del castillo, el monte Gellért con la estatua de la libertad de la ciudadela en su cima y el puente Erzsébet sobre el Danubio al fondo. Una panorámica de lujo que nos ofrece uno de los muchos rincones mágicos de la capital húngara.





sábado, 22 de noviembre de 2014

Iglesia de Matías y Bastión de Los Pescadores

Son dos de los monumentos más famosos y bellos de Budapest, situados a pocos metros del Castillo de Buda y sin duda una gran atracción para turistas y aquincenses que no puede faltar en vuestra visita a la capital.

La Iglesia de Matías (Mátyás templom) se construyó originalmente en el año 1015, siguiendo un estilo románico, aunque fue totalmente transformada en la segunda mitad del siglo al estilo gótico actual por Matías Corvino (de ahí el nombre del templo). En ella se coronaron los dos últimos reyes de los Habsburgo, Francisco José en 1867 y Carlos IV en 1916. Durante la segunda guerra mundial fue severamente dañada y reconstruido con su arquitectura gótica siguiendo los planos antiguos. Finalmente fue restaurada entre 2006 y 2013 (parecía que la obra nunca se iba a acabar, como casi todas las de Budapest), y actualmente luce espléndida. El precio de la entrada son 1.200 forint (unos 4 €). Yo no he entrado, pero si os gustan estos sitios tampoco es demasiado caro.

Las fotos son un poco antiguas, algunas de cuando aún estaba en obras, y la última la tomo prestada de la wikipedia.







Al lado de la iglesia está el Bastión de los Pescadores (Halászbástya), uno de los lugares más bellos de la ciudad. No solo por la muralla y sus blancos torreones de cuento de hadas (o del logo de Walt Disney), también por las espectaculares vistas de Pest y el parlamento que hay al asomarse bajo sus arcos. Ha sufrido un lavado de cara impresionante en los últimos años, y si ahora luce blanco, limpio y espléndido tras años de dura y larga restauración, hay que confesar que también han destrozado parte de su encanto al exprimirlo desde el punto de vista turístico hasta límites difíciles de comprender. El recorrido superior, el más bonito, es de pago (700 forint, algo más de 2€), aunque peor es que la parte inferior (los arcos) esté ocupada durante el verano en una gran parte por terrazas y restaurantes. Únicamente han dejado un rincón libre para hacerse la foto de rigor, aunque al acumularse tanta gente resulta muy agobiante, sobre todo durante los meses de verano.

Se construyó entre 1895 y 1902, durante el milenio de la llegada de los húngaros a Europa, y su nombre se debe a los pescadores que solía haber debajo, en esa parte del Danubio, y que eran los encargados de la defensa de esa parte de la ciudad en la Edad Media. Los siete torreones representan a las siete tribus magiares que llegaron a Panonia desde los Urales en el año 896.






martes, 18 de noviembre de 2014

Basílica de San Esteban

La basílica de San Esteban (Szent István bazilika en húngaro) es sin duda uno de los edificios más impresionantes de Budapest. Se alza en pleno centro de la capital, en la plaza homónima (Szent István tér) y su nombre está dedicado al rey San Esteban, el fundador del Estado húngaro.




Inaugurada en 1905 tras 54 años de obras (en gran parte debido al derrumbe de su cúpula que obligó a demoler el resto del edificio y comenzar de nuevo su construcción), la basílica mide 96 metros de altura. Es decir, es exactamente igual de alta que el edificio del parlamento. Y esta cifra no es casualidad, ya que simboliza la llegada a Europa de las primeras tribus húngaras en el año 896. Tal es la importancia de este número que según las ordenanzas de la ciudad, ningún edificio puede superar dicha altura (de hecho Budapest no posee las típicas torres altas de oficinas como la mayoría de capitales europeas, probablemente debido a esto). Mide 88 metros de largo y 55 de ancho. No es tan enorme como la basílica de Esztergom, la más grande Hungría, pero la diferencia tampoco es para tanto. Merece la pena rodearla y contemplar también su vista trasera, desde la avenida Bajcsy-Zsilinszky.




