jueves, 3 de septiembre de 2015

Crisis migratoria: situación kafkiana en Keleti

Difícil de entender las decisiones (y también, a veces, la ausencia de decisiones) de las autoridades húngaras respecto a los miles de inmigrantes irregulares agolpados en las inmediaciones de la situación de Keleti, así como los que decidieron tomar hoy algunos trenes con destino a las ciudades húngaras más occidentales, cerca de la frontera con Austria.

Ayer, durante todo el día, se vivieron preocupantes escenas, entre ellas varios pequeños enfrentamientos de los inmigrantes con la policía antidisturbios enviada a la zona, protestas espontáneas y finalmente, por la noche, una manifestación más multitudinaria de los inmigrantes, que exigían poder entrar a la estación y tomar los trenes rumbo a Alemania. La policía bloqueó el acceso a Keleti durante todo el tiempo. Los momentos más tensos se vivieron cuando un pequeño grupo de la extrema derecha se acercó a la plaza, aunque por fortuna, la cosa se redujo a un intercambio de insultos entre los voluntarios húngaros que asisten a los refugiados y ellos, que terminaron marchándose.




Momentos de tensión entre los inmigrantes y la policía húngara vividos durante ayer miércoles. fotografías: index.hu


Finalmente los ánimos se fueron calmando, y sobre las diez de la noche la mayoría de los protestantes se fueron a dormir en el gigantesco campamento improvisado en Baross tér, que ya es una mezcla de tiendas de campaña, gente durmiendo en el suelo, niños jugando y correteando, furgonetas de televisión aparcadas, voluntarios repartiendo comida, agua o pañales, curiosos, turistas y policías. Se corrió el rumor de que el gobierno preparaba un tren especial para trasladar a los inmigrantes al campamento de refugiados de Debrecen (este de Hungría) a la mañana siguiente, pero no era oficial, y finalmente no ha sido así. De todas formas los inmigrantes ya habían aclarado que no pensaban tomar ningún tren que no fuese a Alemania. En la manifestación corearon el nombre de Angela Merkel y del país germano.



Manifestación ayer por la noche en la estación de Budapest-Keleti.
fuente: index.hu


Pero lo más surrealista ha ocurrido hoy. A primera hora de esta mañana la policía se ha retirado de la entrada a Keleti, momento en el que muchos inmigrantes han aprovechado para entrar a la estación con la intención de subirse a los trenes rumbo a Austria y Alemania (tal y como sucedió el martes), pero la sorpresa inesperada es que MÁV (el servicio de ferrocarriles nacional húngaro) ha suspendido de manera indefinida, los trenes a Europa occidental (Austria y Eslovaquia). Los inmigrantes, desconocedores de esta información, han comenzado a entrar desesperadamente a todo tren que veían. Posteriormente, en pleno caos, y con los vagones totalmente llenos, se ha comenzado a informar (primero en húngaro, después en inglés), de que ninguno de los trenes iba a Austria ni a Alemania, sino que tenían destinos internos o internacionales orientales (Rumanía y Serbia). Poco a poco la mayoría de inmigrantes se han ido bajando a los andenes, a la espera de si se restablecía el servicio internacional.


Panel anunciando la cancelación de los trenes internacionales desde Keleti esta mañana.

Esta misma mañana, andenes de Keleti con los inmigrantes a la espera del anuncio de algún tren rumbo a Alemania.
fotografía: index.hu

Quizás la imagen más simbólica: en medio del caos de inmigrantes y periodistas se ve una locomotora de MÁV con una grafía decorativa en la que se lee "1989. Europa sin fronteras", en conmemoración al 25 aniversario de la caída del muro de Berlín.
fotografía: hvg.hu

Finalmente han partido dos trenes desde Keleti, ambos con destinos nacionales. El primero lo ha hecho hacia la ciudad húngara de Sopron (cercana a la frontera austríaca) y el segundo hacia la ciudad de Győr. Algunos de los inmigrantes han permanecido en estos trenes, con el objetivo de acercarse a la frontera austríaca lo máximo posible, aunque la mayoría se han quedado en Keleti. La sorpresa ha llegado cuando, de forma imprevista, el primer tren se ha detenido en Bicske, una población cercana a Budapest, donde se halla el principal campo de refugiados de Hungría. Allí las autoridades han obligado a bajar a los inmigrantes para enviarlos a dicho campamento y registrarlos como refugiados. La mayoría han rechazado esto, algunos incluso se han arrojado al suelo o encerrado en los compartimentos del tren coreando el nombre de Alemania y dando lugar a imágenes dramáticas.


