Se acerca el otoño, y con él, probablemente, la época del año donde la naturaleza se muestra en su mayor esplendor, con toda su gama de colores. Bajo mi punto de vista, es el mejor momento para disfrutar de el campo y la montaña. En Hungría, cerca de Budapest, se encuentra la que es en mi opinión la zona más bella de este país, y de la que he escrito ya mucho en este blog: el giro o cayado del Danubio. Aquí el río serpentea durante un tramo, gira 180 grados, y cambia su dirección de este a sur en otro repentino giro de 90 grados, entre las pequeñas colinas y pueblos de esta región.
Hay excursión a pie que nos ofrece unas impresionantes vistas de todo esto, por los caminos y senderos que unen las pequeñas localidades de Nagymaros y Zebegény. Ambas se encuentran junto a la orilla del Danubio, en las faldas de estas montañas. La ruta está muy bien marcada con señales y pintura, y es muy popular entre los húngaros, además está muy cerca de Budapest (a unos 40 minutos en tren). En total son unos 13 kilómetros, comenzando a unos 100 metros sobre el nivel del mar, a la orilla del río, y subiendo hasta unos 480 metros en el punto más alto, donde además hay un mirador muy interesante.
Perfil de la excursión en wikiloc.
Para llegar a Nagymaros, comienzo de la ruta, hay que tomar alguno de los trenes que parten desde la estación de Budapest-Nyugati prácticamente a cada hora en dirección a Szob, el último pueblo húngaro junto la frontera eslovaca. Pasando por Vác, otra localidad húngara muy recomendable, llegamos a Nagymaros, que además está justo enfrente de Visegrád, famosa por su castillo, y otra de las zonas más bellas del giro del Danubio. Los domingos suele haber un pequeño mercado en el pueblo, donde venden queso, miel, chorizos y pancetas, al que se le puede echar un vistazo. Si bajamos hasta el Danubio hay un paseo muy bonito por la orilla.
Paseo junto al Danubio de Nagymaros. Enfrente, en la orilla occidental, el pueblo de Visegrád, y a la izquierda, en la montaña, el castillo homónimo.
Desde el mismo pueblo de Nagymaros comienza una pronunciada cuesta, por una carretera, que termina en pista forestal y después continua en un simple camino que se interna por un bosque, del cual parten pequeños senderos hacia miradores. Según se va ganando altura, las vistas son cada vez mejores. Finalmente se llega a una cueva con excelentes vistas: enfrente, al otro lado del Danubio, está el pueblo de Dömös, desde el cual parte el camino de la ruta de las cascadas. La parte más dura es a partir de aquí, hay una cuestas bastante empinadas, quizás difíciles para los niños (aunque cuando yo fui había unos cuantos), pero en cualquier caso es un tramo pequeño, después es llano y la última parte incluso cuesta abajo en su mayoría. De todas formas, es recomendable llevar buen calzado.
Vistas del giro del Danubio desde los pequeños miradores durante la ascensión inicial.
Vistas del Danubio desde el mirador.
El mirador principal (Julianus barát Kilátó), está justo antes de iniciar el descenso al pueblo de Zebegény, y es una pequeña torre con escalones. Arriba están las mejores vistas de toda la excursión. Al llegar a Zebegény, pasaremos por una iglesia con unos monolitos muy característicos, hay que cruzarlos y tomar al otro lado un camino empedrado que es más cómodo y nos baja directamente al pueblo. Aquí ya se puede descansar, disfrutar de una buena limonada o de una buena hamburguesa, así como de un café o pastel en la pastelería, antes de tomar el tren de vuelta a Budapest, pasando por Nagymaros y Vác de nuevo.
Iglesia y monolitos de Zebegény, hay que cruzarlos para tomar el camino que nos baja al pueblo.
Camino empedrado que nos lleva al pueblo de Zebegény, la última parte de este recorrido.
Nada mejor que una limonada después de la excursión.
Muy recomendables las hamburguesas en el restaurante Vasparipa Falatozó de Zebegény. Para beber, la limonada de la anterior foto, también aquí.
Las pastelerías húngaras son célebres por elaborar este tipo de delicias. Galéria Cukrászda, en Zebegény.
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