miércoles, 28 de enero de 2015

Kopaszi gát

Kopaszi gát (literalmente "presa del calvo", aunque el nombre no tiene mucho significado), es una península artificial del Danubio situada al sur de Buda. Construida en el siglo XIX tras unas inundaciones, su objetivo era proteger esta parte industrial de Budapest y servir como puerto para mover mercancía en esta zona de producción vital para la ciudad. Con el declive de muchas de estas fábricas, el sitio fue perdiendo importancia y degenerando hasta que en el año 2003 una iniciativa privada de un consorcio de empresas húngaras y portuguesas transformaron la zona en una moderna y verde península con un centro de congresos, un largo paseo que recorre toda la península de norte a sur, zonas verdes a la orilla del Danubio perfectas para un picnic o simplemente tumbarse a tomar el sol, terrazas y restaurantes donde tomar una limonada, cerveza o un helado en verano (o probar un lángos), así como practicar el running, que la convirtieron en un lugar de referencia de la ciudad para el fin de semana y las largas y soleadas tardes de verano.


Kopaszi gát en Google Earth. Es la estrecha y alargada península que comienza al lado del puente, debajo a la izquierda.


Hace ya meses escribí acerca de Római part, situada en Óbuda, otro interesante lugar de ocio de fin de semana de Budapest. Pues bien, podría decirse que Kopaszi gát es su hermano moderno del sur. No tiene ese aire retro o ibicenco de Római, sino que es un sitio como el que se puede encontrar en muchas otras ciudades europeas como París o Londres, y puede ser una interesante alternativa. Los precios son un pelín elevados (pero igual que los de Római part).

Hay varias formas de llegar a este lugar bastante alejado del centro. Una de las más fáciles es tomar el metro 3 hasta Népliget y de aquí el autobús 103 hasta la parada de Pázmány Péter sétány. Otra opción es tomar el metro 4 o los tranvías 4-6 hasta Újbuda központ, y caminar un rato hasta Kopaszi gát. Yo acudí un fin de semana de otoño, con un paisaje muy colorido aunque algo más fresco. Os dejo unas fotos como siempre:


La orilla oriental, frente al Danubio.



Desde la parte occidental de la península se puede ver la zona industrial a la cual servía como puerto para mover las mercancías.

Hay multitud de terrazas de bares y restaurantes por toda la península, aunque en otoño permanecen cerradas a la espera de días más cálidos.



sábado, 24 de enero de 2015

Barrio Wekerle

El barrio Wekerle (Wekerle telep en húngaro), se encuentra en Kispest (distrito XIX), y debe su nombre al que fuera primer ministro de Hungría Sándor Wekerle, quien ideó la construcción en la capital de una zona residencial de baja densidad al estilo ciudad jardín, con cómodas y cuidadas casas, numerosos parques y zonas verdes, amplias avenidas arboladas y los servicios correspondientes, muy diferente de los atestados barrios de torres de viviendas y calles estrechas de la mayor parte del Budapest de aquella época (principios del siglo XX). La idea era que allí residieran los funcionarios del gobierno, aunque también se asentaron algunos trabajadores de la cercana industria de las afueras de la ciudad.

Del diseño se encargó el arquitecto Károly Kós, siguiendo el estilo de los castillos y edificios de Transilvania, utilizando mucho la madera, con torreones y tejados altos. Su construcción se inició en 1907 y se fue ampliando hasta 1925, cuando la crisis mundial detuvo su expansión. El barrio tiene un gran parque de forma cuadrada en el centro, rodeado por los edificios de aire transilvano, y las calles y avenidas se expanden en forma de tela de araña formando un rectángulo muy característico visto desde el aire.


Imagen de Google Earth, donde se aprecia la forma rectangular del barrio desde el aire, así como el parque central.


Hoy en día el barrio sigue siendo muy popular, en gran parte debido a que allí se rodó la versión húngara de la serie "Friends", y el día que yo lo visité pude ver a más de uno sacándose fotos enfrente del edificio donde se grabó la serie.