Muy dura escena en la estación de Bicske, donde un inmigrante, fruto de la rabia y la impotencia, arroja a su mujer y a su hijo a las vías frente a la policía. Algunos medios han manipulado esta imagen dando a entender que fue la policía quien comenzó a forcejear, cuando lo cierto es que separaban al marido. Lo cual no quita crudeza a las imágenes.


El otro tren que iba a Győr se ha detenido a escasos kilómetros de su destino, en la localidad de Nagyszentjános, donde la policía estaba esperando también a los inmigrantes para enviarlos a un centro de refugiados. La evacuación también ha sido difícil, pues ni los inmigrantes querían bajar, ni la policía podía emplear la fuerza para obligarles.


La policía estaba preparada en Bicske para interceptar a los inmigrantes que viajaban en el tren y trasladarlos al centro de refugiados de dicha localidad, uno de los principales del país.
fotografía: index.hu

Policía repartiendo agua a los inmigrantes, que se quedaron atrincherados en el tren para no ser enviados al centro de refugiados de Bicske. En un principio han rechazado el agua y alimento proporcionados por las autoridades húngaras en señal de protesta.
fotografía: index.hu


Vídeo publicado por la policía de esta mañana en Bicske.


Mientras tanto, los inmigrantes de Keleti, alrededor de 2.000, han comenzado a organizarse esta tarde y han anunciado que mañana tienen intención de comenzar el viaje andando hacia la frontera con Austria, en vista de que se han cancelado los trenes hacia Austria y Alemania de manera indefinida.


Inmigrantes en Keleti anuncian por megafonía que mañana por la mañana partirán caminando hacia Austria desde Budapest.
fotografía: index.hu


Por su parte, el primer ministro húngaro Viktor Orbán estaba hoy en Bruselas, donde ha ido a discutir el tema de la inmigración con sus colegas europeos. En sus declaraciones ha acusado a Alemania de ser el responsable de esta situación, ya que todos los inmigrantes quieren ir a Alemania y ninguno quedarse en Hungría como refugiado. Además, ha advertido a los futuros inmigrantes que no vengan a Europa, que el viaje es peligroso y ha habido cientos de muertos por el camino, y que además no puede garantizar que se les conceda a todos el asilo. Ha recordado que Turquía o Serbia son países totalmente seguros para aquellos que solamente huyen de la guerra. Además ha mencionado que Hungría se está limitando a aplicar el acuerdo de Schengen, que les obliga a registrar a todos los inmigrantes que lleguen al país, donde además deben solicitar el asilo de refugiado (por ser el primer país de la Unión Europea al que acceden, aunque debería ser Grecia, por cierto, de la cual no se dice ni una palabra).






Para terminar, una imágenes más agradables que demuestran la solidaridad del pueblo húngaro y europeo con los inmigrantes: muchos húngaros han acudido a Keleti como voluntarios para distribuir comida, agua, ropa o medicamentos. E incluso, distraer a los más pequeños, proyectando películas en un improvisado cine al aire libre en Keleti, o una ludoteca en plena calle. Porque ellos siempre son los más vulnerables.



fotografía superior: index.hu ; inferior: Nick Garnett

martes, 1 de septiembre de 2015

Crisis migratoria: inmediaciones de Keleti colapsadas

Cada vez son más los inmigrantes irregulares que están llegando a la estación de Keleti de Budapest, en busca de los ansiados trenes que parten hacia Austria y Alemania. Las autoridades de la capital húngara no saben muy bien cómo reaccionar: no pueden dejarles montar en los trenes porque incumplirían la normativa Schengen, pero los inmigrantes tampoco quieren solicitar el asilo en Hungría para regularizar su situación. Así que lo que ocurre es que cada vez se acumula más gente en Baross tér, la plaza en la que está situada la estación de Keleti, que se ha convertido en un enorme campamento urbano.

