Cada año, el 20 de Agosto es uno de esos días marcados bien en rojo en el calendario de los húngaros: es festivo nacional, día de San Esteban, en homenaje al fundador del Reino de Hungría allá por el año 1000, y primer rey húngaro, al recibir el título rex del papa. El rey Esteban fomentó el cristianismo en Hungría y forjó buenas relaciones con los estados de alrededor para integrar a los húngaros en Europa, tras décadas de luchas y batallas con sus vecinos. Centralizó el poder estatal y creó un sistema de condados subordinados a la capital. Su reinado se extendió entre 1000 y 1038 y fue uno de los principales responsables en sentar algunas de las bases del Estado húngaro tal y como lo conocemos hoy en día. Fue canonizado el 20 de Agosto de 1083, y por eso se celebra este día en su homenaje.
Más allá de reyes y libros de historia, lo cierto es que este día festivo, que con suerte como este año, cae en puente, los húngaros, especialmente los de Budapest, huyen en masa de la gran ciudad, el asfalto y la oficina para refugiarse en uno de los cientos de hoteles Spa que inundan el país. El lago Balaton es otro popular destino, al ser pleno Agosto, y alojamientos y playas cuelgan el cartel de completo en estos días. También es una fecha excelente para hacer excursiones por los montes del Norte de Hungría, visitar las regiones vinícolas o algunos de los muchos castillos y palacios que salpican Hungría. O simplemente ir al pueblo y visitar a la familia.
Hay que mencionar que los años que cae en martes o jueves, para hacer el puente, en Hungría hay que trabajar el sábado de la semana anterior, así que este concepto de puente es un tanto peculiar tal y como se conoce en otros países (como España por ejemplo).
Para los que se quedan en la capital, a los que se unen muchos húngaros venidos del resto del país a pasar este festivo, hay algunas actividades interesantes. Durante el día se cortan al tráfico la avenida de la rivera del Danubio (Dunapart) en el lado de Buda, así como el puente de las cadenas, y los peatones se adueñan del asfalto por un día. En la orilla de Buda cerrada al tráfico se monta un mercado interesante, aunque supermasificado de gente. En él se muestran y se venden todo tipo de artesanía, en hierro, madera, cuero, vidrio, porcelana y demás, junto con puestos gastronómicos en los que se venden los famosos langós, chorizos, morcillas, szalona y demás productos típicos, así como helados, granizados, bebidas y rétes. Y todos los años es lo mismo. En mi opinión, los precios son bastante elevados y la calidad de muchos de los productos (especialmente los gastronómicos) deja un tanto que desear, además de la marabunta de gente que hay. Pero esto es solo mi opinión. Pese a todo es recomendable ir al menos una vez, sobre todo para los turistas, y echar un vistazo, porque hay mucho producto típico húngaro interesante. Pero vamos, que visto un año, visto todos. Y por supuesto, es el sitio perfecto para comprobar la fascinación de los húngaros por las colas :D
Mercado junto al Danubio (fuente: welovebudapest.com)
En ese mismo lugar hay dos atracciones principales más: en primer lugar, se presenta la tarta del año (Az ország tortaja, literalmente "la tarta del país"). ¿Qué es esto? ¿He dicho alguna vez que los húngaros se pirran por el dulce? Creo que sí. Desde el año 2007 muchas pastelerías húngaras crean una tarta nueva y especial, que tras ser convenientemente evaluada y degustada por un privilegiado jurado, delibera cual es su favorita y se la premia como la tarta del año. Aunque se conoce desde días antes, el 20 de Agosto se desvela la receta y se reparte de manera gratuita en un kiosko especial situado en el mercado que describí anteriormente. ¿Mi consejo? Evitar las enormes e impresionantes colas que se forman y probarlo algunos días después en cualquier pastelería, previo pago. Eso sí, el precio de estos pasteles es más elevado que los del resto. Me parece un poco de morro, pero bueno, la verdad es que las tartas son curiosas (pese a todo yo me quedo con mis idolatradas y tradicionales Dobos torta y Eszterházy torta, lo siento pero aún no las ha superado nadie). La tarta de este año es una a base de caramelo y pálinka de albaricoque, y la verdad es que promete. La del año pasado fue la Somlói-revolúció, una especie de Somlói galuska reconvertido en tarta que no estaba mal, la verdad.
Somlói-revolúció, la tarta ganadora en 2014, a punto de ser devorada por mis fauces.
Desde luego creo que pocos países organizan todos los años una competición por crear una nueva tarta. Hungría es un paraíso para cualquier amante del dulce, entre los que yo me incluyo, por supuesto.
El otro gran evento, y en mi opinión el que de verdad merece la pena, son los hermosos fuegos artificiales que lanzan a las 9 de la noche desde algunos barcos en el centro del Danubio, el puente de las cadenas y, por primera vez este año, desde el monte Gellért. Conviene llegar un poco antes para coger un buen sitio, aunque en realidad tampoco es tan importante esto pues tan solo hay que mirar hacia arriba. Los colores verde, rojo y blanco son obviamente las estrellas del espectáculo.
Fuegos artificiales lanzados desde el puente de las cadenas, el 20 de Agosto.
Mencionar también que es una jornada de puertas abiertas en el parlamento, es decir, que formando una kilométrica cola se puede visitar este impresionante edificio. Recomiendo no ir nunca este día, ya que el parlamento de Budapest se puede visitar de manera gratuita para los ciudadanos de la Unión Europea casi cualquier día del año, tan solo hay que reservar cita en las oficinas que hay situadas en la parte inferior, al lado del Danubio. Por algún motivo que desconozco miles de personas deciden ir este día y perder varias horas haciendo esta cola. Pero para gustos.
En la zona del castillo de Buda hay otro mercado que dura varios días y que nunca he visitado, principalmente porque hay que pagar una entrada que creo que ronda los 10 euros, que solo incluye el acceso para ver puestos de artesanía, comida y bebida. Para mi esto es un concepto un tanto extraño del que huyo, pero hay gente que paga la entrada y supongo que disfruta de más tranquilidad que el saturado mercado del Danubio. Ojo que hay más ferias de artesanía en Budapest donde por el mero hecho de entrar ya te hacen pasar por taquilla. Vivir para ver.
Fuera de Budapest, debo mencionar el carnaval de las flores de Debrecen, pero creo que merece una entrada exclusiva aparte por su espectacularidad, que escribiré en un futuro. Como adelanto mencionar que es un desfile de carrozas y disfraces hechos con miles de flores naturales. Un espectáculo que todo el mundo que pueda y esté en Hungría debería ver al menos una vez.
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