Llegar hasta allí es fácil, si bien es cierto que está bastante alejado del centro. Hay que tomar el metro 3 hasta Határ út (la penúltima parada al sur de la línea) y la única dificultad es cruzar las dos grandes avenidas hasta el lado correcto (según salimos del metro y cruzamos la estación de autobuses deberíamos cruzar primero de frente, hacia un centro comercial, y luego a la derecha). Desde aquí hay un paseo por una agradable y tranquila zona de viviendas hasta el parque central. Hay una pastelería muy recomendable (la que aparece en una foto) donde hacer un descanso y tomar un café y alguno de sus ricos pasteles.

Os dejo unas fotos de este barrio, perfecto para pasear una tarde de otoño:












martes, 20 de enero de 2015

Cementerio Kerepesi de Budapest

El cementerio Kerepesi (Kerepesi Temető en húngaro, oficialmente Fiumei út sírkert) se encuentra cerca del centro comercial Arena Plaza y la estación de tren Keleti, no muy lejos del centro, y además de ser un gran cementerio y un hermoso y colorido parque (sobre todo en otoño, la mejor época para visitarlo) cuenta con enormes mausoleos de algunos de los húngaros más importantes de la historia del país. En él descansan los restos de Kossuth Lajos, Batthyány Lajos, Deák Ferenc o József Attila, entre otros. También hay una zona dedicada a las víctimas de la fallida revolución contra la URSS de 1956 (justo al lado de un enorme panteón dedicado al movimiento obrero).

Para llegar hasta aquí desde el centro, la forma más cómoda es mediante la línea 2 de metro (la roja) hasta Keleti. Desde aquí hay que andar un poco por Fiumei út hasta la entrada principal. El acceso es gratuito.

Es un buen lugar para pasear, aunque a muchos les pueda parecer raro hacerlo en un cementerio, pero como he dicho no es uno corriente. También se dejan caer por aquí algunos turistas, aunque si no se dispone de mucho tiempo hay mejores cosas que hacer en Budapest.

En cualquier caso yo me pasé en otoño y pude hacer algunas fotografías muy coloridas de este lugar.


Mausoleo de Batthyany Lájos.

El de Deák Ferenc.

De Kossuth Lajos (fijaos en el tamaño comparándolo con el coche de la izquierda).


Monumento a los héroes del 56.

Mausoleo soviético al movimiento obrero.

Tumba de Károly Mihály.



sábado, 17 de enero de 2015

Terror háza

En el número 60 de la avenida Andrássy de Budapest se alza un curioso e impactante edificio con la palabra terror escrita (más bien perforada) en sus dos gigantescas cornisas metálicas, junto a la estrella de cinco puntas socialista y la cruz flechada del partido nazi húngaro. Es la terror háza (casa del terror).




Aunque tiene nombre de atracción de feria, es un museo sobre dos períodos totalitaristas de la historia húngara: el fascismo y el comunismo (que aunque poco tienen que ver ahí que los han juntado). La entrada cuesta 2.000 forint (creo que para estudiantes menores de 26 años hay un descuento del 50%), y hay que subir hasta el segundo piso, donde comienza la visita. Se va pasando por una serie de habitaciones donde, además de objetos expuestos, vídeos y fotografías, hay fotocopias que van explicando todo, aunque es un poco cansado leer tanto (acabas con un tocho de hojas en la mano). Ayuda mucho echarle un vistazo a la historia húngara antes y así es más llevadero. Es curioso que denuncien la represión histórica de estos regímenes y a la vez prohiban hacer fotos dentro del museo. Las de este artículo son de la web del museo (excepto la primera, que es del exterior).

El emplazamiento del museo no es casualidad, pues por una parte, fue elegida la sede de los nazis alemanes durante la ocupación de Hungría, y curiosamente después fue la sede de la ÁVH, la policía política de la etapa comunista. En el año 2000, bajo el primer gobierno de Viktor Orbán, fue remodelada, restaurada y convertida en el actual museo, que atrae a una gran cantidad de turistas y curiosos.

La primera parte del museo, más pequeña, habla sobre la terrible época fascista de la segunda guerra mundial: la invasión alemana y el gobierno pronazi de Ferenc Szálasi, las ejecuciones y deportaciones a campos de concentración masivas de los judíos húngaros. La segunda parte, mucho más extensa, sobre el represivo período comunista: los envíos de prisioneros a los gulag, los intercambios de población con los países de alrededor bajo el gobierno de Mátyás Rákosi entre otros, o la enorme represión del régimen sobre la disidencia. También se muestran los abusos de la ÁVH sobre cualquier sospechoso de conspirar o estar contra el régimen.