La situación no me gusta nada, porque esto tiene muy mala pinta: los inmigrantes no aceptan solicitar el asilo en Hungría, solo piensan en tomar los trenes a Alemania, y mientras no les dejen van a seguir acumulándose, porque no paran de llegar. Así que me temo que, o les dejan marchar, o esto va a terminar en una gran carga policial cuando se caldeen los ánimos. Y no quiero imaginar qué puede ocurrir como la extrema derecha haga acto de presencia. Esperemos que la diplomacia pueda resolver este problema. Os dejo unas fotografías de esta misma noche que publica el diario húngaro Index de las inmediaciones de la estación de Keleti, en Budapest (plaza Baross):







Esta mañana la policía húngara se ha retirado de las inmediaciones de Keleti durante un rato, en el que los inmigrantes no han dudado en subirse a los trenes que partían a Viena y Alemania. Probablemente haya sido una maniobra a propósito para rebajar el número de personas que se agolpan en la estación. Al llegar a Austria, casi ninguno ha solicitado tampoco allí el asilo, y la policía austríaca ha permitido a la mayoría de inmigrantes seguir su viaje a Alemania.

Mientras, en Keleti, la policía ha vuelto y ha tenido que cerrar la principal estación del país durante más de una hora, mientras obligaban a los inmigrantes que quedaban a abandonarla. Tras estos incidentes, ya estaba de nuevo abierta, pero no se permitía el acceso a aquellos sin pasaporte ni visado válidos.



Estación de Keleti esta mañana.

Tren hacia Viena.


Recordemos que según ACNUR, el estatus de refugiado se obtiene cuando una persona que es perseguida por motivos políticos, religiosos, raciales o de nacionalidad se ve obligado a abandonar su país al peligrar su vida, y se dirige a un puesto fronterizo o a las autoridades de otro país solicitando el asilo, rellenando la debida documentación, y legalizando de esta forma su estado en el país de acogida. Por tanto, la mayoría de estas personas no son refugiados, tal y como la prensa internacional les ha bautizado. Aquí dejo el enlace de la página web de ACNUR:

http://www.acnur.org/t3/a-quien-ayuda/refugiados/quien-es-un-refugiado/

Incluso en Facebook, ACNUR ha lanzado una campaña para aclarar el asunto, en vista de que los medios de comunicación muchas veces son incapaces de distinguirlos:

https://www.facebook.com/UNHCR/photos/a.113847718437.119729.13204463437/10154304155138438/?type=1&theater

jueves, 27 de agosto de 2015

Crisis de refugiados en Hungría

En este 2015, y especialmente en los últimos meses, la inmigración ilegal en Hungría ha alcanzado magnitudes y cifras jamás vistas en este país. A finales de Agosto, más de 120.000 personas habían llegado a Hungría de manera irregular desde Enero, y este número se va elevando casi exponencialmente en los últimos años. Esto ha desbordado totalmente la escasa capacidad de gestión de inmigrantes y refugiados que tiene Hungría, uno de los países menos desarrollados de la UE, que hasta ahora no estaba acostumbrado al fenómeno de la inmigración, y al que le ha tocado la patata caliente de ser la puerta de entrada a la Unión Europea en estos últimos tiempos.

Sobre el tema de la inmigración en Hungría ya escribí hace algunos meses, cuando las cifras no se habían disparado tanto como ahora, aunque se podía intuir que la cosa iba a complicarse aún más. Y como mencioné, estos inmigrantes no tienen como objetivo asentarse en Hungría, sino cruzar el país siguiendo hasta Alemania o Suecia, donde tienen pensado instalarse. Por ello, el gobierno húngaro tiene un problema relativo, no demasiado grave (como lo tiene Alemania, que ha recibido casi 1 millón de solicitudes de asilo ni más ni menos, claro que tiene recursos más amplios). Sin embargo, el hecho de que en lo que llevamos de año más de 120.000 inmigrantes hayan llegado a Hungría (3000 llegaron a entrar en un solo día), ha hecho saltar todas las alarmas, pues en el momento que pisan tierra húngara ya son responsabilidad de las autoridades, aunque no quieran quedarse en Hungría. Y esto son cifras oficiales, muchos no han sido detectados y no se han contabilizado.


