miércoles, 29 de marzo de 2017

La guerra de la cerveza

En la región rumana de Transilvania vive una importante minoría húngara que se concentra especialmente en una zona llamada Székelyföld (donde los húngaros son mayoría). Allí se fabrica una cerveza llamada "Csíki Sör" (Cerveza de Csík). Csík es a su vez una región histórica dentro de Székelyföld, habitada casi exclusivamente por húngaros étnicos. En esta zona, la mencionada marca de cerveza es muy popular. También es relativamente conocida en Hungría, ya que Transilvania, y dentro de ella Székelyföld, es un destino turístico frecuentado por húngaros, debido a la gran belleza de esta región formada por los montes Cárpatos, que atesora lagos, bosques y castillos, y en la que se habla húngaro en casi cualquier pueblo.

Hace ya tiempo, la compañía cervecera holandesa Heineken, que es propietaria de una marca de cerveza rumana llamada Ciuc (el nombre en rumano de Csík), denunció a Csíki sör por publicitarse como "La auténtica cerveza de Csík", en húngaro "Az ígazi Csíki sör", eslogan que puede verse en la etiqueta de esta bebida. El principal argumento de Heineken era que su marca de cerveza Ciuc es más antigua que la "Igazi Csíki sör", y que esta última se adueñó del nombre de su marca patentada. Por ello exigió el cierre de la fábrica y la desaparición de Csíki sör. Sin embargo, Heineken perdió el primer juicio, y más tarde también el segundo. La oficina de patentes de Rumanía llegó a pronunciarse a favor de Csíki sör. Pero, finalmente, el Tribunal de Apelación de Targu Mures (Marosvasárhely) dio la razón a Heineken y prohibió la Csíki sör, obligando al cierre inmediato de la fábrica.


A la izquierda la Ígazi Csíki sör, a la derecha la marca Ciuc de Heineken.


Desde entonces comenzó en Transilvania y Hungría un movimiento en apoyo a la Csíki sör, una cerveza muy querida entre los húngaros y que tiene varios premios por su calidad. Además comenzó a compararse con una lucha entre David y Goliat, entre una pequeña fábrica casi artesanal de cerveza contra una potente multinacional del lúpulo como Heineken. Y por si fuera poco, muchos consideraron esto como el enésimo ataque de Rumanía a la minoría húngara de Transilvania.

Coincidiendo con todo ello, el gobierno húngaro anunció la aplicación de una ley sobre símbolos históricos que prohibe, entre otros, la estrella roja o la hoz y el martillo comunistas, y la cruz flechada o la esvástica nazi. Ello impediría a Heineken utilizar en Hungría su logo (una estrella roja, que nada tiene que ver con el comunismo, y que se basa en los 4 ingredientes de la cerveza y un "quinto toque" de la marca). El gobierno no relacionó oficialmente esta ley con el conflicto Heineken-Csíki sör, sin embargo era vox populi que, cuanto menos, algo tenía que ver. Por cierto, la ley ya tiene 4 años, aunque en la práctica no suele aplicarse. Parecía que Heineken tenía que elegir entre abandonar el mercado húngaro o cambiar su logo. La noticia llegó incluso a la prensa internacional, como la española (claro que, como es habitual, no se molestaron en ahondar demasiado en el origen de la noticia, sino que se limitaron a utilizarla para seguir dando una imagen totalitaria del gobierno húngaro).

Hace varios días, finalmente Heineken emitió un comunicado que anunciaba un acuerdo con Csíki sör para el cese mutuo de acciones legales, permitiendo continuar con el nombre y producción de la pequeña marca de cerveza transilvana. Parece con ello que las presiones del gobierno húngaro han tenido bastante que ver en la decisión, aunque esto no sea así de forma oficial. En cualquier caso, lo cierto es que podremos seguir disfrutando de esta cerveza, que, en opinión de un servidor, es mil veces mejor que la Heineken. Claro que sobre gustos no hay nada escrito.


Fábrica de Csíki sör, en Csíkszenttamás (Transilvania), con la bandera Székely a la entrada.

Variedad de cervezas elaboradas por Csíki sör.

lunes, 6 de marzo de 2017

Adiós al sueño olímpico de Budapest

Este pasado Febrero ha estado marcado en Hungría por la decisión del gobierno húngaro de retirar su candidatura para los Juegos Olímpicos de 2024, terminando así el llamado sueño olímpico húngaro, al menos de momento.