La entrada a la basílica de San Esteban era gratuita hasta hace poco, ahora hay que realizar una "donación obligatoria" de 200 forint (65 céntimos de euro). Se puede ascender al mirador que hay en la parte externa de su cúpula a través de 364 escaleras o en ascensor. El precio son 500 forint (poco más de euro y medio) o 400 forint con carnet de estudiante. El mirador abre al público a las 10 de la mañana, cerrando en verano a las seis y media de la tarde y a las 4 el resto del año. Las vistas desde arriba son espectaculares, teniendo en cuenta que estamos en pleno corazón de la ciudad.


Vista desde la cúpula, con el parlamento húngaro al fondo.

Vista nocturna de la basílica.

Una pequeña sugerencia: muy cerca de la basílica está Gelarto rosa, una heladería muy famosa en Budapest por sus helados artesanales con forma de flor. En verano siempre hay cola.

viernes, 14 de noviembre de 2014

El Nagykörút de Budapest

Si una de mis primeras entradas en este blog fue sobre la avenida Andrássy, la calle "elegante" y parisina de Budapest, perfecta para pasear, me parece justo escribir hoy sobre la avenida "funcional", la del día a día de la capital húngara, con menos glamour pero que recoge toda la esencia cotidiana que puede respirarse en la ciudad.

Nagykörút es el nombre popular con el que se denomina a una de las principales arterias de Budapest, una gigantesca vía compuesta por 5 avenidas consecutivas que conforman un semicírculo de 4,5 kilómetros de longitud íntegramente en Pest. Uniendo las grandes avenidas radiales que comunican el centro con la periferia, es la bulliciosa circunvalación interior de la capital húngara. Hoy vamos a zambullirnos en ella.




Comienza oficialmente después de Margít híd, con Szent István körút (553 metros) hasta la estación de tren de Nyugati, donde confluye con otra gran avenida, Váci út (no confundir con la turística y céntrica calle Váci utca). A partir de aquí pasa a denominarse Teréz körút (1054 metros), ya que atraviesa el distrito VI (Terézváros), y en su cruce con la avenida Andrássy se halla otro punto neurálgico de la ciudad, la plaza Oktogon. Sigue hasta Király utca, donde pasa a llamarse Erzsébet körút (764 metros) y se adentra en el distrito VII (Erzsébetváros). Al llegar a Blaha Lujza tér, donde se cruza con otra gran vía, Rákóczi út (que viene desde Astoria y se dirige a la estación de tren de Keleti), comienza su recorrido por el distrito VIII (Józsefváros) donde se denomina József körút (1223 metros). Finalmente, el último cruce importante, con la avenida Üllói út, es Corvin-negyed. El semicírculo se cierra al llegar al puente Petőfi tras atravesar el distritio IX (Ferencváros), tramo que se denomina Ferenc körút (556 metros). En Buda hay una avenida llamada Margit körút que a veces se incluye dentro de esta gran circunvalación, aunque no está conectada directamente.


Teréz körút.

Jászai Mari tér, en Szent István körút.


La anchura de Nagykörút varía entre los 35-40 metros, y cuenta con amplias aceras a ambos lados con arbolado, 2-3 carriles de tráfico por cada sentido y una doble vía en el medio por la que circulan los tranvías 4 y 6, siendo la línea de tranvía con más pasajeros de Europa (200.000 al día) y por la que circulan los tranvías más largos del mundo, los Siemens Combino Supra de 54 metros de longitud. Probablemente dentro de bastantes años esta línea de tranvía se cierre y se sustituya por una de metro (como pasó con la línea 2), aunque de momento la cosa no está lo suficientemente boyante en Hungría como para una obra de esa envergadura, que además tendría durante años patas arriba esta avenida de fundamental importancia (y más aún después de la reciente experiencia con la línea 4 de metro, que tuvo ni más ni menos que diecisiete retrasos hasta su inauguración).