Un grupo de inmigrantes junto a la carretera, cerca de Ássothalom, en el sur de Hungría.
fotografía: delmagyar.hu


Como decía, el gobierno húngaro se ha visto totalmente desbordado e incapaz de manejar la situación, al igual que la policía, tanto por falta de recursos como por inexperiencia. Se actuó torpemente, tal y como se podía esperar, pero con las cifras de inmigrantes y refugiados  mencionadas es comprensible el caos, aunque se les critique por ello (no tan comprensibles son algunas decisiones que han tomado). En temas meramente políticos hay que destacar que el segundo partido político del país según las encuestas, la extrema derecha Jobbik, que a día de hoy es el único que puede hacer algo de frente al gobierno de Fidesz, ya dejó clara su posición, radicalmente contraria a la inmigración ilegal, por lo que del gobierno, normalmente más moderado, se esperaban una serie de medidas débiles y un discurso típico contra la inmigración. Lo sorprendente es que sus ideas han sido de lo más desafortunadas: el mayor ridículo vino de la mano de los famosos carteles contra la inmigración, que además aumentó con las respuesta del MKKP y sus "contracarteles" ridiculizando al gobierno en general y al primer ministro en particular. Y más teniendo en cuenta que los inmigrantes no quieren quedarse en Hungría.

En segundo lugar, cuando el gobierno anunció que construiría una valla de más de 170 kilómetros de longitud en apenas dos meses, me imaginé que algo raro tenía que haber. Si hay un país donde las obras públicas se eternizan, ese es Hungría, y construir una valla de semejante longitud en condiciones, no es un trabajo de unas pocas semanas precisamente. El resultado ha sido una alambrada "low-cost", que en realidad es una concertina unida por barras de hierro clavadas en el suelo (de hecho la han construido los propios militares y policías) tan fácil de cruzar que los propios niños pequeños lo hacen sin la menor dificultad, a juzgar por las fotos y vídeos. Eso sí, es una medida temporal hasta construir una valla definitiva que se finalizará en otoño.


Niños saltando la valla provisional, recién construida, que separa Hungría de Serbia.
fotografía: index.hu

Inmigrantes cruzando la valla.
fotografía: index.hu

Una pareja de inmigrantes se prepara para saltar la valla.
fotografía: index.hu

Un policía húngaro contempla la valla destrozada.
fotografía: index.hu


Hay que ser bastante ingenuo para pensar que una alambrada de metro y medio escaso de altura va a detener a personas que llevan miles de kilómetros recorridos desde sus países de origen, muchos de ellos andando, en trenes repletos o en barcos atestados, jugándose la vida en el mar Egeo y esquivando ladrones, policías corruptos y asaltos por otros grupos de inmigrantes. Lo que sí puede ser cierto es que la idea desde el principio no fuese frenar a los inmigrantes con la valla, sino crear una mera estructura física para dar legalidad a sanciones a quienes la cruzasen o dañasen (y así poder expulsar o procesar judicialmente a los inmigrantes de manera, digamos, legal). Parece que el gobierno lo que quiere es que los inmigrantes busquen otra puerta de entrada a la UE, pues Hungría no es su destino final, con lo que resolvería su problema. Croacia o Eslovaquia (vía Ucrania) podrían ser las alternativas de los inmigrantes, pero claro, la valla que ha puesto Hungría no es precisamente disuasoria. Ahora el gobierno anuncia que enviará a 2.000 policías, helicópteros y perros a vigilar la frontera, sobre todo por las noticias de que hace poco salieron de golpe otros 7.000 inmigrantes de Macedonia, y se espera que lleguen a Hungría próximamente.