Sobre esto último trata la parte más impactante del museo, los sótanos del edificio, donde se encerraba, interrogaba y torturaba a los sospechosos. Se puede entrar a las celdas, algunas tan estrechas que no permitían sentarse, otras que no permitían estar de pie, y mesas de interrogatorios, tal y como eran hace medio siglo.

Otra de las sorpresas es el tanque alemán de la 2ª guerra mundial que está a la entrada, perfectamente conservado, o el cuadro gigantesco del puente de las cadenas totalmente destrozado durante dicha guerra. Se muestra vestuario y accesorios tanto del partido de la cruz flechada húngaro como de los nazis alemanes, así como de los líderes y políticos comunistas.






Desde que se inauguró el museo ha habido gran polémica, parte de la población y destacados politólogos e historiadores han acusado al gobierno de no enseñar toda la realidad de la historia, de mostrar a Hungría como una simple víctima de todo y no asumir su parte de responsabilidad (argumentando que la ocupación alemana fue prácticamente un paseo de rosas, no hubo ninguna resistencia militar y de hecho el almirante Horthy, regente en la época, era aliado de Hitler, si bien es cierto que no compartía sus prácticas más brutales). También se ha dicho que habla muy poco del período fascista y mucho del comunista, aunque es cierto que el primero fue bastante breve, de un año, mientras que el otro duró cuatro décadas.

Yo cuando fui no me había enterado aún de esta polémica, pero conozco un poco la historia de Hungría y enseguida me llegó la idea de fondo que transmitía el museo, y cuando vi la última página del librito que dan al entrar y dice quién gestionó su construcción, me lo expliqué todo, y me acordé de cierto monumento que inauguraron hace poco y que tampoco estuvo exento de polémica.

De todas formas es muy recomendable, sobre todo recorrer los sótanos es toda una experiencia que no debería faltar si tenéis tiempo de hacer cosas en Budapest.

miércoles, 14 de enero de 2015

Szikla kórház

Szikla kórház (en castellano "Hospital en la roca", en inglés "Hospital in the rock") es una visita muy especial y recomendable. Como su nombre indica está "en la roca", es decir, dentro de una montaña. Esta especie de museo-exhibición consta de un laberinto de galerías y túneles excavados en las montañas de Buda, esencialmente bajo el Castillo de Buda, que se utilizaron como hospital durante la segunda guerra mundial y como búnker en caso de ataque nuclear en la guerra fría.

La historia de este lugar, como explican durante la visita, comienza muchos siglos atrás, cuando los habitantes de Buda construían cuevas donde almacenar víveres. Con el tiempo algunas de estas cuevas se unieron formando túneles, y ya en la segunda guerra mundial, con Budapest asediado por el ejército rojo se utilizó como un gran hospital-refugio, ya que estaba a salvo de los bombardeos soviéticos. Posteriormente, durante la época comunista fue ampliado para servir de macrorefugio en caso de un ataque nuclear americano. Finalmente, el hospital volvió a abrir durante un breve periodo de tiempo en 1956, cuando la revolución húngara contra la URSS.

Hoy en día se hallan en su interior cientos de figuras de cera y materiales que emulan el antiguo hospital durante la guerra: médicos, enfermeros, soldados heridos, militares, literas... tan solo falta el olor a podedumbre, putrefacción y hacinamiento, y el bullicio y el correcalles al llegar los heridos, que sobrepasaban ampliamente la capacidad del hospital (con unas 50 camas, aunque llegaba a alojar más de 500 de heridos) hasta el punto de tener estos que compartir cama o estar en el suelo en cualquier rincón, a la espera de ayuda médica o la muerte en el peor de los casos. A día de hoy aún funciona el viejo sistema de ventilación, aunque debido al gran ruido que genera tan solo se activa durante la noche.

