Uno de los edificios más famosos de Budapest, que forma parte del triángulo de la fama junto al Parlamento y al Puente de las cadenas, es el Castillo de Buda. Edificado hace 7 siglos, el palacio que vemos hoy en día poco tiene que ver con el que se construyera originalmente, debido a las múltiples batallas y guerras que lo destrozaron y las posteriores reconstrucciones que sufrió.
Aspecto actual del Castillo de Buda, sobre el Danubio.
La primera fortaleza, del rey Béla IV, se construyó en Óbuda entre 1247 y 1265, pues ordenó, tras la invasión mongola que arrasó el país, edificar un centenar de castillos y reconstruir las fortalezas existentes para defenderse en caso de una posterior invasión (como así ocurrió). Los posteriores reyes pasaban aquí mucho tiempo, y la ciudad comenzó a ganar importancia, y a ser una de las principales del reino junto con Esztergom y Székesfehérvár.
El palacio de hoy en día comenzó a construirse en el siglo XIV, por orden del hermano menor del rey Luis I (Lajos I). Posteriormente, el rey Segismundo (Szigmond) ordenó agrandar tanto el castillo como sus murallas, y finalmente el rey Matías Corvino aprobó su última ampliación, dándole grandes toques renacentistas de la época, con músicos, pintores, escultores y grandes reuniones de artistas.
Dibujo del castillo de Buda y su aspecto anterior.
Tras la conquista de Hungría por el imperio otomano en el siglo XVI, el Buda quedó gravemente dañada. Los posteriores intentos de reconquista la deterioraron aún más. En el siglo XVII fue finalmente reconquistada por Leopoldo I, de los Habsburgo. En la batalla, Buda quedó destruida y se inició su reconstrucción. La Torre de San Esteban de la fortaleza era utilizada como depósito de pólvora, y tras ser golpeada por un cañonazo explotó espectacularmente matando a más de 1500 soldados turcos al momento.
La casa de los Habsburgo gastó grandes cantidades en crear una residencia real en el castillo de Buda, modificando totalmente su diseño. En el año 1723 sufrió un enorme incendio. En la época de María Teresa de Habsburgo, y dadas las excelentes relaciones en aquella época entre la nobleza húngara y la reina, se convirtió en un símbolo de amistad y fraternidad, si bien sufrió algunas dificultades de financiación en años de dificultades económicas. Como la reina no pasaba mucho tiempo allí, donó el palacio a la Universidad de Nagyszombat, aunque finalmente no pudo ser utilizado para este fin, y fue ocupado por el Palatino de Hungría (el segundo cargo en importancia del país tras el rey).
Finalmente fue de nuevo gravemente dañado durante el Sitio de Budapest en 1944 por el ejército rojo, y reconstruido posteriormente tras la segunda guerra mundial.
Iluminación nocturna del castillo, y su reflejo en el Danubio.
Para llegar hasta el castillo de Buda tan solo hay que cruzar el puente de las cadenas y subir por una cuesta que comienza junto al túnel, o bien tomar el pequeño funicular que sube directamente hasta él. El billete ronda los 900 forintos por trayecto, aunque hay tickets de ida y vuelta algo más baratos. Sin duda merece la pena subir andando viendo la ciudad, aunque si se quiere usar el funicular, mejor subir en él y luego bajar andando, o aún mejor, dar una vuelta por Buda.
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