Esta crisis migratoria no tiene precedentes en Europa desde la segunda guerra mundial, y se debe a un problema de fondo muy grave. Los recientes conflictos en los países árabes, el Estado Islámico y las guerras en Irak, Siria y Afganistán han desestabilizado un gran numero de países, creado un flujo de miles de refugiados huyendo de la muerte y la miseria, a los que se han sumado muchos inmigrantes económicos que se han apuntado al carro aprovechando la marea de sirios e iraquíes que escapan de sus países en guerra.

Porque también vienen de Kosovo, ese Estado fallido y semireconocido por la ONU, con una tasa de paro del 50% y probablemente la zona más pobre de Europa, donde la ayuda internacional que se envió tras la guerra, en lugar de utilizarse para mejorar el deficiente sistema sanitario, la educación, o fomentar el desarrollo, se utilizó para construir una carísima autopista atravesando el territorio montañoso de los Balcanes para unir Kosovo con Albania, por la que apenas circulan los escasos vehículos del país. Eso sí, fueron las empresas occidentales las que la construyeron.

Vienen de Siria, un país que funcionaba relativamente bien, no muy rico, pero con un nivel de vida aceptable, gente joven y preparada, universitaria, que tuvo que dejarlo todo y huir por culpa de una guerra civil contra Bashar al-Asad cocinada por Occidente, como todas las "primaveras árabes" que han desestabilizado (mejor dicho, sumido en el caos) el norte de África. De Afganistán creo que no hace falta decir nada, y de Irak también sobran las palabras: allí donde va la OTAN solo queda un rastro de muerte y destrucción, que es lo esperable cuando alguien se propone llevar la democracia con bombas.

Un breve vídeo del presidente bielorruso Aleksandr Lukashenko, al que en occidente se le critica hasta la saciedad (otra cosa es escuchar lo que dice, cosas bastantes sensatas por cierto) explica a la perfección todo esto, aunque mejor aún que sus contundentes declaraciones es la cara que se le queda al periodista:




Estos civiles no escapan rumbo a sus países vecinos ricos Arabia Saudí, Kuwait, Qatar o Emiratos Árabes, ya que seguramente los expulsarían a patadas o incluso a tiro limpio nada más acercarse a la frontera. No, los mayores campos de refugiados de sirios se encuentran en Turquía (casi 2 millones) y el Líbano (700.000 refugiados ¡en un país de 4 millones de habitantes!). Para los que quieren seguir más allá, el camino es Europa. Y como decía, muchos de estos inmigrantes que llegan a Hungría no son de países en guerra, y miles de kosovares, egipcios, pakistaníes, de Bangladesh, Ghana, Nigeria, Mali o Senegal se suman a estos grupos de refugiados sirios para instalarse en Europa aprovechando el descontrol generado (haciendo flaco favor a aquellos que de verdad huyen de la guerra, todo sea dicho).

Sus caminos, después de salir de sus países de origen, confluyen en Turquía, país fácil de cruzar hasta la frontera griega, donde comienzan los problemas al estar muy vigilada debido a la rivalidad entre ambos países, así que aquí la ruta se transforma en embarcaciones en mal estado y ultrasaturadas de inmigrates cruzando el mar Egeo. Una vez cruzado Grecia, llegan hasta la frontera con Macedonia, uno de los países más pequeños y pobres de Europa, que está totalmente desbordado (si el caso de Hungría es grave, el de Macedonia es de película de terror), saturando los escasos campamentos de refugiados y la pequeña y vetusta flota de trenes que circula por el país y les lleva hacia el norte, rumbo a la frontera con Serbia, siguiente escala en su recorrido. La policía no puede hacer nada por detener esta marea humana, que muchas veces pone en peligro sus propias vidas por el peligro de estampidas o atropellos (por ejemplo cuando llega un tren) y que ha tenido incluso que cerrar la frontera y efectuar cargas policiales, así que generalmente optan por dejarles pasar, y que el marrón se lo coma el siguiente país. Más o menos puede decirse lo mismo de Serbia, hasta que llegan a Hungría (que como ya es espacio Schengen tiene que guardar más las formas, no les puede dejar seguir a Alemania porque el país germano se los podría devolver alegando que entraron por Hungría).


