sábado, 13 de septiembre de 2014

Cat café

Si el otro día hablaba de Alexandra Bookcafe, que mezcla libros y café, hoy daremos un paso más allá y hablaremos de mezclar gatos y café... ¿Es posible? Sí, lo es, en Cat Café.

Cualquiera diría al entrar que está en una cafetería normal y corriente, con sus mesas, sus sillas, su decoración... Espera, ¿qué es eso que se mueve allí? ¡Es un cica!




Entre 10 y 12 gatos se pasean libremente por este establecimiento de dos plantas, con mesas y sillas hechas con palets (además de mesas normales también), aunque no penséis que van a venir moviendo el rabito a que les acariciemos, pues al fin y al cabo son gatos. Tendremos que acercarnos a ellos y esperar que se dejen. Muchos están en sus pequeñas "madrigueras" en forma de baldas en la pared, o tumbados en cualquier sitio. Y la mayoría, practicando su tarea favorita: dormir. Algunas fotos son mías de cuando estuve, otras las tomo prestadas del propio facebook de la cafetería.






Para los amantes de estos animales (entre los cuales por supuesto yo me incluyo, pues siempre he vivido con gatos) es un sitio de obligada visita, sobre todo si uno tiene morriña y su casero no le deja tener gatos en casa...

Buceando un poco en la historia de estos locales descubrí que por lo visto es una moda surgida en Japón a raíz de varias ordenanzas que prohibieron tener mascotas en casa. También hay más cafeterías gatunas en otras ciudades de Europa, no es exclusivo de Budapest, como en París, Madrid, Viena...

Dentro de la cafetería hay unas pequeñas normas, obviamente, pues no es un sitio cualquiera: está prohibido dar de comer a los gatos, sobre todo nada de darles los pasteles que tienen allí (aunque sí venden una especie de snack que se les puede dar, y de hecho es la única razón por la que se enamorarán de nosotros jeje...), así como molestarles, dejar la puerta de la calle abierta (podrían escaparse) y esas cosas. No hay una barra como tal para pedir por razones de higiene: los alimentos están dentro de una habitación-cubo a la cual los gatos no pueden entrar, aunque tiene un pequeño cristal para ver los pasteles que hay. Una amable camarera vendrá a la mesa y tomará nota.





Los gatos están totalmente vacunados y son revisados regularmente por veterinarios. Y por descontado, son uno de los animales más limpios, todo el día aseándose con su pequeña y áspera lengua. La limpieza del local es igual de escrupulosa. Así que tranquilos.

Para los alérgicos a los gatos... mejor no entrar, y por prudencia tampoco se lo recomendaría a las embarazadas, aunque supongo que los gatos se alimentan exclusivamente de pienso, lo preguntaré la próxima vez que vaya.

Por lo demás, la cafetería es un pelín cara para ser Budapest, pero tampoco mucho más que las otras. Hombre, estar rodeado de estos pequeños bichejos tiene su precio.

Una recomendación personal... si vais, pedir el café cat-puccino... tiene la "huella" de la casa :)




Para los interesados, aquí su web y su dirección: Révay utca 3 (muy céntrico).


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...