Las visitas son en grupo y con guía obligatorio, salen cada hora y el recorrido dura unos 60 minutos, parando en varios sitios para escuchar las explicaciones del guía, pudiéndose elegir entre el inglés o el húngaro. Abre de lunes a domingo a las 10 de la mañana y cierra a las 8 de la tarde (a las 7 sale el último grupo). La dirección es Lovas út 4/c.

El precio es de 3.600 forint (12 €) para todo el mundo excepto menores de 26 años, quienes pagan la mitad. No hay el tan ansiado descuento de estudiante. Es un poco caro, pero teniendo en cuenta que son guiadas y duran una hora se entiende que sea un pelín elevado.

Como no está permitido hacer fotos en su interior he buscado algunas por internet:







domingo, 11 de enero de 2015

Memento Park, las estatuas comunistas

Cuando el régimen comunista cayó en Hungría en 1989, Budapest estaba lleno de estatuas y monumentos de este período de la historia del país. En lugar de fundirlas y vender el metal al peso, como hicieron en otros sitios, el gobierno húngaro decidió trasladar algunas de las más significativas a las afueras de la ciudad, creando un pequeño parque de pago donde se exhiben (una idea mucho más lucrativa). Es Memento Park.

El mayor problema de llegar aquí es la distancia. Se encuentra muy alejado del centro, en la periferia de Budapest. Hoy en día el tiempo de viaje se ha reducido gracias a las nuevas infraestructuras de la capital, pese a todo se tarda en torno a 30-40 minutos desde el centro. Hay que tomar el metro 4 hasta Kelenföld (la última estación de Buda), y desde aquí el autobús 150 en dirección a Budateteny-Campona, que tras unos 15 minutos de viaje nos deja cerca de la entrada, en una parada llamada Memento Park. Hasta hace no mucho el viaje podía durar más de una hora (la línea 4 del metro la inauguraron este mismo año, y el autobús en realidad va a Campona, un centro comercial construido hace pocos años). Desde el centro parten autobuses directamente al parque, pero no son municipales y son bastante caros. El parque abre a las 10 de la mañana y cierra al anochecer, ya que no tiene iluminación.

El precio de la entrada es de 1.500 forint (unos 5 €) el ticket normal o 1.000 forint (3,30 €) el ticket de estudiante (ojo, no vale cualquier carnet de estudiante, hay que tener el húngaro o la tarjeta ISIC). A esto hay que sumar el precio del viaje, otros mil forint más en tickets de metro y bus.

A la entrada del parque, desde fuera, nos saluda un muro de ladrillo donde pueden verse las primeras obras: la estatua de Lenin, el busto de Marx y Engels y las botas de la antigua estatua de Stalin (que estaba en Varosliget y fue derribada durante la revolución de 1956). Una vez entramos no hay mucho más: alrededor de una docena de estatuas o monumentos en un pequeño parque que se recorre en unos 20 minutos como máximo parando a tomar fotografías, sin ninguna explicación más que unos pequeños cartelitos con el nombre de la obra y su ubicación original en Budapest. A la salida hay un Trabant (en bastante mal estado) y una cabina donde supuestamente se escuchan mensajes grabados de Stalin (el día que yo fui estaba cerrada con un candado).

Con todo esto me refiero a que a los que no sean muy entusiastas no les merecerá la pena invertir una mañana o una tarde de su viaje a Budapest yendo hasta tan lejos para no ver mucho, además del alto precio de la entrada teniendo en cuenta lo que ofrece. En mi opinión, hay mejores cosas que hacer en Budapest, pese a que muchas guías anuncien este sitio a bombo y platillo. Ahora, si os sobra tiempo y tenéis curiosidad, adelante.

Sobre porqué no se dejaron las estatuas en las calles de Budapest, hay varios motivos. Primero, para mucha gente fue una época oscura y dolorosa de la historia debido a la fuerte represión por parte de Moscú y la URSS, por otro lado forman parte de la historia del país (guste o no guste es así), y por último, en las calles de Budapest no hubiesen durado mucho sin ser saboteadas o destruidas. Y claro está, es un floreciente negocio para las arcas municipales.

Os dejo unas fotografías de mi visita:


Estatua de Lenin a la entrada

Estatua de Marx y Engels.

Soldado soviético libertador.






Homenaje a las Brigadas Internacionales españolas.


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