lunes, 19 de mayo de 2014

Győr

Győr es la sexta ciudad de Hungría por población, con 128.000 habitantes, y se encuentra prácticamente a mitad de camino entre Budapest y Viena, al noroeste del país. Situada a tan solo 120 kilómetros de la capital húngara, y por su pequeño tamaño pero gran belleza, Győr es una ciudad perfecta para una escapada desde Budapest, y también recomendable desde Viena o Bratislava por su cercanía.

Cómo llegar

Si disponemos de automóvil y partimos de la capital, tan solo tenemos que tomar la autopista M1 y conducir los 120 kilómetros que separan ambas ciudades, algo que llevará menos de una hora de viaje. 

Si dependemos del transporte público, el tren es la mejor opción sin ninguna duda. Cada hora parten trenes desde la estación de Keleti, y lo mismo ocurre en sentido inverso, desde a las 5 de la madrugada hasta las 9 de la noche. El viaje dura alrededor de una hora y media, y el precio del billete ronda actualmente los 10 € en 2º clase.

Breve historia

Fundada por los celtas en el siglo V a.C., se denominaba Arrabona (y a día de hoy el nombre alemán es Raab). Después fue ocupada por romanos, eslavos o ávaros hasta que el siglo X llegaron los húngaros y ocuparon la ciudad. Győr sufrió las invasiones posteriores de tártaros y otomanos, como la mayor parte del país. Antes de que llegaran los turcos, en el siglo XVI, la ciudad fue quemada para que el imperio Otomano solo encontrase cenizas. Posteriormente los Habsburgo recuperaron la ciudad y comenzó su reconstrucción.

La ciudad siempre ha tenido una importante tradición industrial, y es una de las zonas más prósperas de Hungría. Cuenta con una importante planta de Audi, y los ejecutivos alemanes siempre están presentes por las calles y restaurantes del centro de la ciudad. También cuenta con universidad. Es de las pocas ciudades húngaras que no ha perdido prácticamente población desde la caída del socialismo, y su centro y edificios históricos han disfrutado de un intenso proceso de restauración.

Qué ver

Partiendo de la estación de tren, el primer gran edificio que nos encontraremos es el ayuntamiento (városháza), un espectacular palacio con su característica torre central de 85 metros de altura. 


Városháza, o ayuntamiento de Győr.


Desde aquí deberemos de tomar la calle Baross Gábor, que nos llevará directamente a la parte histórica. En esta misma calle se encuentra una de mis pastelerías favoritas, Matias Kávéház és Cukrászda, que es un sitio perfecto para hacer un alto, tomar un buen café y degustar uno de los pasteles que ofrecen. Tras recorrer algunas de las calles del casco viejo, deberemos cruzar el doble puente sobe el río Rába (nombre curioso para los hispanohablantes). A mitad de camino (como dije, el puente es doble) hay una isla a la cual se puede bajar y recorrerla. 



Clásicos pasteles en Hungría, como la Dobos torta (segunda comenzando por la izquierda), Túrós torta (cuarta comenzando por la izquierda) o la Sacher torta (segunda comenzando por la derecha. Esta última es originaria de Austria, pero también es muy famosa en Hungría).


Si cruzamos el puente en su totalidad, una opción aconsejable es recorrer el paseo junto al río de Mihálkovics hasta llegar a una rotonda, desde la cual divisaremos la sinagoga, con un tamaño sorprendente en comparación con el tamaño de la ciudad, y que nos da la idea de la importante población judía que la habitaba hasta la segunda guerra mundial.


Sinagoga de Győr.


Un poco más allá está el balneario de la ciudad (que no puede faltar, como buena ciudad húngara), el Raba Quelle thermalfürdo (aquí su web en inglés). Son más baratos (y pequeños) que los de Budapest, y sin duda son recomendables si disponemos de suficiente tiempo. Disponen de piscinas termales tanto interiores como exteriores, así como sauna.

Cruzando el puente Jedlik Ányos sobre el Mosoi-Duna, llegamos a otra parte de la ciudad, con un agradable parque (Kálóczy tér), y de nuevo tomaremos un tercer puente, Kossuth híd, para volver a la parte antigua. Caminamos por Jedlik Ányos utca, una calle con comercios y curiosos carteles colgantes decorativos, y llegamos a Szechényi tér, con su enorme iglesia de San Ignacio de Loyola. Un poco más adelante está el teatro de Győr (obviamente llamado Némzeti színház, teatro nacional en húngaro, como todos los del país).


Szechényi tér.




A la hora de llenar el estómago las opciones son variadas. Cuando yo estuve, nos decantamos por el John Bull étterem, ya que era un viejo conocido con franquicias en otras ciudades húngaras, decorado al estilo inglés. La comida y el servicio fueron excelentes, y es bastante popular entre turistas, ejecutivos de Audi alemanes y lugareños. Está muy cerca del puente doble sobre el río Rába (Rába kettos híd en húngaro).

Como dije es una ciudad pequeña, fácil de ver en un día, aunque si nos lo queremos tomar con tranquilidad, visitar su balneario durante varias horas e ir a varias pastelerías y restaurantes, quizás lo mejor sea pasar allí una noche y volver al día siguiente a Budapest.



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