Se avecinan tiempos de cambio. Cambio de ciclo. Hace ya algunas semanas que me marché de Hungría por una temporada indefinida, la mayor
desde que hace 6 años aterrizase en este hermoso país. Un
tiempo inolvidable en la tierra de los magiares, que me ha acogido de
maravilla. Y a la cual volveré, claro, en muchas ocasiones.
Pero, por el momento, los días de pasarse las horas metido en un
cilindro de aluminio atravesando nubes, los
interminables viajes en tren o autobús, en definitiva, esas jornadas viajeras que comienzan antes de que salga el sol y terminan bien de
noche, y que tan bien conocemos los euro-expatriados, tendrán que esperar. A esos viajes dedico el título de la
entrada, tomado prestado de una canción del grupo cántabro “La
Fuga”, que simboliza eso de vagar de un sitio a otro, de un país a
otro (aunque el sentido de la canción es distinto, pero bueno).
De momento tengo pensando seguir con el
blog. Claro que ahora las entradas ya no serán literalmente “desde
Hungría”, como dice el título, pero sí que seguiré en contacto
con Hungría y los húngaros. Con la rabiosa actualidad, con las
anécdotas, costumbres y rincones de un país que nunca deja de
sorprenderme. Aún hay mucho que contar de Magyarország y sus
alrededores.
Aprovecho para dar las gracias a todos
los lectores del blog, los ocasionales y los habituales, que no han
parado de crecer desde que hace más de un año clickase el botón de
“publicar entrada” por primera vez. También agradecer los
comentarios y emails. Porque al final esa es la energía que me mueve
a escribir las entradas del blog. Eso, y, por supuesto, mi amor por un país llamado Hungría.
Último atardecer en el aeropuerto de Budapest, terminal 2A. Recuerdo que llegué por primera vez a Hungría en un vuelo de la ya extinta Málev, cuando funcionaba la ya clausurada Terminal 1 del entonces llamado aeropuerto Ferihegy. Me marché en un vuelo de Lufthansa por la Terminal 2 en el ahora llamado aeropuerto Liszt Ferenc. Es curioso cómo pasa el tiempo.
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