sábado, 17 de enero de 2015

Terror háza

En el número 60 de la avenida Andrássy de Budapest se alza un curioso e impactante edificio con la palabra terror escrita (más bien perforada) en sus dos gigantescas cornisas metálicas, junto a la estrella de cinco puntas socialista y la cruz flechada del partido nazi húngaro. Es la terror háza (casa del terror).




Aunque tiene nombre de atracción de feria, es un museo sobre dos períodos totalitaristas de la historia húngara: el fascismo y el comunismo (que aunque poco tienen que ver ahí que los han juntado). La entrada cuesta 2.000 forint (creo que para estudiantes menores de 26 años hay un descuento del 50%), y hay que subir hasta el segundo piso, donde comienza la visita. Se va pasando por una serie de habitaciones donde, además de objetos expuestos, vídeos y fotografías, hay fotocopias que van explicando todo, aunque es un poco cansado leer tanto (acabas con un tocho de hojas en la mano). Ayuda mucho echarle un vistazo a la historia húngara antes y así es más llevadero. Es curioso que denuncien la represión histórica de estos regímenes y a la vez prohiban hacer fotos dentro del museo. Las de este artículo son de la web del museo (excepto la primera, que es del exterior).

El emplazamiento del museo no es casualidad, pues por una parte, fue elegida la sede de los nazis alemanes durante la ocupación de Hungría, y curiosamente después fue la sede de la ÁVH, la policía política de la etapa comunista. En el año 2000, bajo el primer gobierno de Viktor Orbán, fue remodelada, restaurada y convertida en el actual museo, que atrae a una gran cantidad de turistas y curiosos.

La primera parte del museo, más pequeña, habla sobre la terrible época fascista de la segunda guerra mundial: la invasión alemana y el gobierno pronazi de Ferenc Szálasi, las ejecuciones y deportaciones a campos de concentración masivas de los judíos húngaros. La segunda parte, mucho más extensa, sobre el represivo período comunista: los envíos de prisioneros a los gulag, los intercambios de población con los países de alrededor bajo el gobierno de Mátyás Rákosi entre otros, o la enorme represión del régimen sobre la disidencia. También se muestran los abusos de la ÁVH sobre cualquier sospechoso de conspirar o estar contra el régimen.

Sobre esto último trata la parte más impactante del museo, los sótanos del edificio, donde se encerraba, interrogaba y torturaba a los sospechosos. Se puede entrar a las celdas, algunas tan estrechas que no permitían sentarse, otras que no permitían estar de pie, y mesas de interrogatorios, tal y como eran hace medio siglo.

Otra de las sorpresas es el tanque alemán de la 2ª guerra mundial que está a la entrada, perfectamente conservado, o el cuadro gigantesco del puente de las cadenas totalmente destrozado durante dicha guerra. Se muestra vestuario y accesorios tanto del partido de la cruz flechada húngaro como de los nazis alemanes, así como de los líderes y políticos comunistas.






Desde que se inauguró el museo ha habido gran polémica, parte de la población y destacados politólogos e historiadores han acusado al gobierno de no enseñar toda la realidad de la historia, de mostrar a Hungría como una simple víctima de todo y no asumir su parte de responsabilidad (argumentando que la ocupación alemana fue prácticamente un paseo de rosas, no hubo ninguna resistencia militar y de hecho el almirante Horthy, regente en la época, era aliado de Hitler, si bien es cierto que no compartía sus prácticas más brutales). También se ha dicho que habla muy poco del período fascista y mucho del comunista, aunque es cierto que el primero fue bastante breve, de un año, mientras que el otro duró cuatro décadas.

Yo cuando fui no me había enterado aún de esta polémica, pero conozco un poco la historia de Hungría y enseguida me llegó la idea de fondo que transmitía el museo, y cuando vi la última página del librito que dan al entrar y dice quién gestionó su construcción, me lo expliqué todo, y me acordé de cierto monumento que inauguraron hace poco y que tampoco estuvo exento de polémica.

De todas formas es muy recomendable, sobre todo recorrer los sótanos es toda una experiencia que no debería faltar si tenéis tiempo de hacer cosas en Budapest.

2 comentarios:

  1. Excelente artículo y espeluznante lugar, aunque interesante.

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  2. Hola, lugares como este hay en muchos sitios, pero abiertos al público (al menos como visitante curioso) no hay tantos jaja. Merece la pena. Un saludo.

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