Hungría había anunciado a bombo y platillo su candidatura hacía ya bastante tiempo para estos juegos de 2024. El gobierno de Fidesz tenía especial empeño en llevar a la capital húngara al centro mediático mundial del deporte con unos juegos olímpicos, tomando como ejemplo Barcelona 92, por el tamaño de la ciudad, parecido al de la capital catalana, lejos de las megaciudades que suelen celebrar este tipo de acontecimientos. Otra cosa distinta, claro está, era la voluntad del ciudadano húngaro de a pie, que no estaba muy por la labor de destinar los enormes recursos que requieren unos juegos olímpicos a estos menesteres, teniendo en cuenta las grandes dificultades económicas que sufre Hungría.

Así que como decía, aunque a Fidesz e incluso al propio COI, que visitó la ciudad, les parecía que Budapest era el sitio perfecto, muchos ciudadanos expresaron su rechazo a la candidatura. Los argumentos eran comprensibles: no es Hungría precisamente un país que puede permitirse estos caprichos, no solo por tamaño, sino principalmente por su economía. Un país donde el salario medio no llega a los 400 €, donde colegios y universidades tienen que cerrar las clases en invierno por no poder pagar las facturas de calefacción (las llamadas "szénszünet" o "vacaciones de carbón"), donde algunos hospitales se caen a pedazos o donde algunas líneas de metro o tranvía llevan décadas sin renovarse. Ningún sentido erigir esta megalomanía de estadios, pabellones y demás instalaciones, como si ya fuese poco la fiebre de los estadios de fútbol de Viktor Orbán (véase esta entrada antigua del blog, por ejemplo). No obstante desde el gobierno se empeñaron mucho en tratar de seducir a la población con el supuesto impulso que supondrían unos juegos olímpicos a la ciudad en particular, y al país entero en general.

Pero en Enero de 2017, una organización civil llamada "Momentum", realizó una petición para celebrar un referéndum en el que los residentes de Budapest decidieran si se organizaban o no los juegos en su ciudad. Algunos partidos opositores (LMP, Együtt, DK y MSZP, entre otros), se unieron a este movimiento. Según la ley húngara, si se reúnen suficientes firmas válidas (en concreto, 138.000), se pude exigir al gobierno que se celebre un referéndum sobre una cuestión en concreto.

El pasado 17 de Febrero la organización Momentum entregó 266.151 firmas pidiendo el referéndum sobre la candidatura de Budapest, muchas más de las necesarias. Además, se publicó una encuesta en el periódico Magyar Nemzet, donde tan solo un 35,4 % de participantes apoyaba la celebración de los juegos en Budapest, mientras que un 59,3 % se oponía a esto, y un 5,3 % no se pronunció al respecto.


Gráfica con la encuesta descrita: apoyo a las olimpiadas de Budapest. 35,4 % de encuentados a favor de la candidatura, 59,3 % en contra de ella, 5,3 % no sabe, no responde. A la derecha, apoyo por partidos (votantes de Fidesz 67% a favor y 26% en contra, Jobbik 23% a favor y 72% en contra, MSZP 26% a favor y 71% en contra, resto de partidos 13% a favor y 87% en contra, LMP 3% a favor y 97% en contra).
gráfica: mno.hu


El gobierno entró en una encrucijada: o retiraba la candidatura motu propio, o celebraban el referéndum, con un resultado de derrota casi asegurado (opción aún más humillante). El 22 de Febrero, tan solo 5 días después de la entrega de las firmas, se anunciaba la retirada de la candidatura de Budapest a los Juegos Olímpicos de 2024.

El debate está servido entre aquellos a favor, que argumentan que celebrar los juegos supondría un impulso al turismo, la economía y las infraestructuras del país, y los que están en contra, que opinan que sería un derroche que una economía tan dañada como la húngara no se puede permitir, que la corrupción se dispararía aún más, y que los estadios y estructuras construidos para los juegos terminarían acumulando polvo y óxido una vez pasados los juegos (como así ha pasado en China o Brasil, por ejemplo).

Personalmente yo creo que unos juegos olímpicos no ayudarían mucho a la clase media húngara. La que necesita dos trabajos para llegar a fin de mes, la que emigra del país en busca de buenos salarios. Aunque por otra parte, a los que conocemos muy bien la capital húngara se nos hace la boca agua tras ver imágenes como las que publicó el canal RTL húngaro de cómo serían los juegos en Budapest, una de las ciudades más bellas de Europa. Con ellas os dejo:


Carrera de atletismo en la plaza de los héroes.

Partido de volleyplaya en Városliget.

Tiro con arco junto al parlamento.

Otra imagen de tiro con arco junto al parlamento.

Prueba ciclista junto al Várkert, en Buda.

Estadios.

Prueba ciclista en la colina de Hármashatár.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...