jueves, 27 de abril de 2017

Polémica entre la CEU y el gobierno húngaro

Durante estas últimas semanas la actualidad magiar ha estado de nuevo en el candelero internacional debido al pulso que han mantenido el gobierno húngaro encabezado por Viktor Orbán y la CEU (Central European University), una universidad privada con sede en Budapest y financiada por el multimillonario americano de origen húngaro George Soros (o Soros György, como se le conoce en Hungría). Frente a esto se han producido manifestaciones masivas en Budapest, con un número de participantes no visto desde la polémica ley de Internet de 2014 de la cual escribí en este blog.

Para tratar de explicar qué ha ocurrido hace falta saber realmente qué es Fidesz, qué es la CEU y quién es György Soros.


Edificio de la CEU en el centro de Budapest.
fotografía: wikipedia


Del gobierno húngaro de Fidesz he escrito largo y tendido en este blog, y no me extenderé en esta entrada demasiado sobre ello. Puede ser considerado como la derecha populista y nacionalista húngara, con un carismático líder llamado Viktor Orbán. El partido tiene una historia curiosa, nació como un partido liberal en plena caída del socialismo, posteriormente fue escorándose hacia la derecha, el conservadurismo y el intervencionismo económico, así como un fuerte nacionalismo. Con una política económica propia de la izquierda y un discurso y unos valores propios de la derecha, tiene mayoría en el parlamento húngaro desde que ganase las elecciones de 2010 y 2014. Y según las encuestas, hará lo propio en 2018.

La CEU es una universidad privada financiada por Soros, un multimillonario especulador nacido en Budapest y que vive en Estados Unidos. Lo diré sin paños calientes, la CEU es una de tantas universidades americanas que se instalaron en Europa central y oriental tras la caída el socialismo que abrazan los valores del liberalismo y el capitalismo, con el objetivo de formar futuros líderes políticos y empresariales en estos países, a los que inculcar estos valores y asegurarse de que serán fieles "colonias" económicas y políticas de Estados Unidos y Occidente en general (si eso es para bien o para mal, no es el tema de debate de esta entrada). A todo esto se le llama eufemísticamente "fomento de la democratización de antiguos países socialistas". Que por supuesto suena mucho más legítimo, una buena causa a la cual toda persona que se oponga será inmediatamente tildada de antidemócrata, radical, extremista, fascista o comunista (todo vale). No solo se trata de unas cuantas universidades privadas, en realidad hay un denso tejido de charities, ONGs, asociaciones y organizaciones bien establecidas por casi todos los países del planeta, que tienen este mismo objetivo.

En el caso de Soros, su red particular se llama Open Society Foundations. En su link de wikipedia (en inglés, no está traducido al castellano) puede leerse cómo este grupo defiende los clásicos valores habituales de este tipo de organizaciones: derechos humanos, justicia, libertad de prensa, educación, desarrollo democrático... Con todo eso uno tiende a pensar que Soros es un filántropo, y de hecho esta es la base que automáticamente legitima sus acciones y que le sirve para reclutar un ejército de voluntarios que creen que están haciendo un bien social y difundiendo libertad, democracia y derechos humanos por el mundo.

Hace tiempo leí en un blog, que por desgracia ya no existe, una buena comparación en este sentido. Se equiparaba a los antiguos misioneros, en plena época colonial, que viajaban desde las potencias coloniales como España, Francia o Inglaterra hacia África o América. Viajaban para difundir el cristianismo y la religión. Porque estaban convencidos que iban a salvar las almas de los indígenas paganos o con falsas religiones. Y sin embargo la religión solo era una forma de las potencias europeas para tener controlados a los nativos. Colonizar mentes para colonizar países. Bien, pues esto hoy en día tan desfasado y caduco como la religión, se ha transformado en democracia y derechos humanos. Voluntarios que, igual que sus antecesores, viajan con toda la buena intención del mundo a salvar las almas de aquellas personas sometidas a terribles regímenes autoritarios o dictatoriales, de todo tipo de ideologías, pero con una cosa en común: que tienen intereses contrarios a Occidente, contrarios al establishment mundial en el que basa su poder y fortuna la reducida oligarquía mundial. Porque es curioso que, sin embargo, estas organizaciones no estén presentes en aquellos países con gobiernos autoritarios pero que sí abrazan los intereses occidentales. De estos apenas se habla en los medios.

