viernes, 29 de diciembre de 2017

Los alimentos en Europa oriental, peores que los de occidente

En Hungría, y en otros países del este de la Unión Europea, ha habido cierta polémica reciente al publicarse en los medios de comunicación algo que sus ciudadanos saben perfectamente desde hace tiempo, pero que no iba más allá de comentarios entre amigos o vecinos: que los productos de alimentación que las multinacionales venden en sus supermercados y otras cadenas mayoristas, son de peor calidad que los de la misma marca de las tiendas de Europa occidental. Lo publicaba por ejemplo el diario húngaro Index, denunciando el caso eslovaco y posteriormente el propio húngaro. El caso es que esta noticia ha llegado incluso a España, puede leerse en esta entrada de El País. Y en esta otra entrada de forma gráfica.

Esto es algo que cualquiera puede comprobar fácilmente, basta con entrar a cualquier supermercado húngaro (o checo, o eslovaco) y ver que los alimentos que allí se venden, o bien son de las mismas marcas que en España o Alemania, por ejemplo (Danone, Coca-Cola, Nestle, Kraft...) o bien mantienen la marca original húngara pero esta forma parte de alguna gran multinacional de la alimentación (básicamente de las mencionadas antes). En el primer caso son alimentos "globales" como yogures, refrescos o pastas, en el segundo suelen ser productos típicos húngaros que por ello se venden prácticamente en su totalidad en Hungría.

Si compramos y probamos algunos de los alimentos que mencioné en el primer grupo, en muchos casos veremos que son de peor calidad, composición y/o sabor que el mismo que podríamos conseguir en Europa occidental. Pizza con menos queso, salchichas con menos carne, chocolate con menos cacao, zumo con menos fruta... son algunos ejemplos. En el estudio publicado, las comparaciones eran con Austria, por cercanía. Y de hecho, en los típicos viajes, por ejemplo a Viena (2 horas desde Budapest), es muy habitual ver a los húngaros con bolsas de compra llenas de chocolates y dulces, algunos típicos de Austria, pero otros pueden adquirirse en cualquier supermercado húngaro, aunque su calidad es indiscutiblemente mejor en el país germánico.




Estas fotos están tomadas del artículo de El País al que me refería al comienzo de la entrada. Puede comprobarse como los mismos productos son en Hungría, comparados con Austria, de peor composición. Aunque puede argumentarse que también son más baratos, no hay que olvidar que los alquileres de las tiendas y los salarios son infinitamente más baratos en Hungría comparados con Austria. Por, ello, los beneficios probablemente sean incluso más elevados en proporción.


Esto no es algo que haya pillado por sorpresa, en absoluto. Viene a confirmar algo que ya sabíamos cualquiera que vivimos o hayamos vivido en los países de la antigua Europa socialista. De hecho, cuando yo vivía en Hungría, recibía continuamente paquetes desde España en los que me enviaban no solo los típicos envases de jamón o lomo ibéricos (productos típicos españoles más difíciles de encontrar en el extranjero, al menos por entonces, ahora es más fácil), sino también cosas más sencillas como latas de atún o de aceitunas, y otros productos que podía obtener fácilmente en Hungría, aunque allí eran de peor calidad y más caros que en España. La cosa se confirmó cuando mis compañeros de la facultad (de otros países como Suecia, Noruega o Alemania) me contaron que hacían exactamente lo mismo. No solo sus familiares o amigos les enviaban productos típicos de sus países, sino que también recibían alimentos fáciles de obtener en cualquier tienda húngara (el típico ejemplo es la Nutella), argumentando que los de su país eran mejores. Y no es que fuera un arranque de patriotismo, en absoluto, sino que podía confirmarse objetivamente haciendo la prueba. Ignoro la de toneladas de alimentos que llegan solamente a los estudiantes extranjeros de mi facultad, desde luego las empresas de transporte hacen su Agosto gracias a esto.

Pero, ¿porqué pasa esto? Bueno, en algunas entradas más antiguas de este blog, analicé desde mi punto de vista cómo había sido la transición de la economía planificada a la economía de mercado en los países de la antigua esfera socialista (como Hungría). Si alguien tiene tiempo y curiosidad, puede leerlas haciendo click aquí y aquí. Además, hay que tener en cuenta que el mercado de la alimentación, que cuenta con un sinfín de diferentes productos y marcas, está controlado por 10 multinacionales, como refleja este artículo en español de la BBC. Y que, al desembarcar en la antigua Europa del este, disfrutan de un monopolio aún mayor que el de Europa occidental, sin que exista la competencia a sus productos (y si existe la compran rápidamente). Vamos, que pueden hacer lo que les de la gana, como se ha comprobado en este estudio. Y es que el mercado no es libre, sino que lo tienen "atado y bien atado".

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