Sin ser tan romántico ni nostálgico como el tranvía 2, el 4-6 (que comparten ramal excepto por dos paradas en Buda) es realmente un metro sobre tierra, repleto de gente que va al trabajo, la universidad o a reunirse con alguien. Un viaje en él se me antoja esencial para sentirse húngaro por unos minutos. También es exótico cómo una voz de narrador cuenta en algunas paradas hechos históricos sobre la revolución de 1956 contra la URSS según va pasando en su recorrido, en estas fechas aún cercanas al aniversario (el 23 de Octubre es día festivo nacional). Como curiosidad, parte del Nagykörút se denominó oficialmente Lenin körút durante la época socialista.



El tranvía más largo y con más usuarios de Europa, en el cruce con Oktogon.


En los principales cruces se encuentran estaciones de metro de todas las líneas. El M3 en Nyugati, el M1 en Oktogon, el M2 en Blaha Lujza, el M4 en Rákóczi tér y el M3 de nuevo en Corvin-negyed.

Algunos de los edificios más representativos de Budapest están en esta gigantesca avenida, que combina, como toda la ciudad, zonas modernizadas hace pocos años con  otras más decadentes de majestuosos edificios de la época dorada del Imperio austrohúngaro que piden una restauración a gritos. Su construcción comenzó a finales del siglo XIX, en las fechas cercanas al milenio de la llegada de los húngaros a Europa.

Por sus bulliciosas aceras caminan miles de húngaros y extranjeros a diario, estudiantes, turistas, gente de negocios, vendedores ambulantes, barrenderos, obreros, abuelas vendiendo pasteles, gitanas vendiendo flores, mendigos, personas-anuncio... Por la carretera, siempre con tráfico congestionado, circulan coches particulares, taxis, autobuses, bomberos, policía, ambulancias y coches diplomáticos con sus escandalosas sirenas y bicicletas sorteando todo este tráfico. En todo su recorrido podemos encontrar decenas de tiendas, restaurantes, bares, cafés, centros comerciales, franquicias de comida rápida, terrazas, pequeños comercios...

Además, en los grandes cruces entre avenidas hay pasos peatonales subterráneos llenos de vida, con todo tipo de tiendas y kioskos, de comida, ropa, bazares, supermercados, pequeños bares, revistas, estancos, músicos ambulantes y mendigos durmiendo en sus esquinas a cualquier hora, como si fuesen pequeñas ciudades subterráneas dentro de la gran ciudad (la de Nyugati es sin duda la más espectacular). Y todos latiendo al pulso de la aorta aquincese, el Nagykörút.


Plaza de Blaha Lujza, intersección con Rákóczi út.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Colina Gellért

La colina Gellért o Gellért-hegy en húngaro (antiguamente monte San Gerardo, Szent Gellért-hegy en húngaro), es una colina de 235 metros de altura situada al sur de Buda, entre los distritos I y XI, y uno de los puntos más interesantes de la capital. Alberga una ciudadela en su cima, a sus pies se sitúan el famoso balneario Gellért y el hotel homónimo, y en su interior hay una pequeña cueva que aloja una pequeña ermita en su interior.





La subida al monte, aunque intensa, es bastante corta, y se realiza a través de escaleras y pronunciadas rampas, bien desde el lado norte o el lado sur. Desde arriba se puede disfrutar de una de las panorámicas más bellas de la capital, con la isla Margarita, el puente de las cadenas, el parlamento, el puente Erzsébet, o el puente Szabadság entre otros, además de unas vistas preciosas de Pest, Buda y sus puentes, que poco tienen que envidiar a las de Praga y sus puentes desde el parque Letna.







Arriba del monte, en su aplanada cima, está la ciudadela, construida entre 1851 y 1854 por orden de los Habsburgo como represalia por la revolución contra Austria de 1848, para disponer así de un puesto militar en una posición estratégica en plena Budapest. A pesar del compromiso austrohúngaro, y del reconocimiento del Reino de Hungría por Austria, se mantuvo la fortaleza. Posteriormente fue un lugar clave en la historia, tanto en el sitio de Budapest (durante la segunda guerra mundial) como en la revolución de 1956 contra la URSS.