Y finalmente detrás de la CEU u Open Society, está George Soros, un oscuro personaje cuya biografía puede leerse sencillamente en la wikipedia a través de este link. Básicamente se trata de un especulador que logró amasar gran parte de su fortuna a costa de llevar a la quiebra al Banco de Inglaterra en el famoso "miércoles negro" de 1992. Nacido en Budapest, posteriormente se instaló en Estados Unidos, abraza fuertemente los valores del liberalismo económico y fue una persona clave para la instauración de sistemas capitalistas en la antigua Europa del este postsocialista. Un auténtico influencer mundial, cuya debilidad es Hungría (por su origen) y que ha chocado frontalmente contra el gobierno húngaro, que, como decía, mantiene una ideología nacionalista (frente a la ideología globalista de Soros), así como partidaria de intervenir en la economía y en las empresas extranjeras que operan en Hungría, frente al ultraliberalismo de Soros.

Desde hace ya tiempo, las ideologías de Soros y el gobierno húngaro chocan frontalmente de manera continua. Este episodio de la CEU ha sido tan solo uno más. Pero, en cualquier caso, lo primero que hay que dejar claro es que, con esta ley, el gobierno húngaro no va a prohibir ni ilegalizar la CEU. El pasado 19 de Abril se aprobó una ley en el parlamento húngaro que obliga a organizaciones civiles que reciben financiación del extranjero a registrarse como "organización apoyada desde el extranjero", si se trata de una cantidad mayor a 7 millones de forint (23.000 euros) el dinero que reciben. Hay que tener en cuenta que, por ejemplo, la CEU está registrada en Estados Unidos, donde se aceptan los títulos expedidos por ella, pero no tiene ningún Campus universitario en dicho país, solamente tiene actividad docente en Hungría. La ley obliga a las universidades que se establezcan en Hungría a tener sede y programas en su país de origen. Además el gobierno húngaro acusa a la CEU de competencia desleal con las universidades húngaras, ya que sus títulos no se aceptan en Estados Unidos, pero el de la CEU sí. Por todo ello Hungría deberá dar explicaciones a la Comisión Europea dentro de poco, al haber sido convocada por Bruselas para aclarar este asunto.

El primer ministro Orbán ha hablado claramente sobre el hecho de que él considera que hay una red internacional de asociaciones y organizaciones civiles que interfieren en la política y en la sociedad de países extranjeros parar adaptar estos a los intereses de una oligarquía que las financia y de la cual Soros forma parte. Según Orbán, hay que controlar (que no ilegalizar) estas organizaciones para evitar que tomen las riendas de los países en los que actúan. No deja de resultar irónico el hecho de que el propio Orbán se benefició, hace ya bastantes años, de una beca de Soros para estudiar en Oxford.

Contra esta ley se produjeron una serie de grandes protestas en Budapest, con miles de personas manifestándose frente al parlamente húngaro y frente al palacio presidencial de Buda (residencia del presidente húngaro János Ader). Manifestaciones muy numerosas, y en la que no faltaban los clásicos emblemas de la oposición como banderas de la UE, gritos contra el gobierno de Orbán calificándolo de dictador y demás parafernalia habitual. Incluso llegaron a colgar una bandera de la UE en el edificio de la radio estatal. Aquí algunas de las imágenes publicadas en medios húngaros como index.hu o hvg.hu:








Puede parecer que un gobierno como el húngaro, acusado de autoritario por la oposición y gran parte de la prensa nacional e internacional, que actúa contra una universidad, se convierta inmediatamente el malo de la película. Y seguramente esto sea lo que hizo salir  a la mayor parte de la gente a manifestarse. Pero realmente hay que analizar esto con cuidado para darse cuenta que probablemente en esta batalla nadie es el "bueno" o el "malo". Porque, por una parte, un gobierno tiene derecho a defenderse de la injerencia extranjera si esta va en contra de los intereses de su población, al fin y al cabo son los ciudadanos de un país los que les han legitimado en las urnas y debe actuar defendiendo los intereses del pueblo al que representan. Por otra parte, la misma injerencia extranjera, hasta cierto punto, puede evitar derivas autoritarias, ejerciendo cierto control sobre los gobiernos de otros países. Pero, ¿donde está el equilibrio? Y, sobre todo ¿quién lo marca? ¿Quién está legitimado para ello?
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