Tras 5 años viviendo en Szeged, en el sur de Hungría, toca hacer las maletas y mudarse a la capital: Budapest, una vieja conocida, una amante, destino de muchas escapadas durante estos años.
Aún recuerdo la primera vez que aterricé en el entonces aeropuerto de Ferihegy, tomé el mítico autobús 200 a Kőbanya-Kispest, viajé en el destartalado tren de metro de la época soviética de la línea 3 y fui a mi hostal, en plena plaza de Astoria, una cálida noche de Agosto. Tras dejar las maletas, salí a dar una vuelta por una ciudad y un país totalmente desconocidos para mí. Lo primero que hice fue dirigirme al Danubio, y por casualidad salí al río justo en uno de los que ahora son mis sitios favoritos de Budapest: el puente Szabadság (por aquel entonces le llamaba simplemente el puente verde), desde el cual se tiene, mirando hacia el norte, una de las imágenes más bonitas de la ciudad. Y entonces fue cuando Budapest me llegó al corazón.
Así que con algo de morriña dejo Alföld y sus bellas e infinitas llanuras, como diría Sándor Petőfi, para vivir nuevas experiencias en Budapest. Pese a que ya he hablado de ella en varias entradas, aprovecharé mi estancia para desvelar sus secretos, lugares, rincones y quehaceres de una ciudad diferente, con la que podría hacerse un paralelismo con Mourinho y llamarla "The special one". Quien ha estado sabe porqué.
Por cierto, la mudanza no estuvo exenta de sorpresas, quizás la más curiosa fue cuando se nos averió el coche (hasta arriba de equipaje y bártulos) en plena autopista a unos 18 kilómetros de Budapest, anocheciendo, y mientras lo reparaban llegó un camionero ruso, aparcó el camión en el arcén de la autopista como que no quiere la cosa (llevándose por delante nuestro dichoso triangulito), y se bajó a preguntarnos cómo se iba a Ucrania. No hablaba ni papa de inglés y no entendía que se había pasado el desvío y tenía que dar la vuelta. Y mira que está bien señalizado. En fin, esas cosas que solo pueden ocurrir aquí.
Para terminar unas imágenes de Szeged y Alföld, cosecha propia:
Para terminar unas imágenes de Szeged y Alföld, cosecha propia:
es imposible que en una mudanza no ocurran cosas! La proxima a contratar un buen servicio de minifletes y que no pasen cosas terribles! jaja
ResponderEliminarsaludos!