Estación de tren de Gevgelija, en el sur de Macedonia, frontera con Grecia, atestada de inmigrantes esperando el tren rumbo a Serbia.
fotografía: andrew connelly

Inmigrantes subiendo a la desesperada a los trenes macedonios, repletos de viajeros.
fotografía: georgi licovski


Por su camino hacia la UE van dejando un rastro de envoltorios de alimentos, ropa sucia, objetos innecesarios y basura. Pernoctan en edificios o fábricas abandonadas, en tiendas de campaña o incluso a la intemperie. Cada día recorren decenas de kilómetros, andando, con un simple mapa, GPS o smartphones guiándoles. O en tren, o en vehículos fletados por mafias, que les cobran miles de dólares. A veces se encuentran con policías corruptos que les piden dinero, atracadores locales, incluso otros grupos de refugiados que intentan robarles. También se encuentran con la ayuda de los habitantes de los pueblos por los que pasan, la mayoría les ofrece agua embotellada, comida, ropa, o simplemente indicándoles el camino a seguir. Muchas veces caminan por vías del tren, con el riesgo de accidente que ello supone, pues las vías les sirven de guía y además ofrecen un camino más suave, pues aunque la mayoría de los grupos están formados por varones jóvenes, también hay mujeres y niños pequeños.


Vídeo de la estación de tren de Gevgelija, Macedonia.


Una vez en Hungría, llegan al espacio Schengen, y siguen el camino hacia la deseada Alemania o Suecia, donde muchos ya tienen amigos o familiares que les guían para solicitar el asilo, el permiso de residencia y demás papeles. Algunos con intención de quedarse indefinidamente, otros solamente a esperar a que la guerra termine en su país. Cruzar fronteras dentro de la UE es más fácil, lo cual no significa que estén exentos de que la policía los detenga.

La población húngara ha reaccionado ofreciendo su ayuda a los inmigrantes y refugiados: muchos se acercan a los improvisados campamentos para llevarles agua embotellada, comida, medicinas o ropa. Claro que siempre están los que se pasan de listos y vieron un floreciente negocio, como ofrecerse a llevarles en coche a Budapest o a la frontera austríaca por desmesuradas sumas de dinero (cientos de euros), algunos incluso robaron a los inmigrantes todo su dinero durante el viaje (la policía ya ha detenido a unos cuantos sujetos de estos). Otros ciudadanos, como algunos agricultores locales se quejan de que arrasan sus campos de cosecha, de los robos a los árboles frutales, de dejar todo lleno de basura. Hay opiniones para todos los gustos.


Vídeo de la policía húngara deteniendo un vehículo "in fraganti", que transportaba inmigrantes ilegales en el maletero en plena noche hacia a Austria.


La mayoría de los inmigrantes (cuyo destino final es Alemania) no quieren saber nada de Hungría ni de la policía. Para ello atraviesan la frontera ilegalmente y caminan escondidos por los bosques, o directamente de noche, y su queja habitual  cuando son detenidos es que porqué no les dejan continuar su viaje a Alemania. En caso de ser interceptados por la policía, son trasladados en autobús a campamentos provisionales cercanos, tan improvisados como saturados (muchas veces las tiendas de campaña son una simple carpa de plástico gigantesca y unos palets en el suelo). Y siguen llegando, acinándose, en lo que cada vez recuerda más a campos de concentración, hasta que les vuelven a llevar en autobús a un centro de registro para refugiados. Durante todo este tiempo (que suele ser un día o dos) no pueden salir del recinto, pasando el tiempo sin hacer nada salvo enormes colas cuando toca el reparto de agua o comida. Faltan médicos, intérpretes y voluntarios, la mayoría de la ayuda que reciben es de particulares y ONGs.

Una vez en el centro de registro, se les toman las huellas dactilares y una fotografía y rellenan la solicitud de asilo formal en Hungría. Este es el problema para ellos, ya que entonces no pueden continuar su viaje a Alemania (solo pueden pedir el asilo en el país al que llegan). Tras esto, si se les concede el asilo, pueden moverse libremente por Hungría, pero no salir del país. Si por ejemplo fuesen a Alemania y les detuviesen de nuevo, irían a la cárcel.