En en centro de la ciudadela se alza la estatua de la libertad, de 14 metros de altura y hecha en bronce, sobre un pedestal de 26 metros, que fue construida por los soviéticos tras la toma de Budapest por el ejército rojo a finales de la segunda guerra mundial. En su inscripción inicial, el monumento se dedicó a "los héroes soviéticos libertadores de la ciudad". Posteriormente se modificó la inscripción para dedicarla a "aquellos que se sacrificaron por la independencia y la libertad de Hungría".




Abajo, a los pies de la colina, está la cueva en cuyo interior se encuentra la ermita, y que se ha convertido en toda una atracción turística. En el lado sur también está el famoso balneario Gellért, y al lado, el hotel con el mismo nombre.





El hotel se construyó entre 1916 y 1918 y sigue un estilo Art Nouveu. Tiene 4 estrellas y acceso directo al balneario Gellért, uno de los más famosos de Budapest (probablemente el más famoso junto al de Szechényi en Városliget).





jueves, 6 de noviembre de 2014

Sinagoga de la calle Dohány

La sinagoga de la calle Dohány, en el distrito VII de Budapest (Erzsébetváros), es la mayor sinagoga de Europa y una de las mayores del mundo, con capacidad para 3.000 personas, lo que nos da una idea de la importancia de la población judía asentada en Budapest hasta la segunda guerra mundial. Se construyó entre los años 1854 y 1859, con unas medidas de 75 metros de largo, 27 de ancho y culminada con dos torres octogonales de 43 metros de altura.




Fue bombardeada durante la segunda guerra mundial, especialmente durante el sitio de Budapest, al ser convertida en sede de la radio alemana. Tras la guerra el templo siguió utilizándose para el culto por la mermadísima población judía que quedó en la capital, y no fue hasta la época postcomunista cuando se restauró, entre 1991 y 1998.

La sinagoga en sí es tan solo una parte de un recinto que incluye un museo, un cementerio y un jardín con una escultura metálica de un sauce a tamaño real (llamada el árbol de la vida), en cuyas ramas figuran algunos de los nombres de los judíos asesinados por los nazis durante la guerra (unos 400.000 en Hungría), así como de aquellas personas que salvaron a otros miles mediante su ayuda, muchos de ellos diplomáticos o funcionarios que les expidieron documentaciones falsas como salvoconductos, pasaportes, fes de bautismo u otros papeles que les permitieron escapar y sobrevivir al holocausto. Una de aquellas personas fue el diplomático sueco Raoul Wallenberg.


Escultura del sauce.


Yo no he entrado personalmente a la sinagoga porque la entrada es cara (creo recordar que en torno a 10 €, y más teniendo en cuenta que por ejemplo a la basílica de San Esteban se puede entrar por 200 forint, unos 65 céntimos de euro, y hasta hace poco era totalmente gratis), pero puede observarse desde la calle por fuera y el jardín y la escultura desde detrás de la valla. Como curiosidad, la calle Dohány significa calle del tabaco en húngaro.

Para llegar hasta ella tan solo hay que caminar unos minutos desde Deák Ferenc tér hacia el sur por Károly körút.


Interior de la sinagoga.

domingo, 2 de noviembre de 2014

El gobierno húngaro retira el polémico impuesto a internet

Estas dos últimas semanas la actualidad húngara ha estado marcada por el impuesto especial a internet que el gobierno húngaro tenía previsto introducir a partir del año que viene. El asunto ha tenido gran repercusión internacional, en primer lugar por la medida en sí, extraordinaria a nivel mundial, en segundo lugar por la gran ola de protestas que levantó, extendidas desde Budapest a varias ciudades del país (Szeged, Pécs, Békéscsaba o Szombathely tuvieron sus propias manifestaciones), y en tercer y último lugar porque el gobierno anunciaba este mismo viernes que, vistos los acontecimientos, renunciaba a la implantación de dicho impuesto. Todo en un abrir y cerrar de ojos.