Entrada al centro provisional de refugiados de Röszke, en Hungría, junto a la frontera Serbia.
fotografía: index.hu

Autobús fletado por las autoridades húngaras para trasladar a los inmigrantes interceptados a los campos de refugiados.
fotografía: index.hu


Este proceso de registro sería cómico si la historia no fuese un drama tan serio, porque entre que el inglés de los refugiados es malo y el de la policía húngara aún peor (muchas veces ni siquiera entienden el nombre del país de donde proceden, y cuando no lo tienen claro simplemente les clasifican como sirios, por ejemplo). Un periodista del diario húngaro Index que estuvo infiltrado con ellos haciéndose pasar por refugiado, y mencionaba en su crónica a la policía advirtiendo a los refugiados que "Hungary, no money. Orbán Viktor", o "Passport? No passport? Come, come, no problem", "Hungary, no Hilton Hotel. Hungary food, water, love", o bromas preguntando por el tamaño de sus miembros viriles a un grupo de senegaleses. La odisea de este periodista comienza cerca de Ássothalom, donde empieza a andar por la ruta frecuentada por inmigrantes, como si fuese uno de ellos. Según él, a los doce minutos es detenido por la policía, y es trasladado en autobús al campamento provisional de Röszke, y después al centro de registro de Vámosszabadi (en el norte del país), donde ya confiesa y demuestra a la policía que es un periodista húngaro. Me imagino que los vídeos están hechos con algún teléfono móvil o pequeño dispositivo. Aunque está en húngaro, aquellos que no hablen este idioma pueden ver los vídeos, bastante ilustrativos del proceso de detención, registro y convivencia en el campamento de refugiados (así como las lamentables condiciones del mismo), en el siguiente link: http://index.hu/belfold/2015/08/17/menekult_tabor_bentrol/

Los inmigrantes que logran llegar a Budapest, se reúnen en las cercanías de las estaciones de Nyugati y Keleti (sobre todo esta última, pues es de la que parten los trenes internacionales a Alemania y Austria), donde la policía ha creado también zonas de tránsito para estos inmigrantes irregulares. Los que logran tomar algún tren quizás lleguen a Alemania o se queden en la frontera, Austria ha llegado a parar trenes en la frontera para desalojar a los inmigrantes. Mucho se habla de la valla de Hungría, pero la policía de Austria es de las más severas y temibles que he visto, mucho más que la húngara (quien haya estado allí lo sabrá).


Policías austríacos y húngaros en un tren Budapest-Viena.
fotografía: dailynewshungary.com


Vamos a ver cómo termina todo esto, mucho me temo que lo haga extraordinariamente mal, las cifras aumentan sin ningún límite, y que ocurra alguna tragedia no es sino cuestión de tiempo. Y cuando llegue el invierno y el frío, la situación va a dramatizarse mucho más. Mientras escribo estas líneas leo una triste noticia: alrededor de 50 inmigrantes han sido hallados muertos en una autopista de Austria, dentro en un camión con matrícula húngara abandonado en el arcén. Del conductor nada se sabe. Lo dicho, esto tiene pinta de acabar muy mal.

miércoles, 26 de agosto de 2015

Zorán

Zorán Sztevanovity, conocido artísticamente como Zorán, es un cantante, guitarrista y compositor nacido en Belgrado en 1942. Seis años más tarde, en 1948, se trasladó a Budapest junto a su familia por motivos políticos, y se establecieron en la capital húngara, donde él se crió, creció y ha vivido desde entonces. Zorán formó varios grupos a lo largo de su carrera, como Zenith o Metro, hasta que en 1972 inició su carrera en solitario. Con más de una docena de álbumes publicados y una exitosa carrera artística, Zorán es uno de los músicos húngaros más premiados.

Una de mis canciones favoritas es "A szerelemnek múlnia kell", os dejo un vídeo de su actuación de 2007 en Budapest:



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