El mencionado viernes, el primer ministro Viktor Orbán anunció que el impuesto no puede ser introducido en los términos actualmente propuestos debido a la falta de consenso y el rechazo popular, y añadió que "nosotros no somos comunistas, no gobernamos contra el pueblo, sino con el pueblo", y que a mediados de Enero del año que viene se lanzará una consulta popular para debatir el asunto de internet, incluida la parte tributaria.


Viktor Orbán, primer ministro de Hungría.


Lo cierto es que desde el primer momento nadie entendió el sentido de este impuesto, que gravaba con 150 forint el gigabyte de tráfico generado, con un límite de 700 forint mensuales para las conexiones en domicilios particulares y de 5000 para las empresas. Algunos acusaron al gobierno de querer poner barreras a la libertad de información, algo que esta tasa no perjudicaría en particular debido al poco tráfico que generan este tipo de webs. Otros dijeron que castigaba la piratería, pero no tiene sentido tampoco poner entonces el tope de 700 forints (es decir, a partit de 5 gigas al mes dejaría de contar). Entonces, ¿qué pretendía esta medida?

La razón oficial del gobierno es que los tiempos han cambiado, las ventas de periódicos o revistas han caído porque la gente ya no consume tanto papel y se informa a través de internet, con lo cual la recaudación ha caído y habría que "ajustarla" a los nuevos estándares.

Fuera de la versión oficial, otra opción posible sería la mera intención recaudatoria, y más teniendo en cuenta los disparatados impuestos (como el forint a los sms o al minuto de llamada, que por cierto también habrían caído en desgracia debido a los nuevos tiempos que menciona Orbán), y si bien el impacto de esta tasa en los presupuestos del Estado húngaro era muy pequeña, sí podría servir para financiar los planes que tiene el gobierno húngaro de llevar la conexión de banda ancha a todos los lugares del país.

Por muy raro que parezca, si nos detenemos a pensar, la medida en realidad ha contribuido a mejorar la imagen del gobierno. Desde el aspecto internacional, Orbán parece un primer ministro que escucha a su pueblo y retira las propuestas que no gustan a la gente, máxime en un momento en el que la calidad de la democracia húngara estaba siendo cuestionada y recibía palos de muchos países (especialmente de Estados Unidos, que ha vetado la entrada a varias personalidades húngaras acusándolas de corrupción, sin hacer públicos sus nombres). Dentro de la propia Hungría la confusión es mayor: por un lado, el primer ministro consiguió poner por primera vez a toda la oposición de acuerdo, incluso a parte de sus propios votantes en contra, y dañar su imagen para después rectificar.

Las voces más críticas han planteado que todo esto ha podido ser ideado para "tapar" los escándalos de corrupción que han surgido en los últimos días, el mencionado de Estados Unidos, y también de la principal agencia nacional de estadística, Százazvég, que realiza estudios por encargo del gobierno, a raíz de la repentina dimisión de su anterior director, el economista Tamás Mellár, que denunció recientemente en una entrevista del diario nacional Népszabadság que la agencia Százazvég estaba corrupta hasta las cejas, que era una mero aparato de blanqueo de dinero y que recibía encargos de estudios que no eran de su competencia. Cuando él respondía que no podían hacerlos, la respuesta era que daba igual, que rellenase algo, firmase y así él y muchos consejeros y colaboradores cobrarían importantes sumas de dinero (muchos sin hacer nada o apenas nada).

También acusó a Viktor Orbán de ser un líder extremadamente autoritario, de los que no escuchan ninguna crítica ni se puede tener una discusión sensata con ellos, y de una vez haberle dicho a Orbán que estaba equivocado delante de todo su consejo y el ministro de economía haberle tirado del brazo varias veces, queriéndole decir que no se atreviese a cuestionar al primer ministro. Tamás Mellár ha sido denunciado por Százazvég por difamación y se encuentra en proceso judicial. La entrevista podéis leerla aquí en el húngaro original, o aquí traducida íntegramente al inglés.

Sea como fuere, lo cierto es que el impuesto parece tener difícil ver la luz, en cualquiera de sus formas. Si todo ha sido un error o si ha sido una jugada de inteligente estratega, solo el propio primer ministro húngaro lo sabe.
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