Vác es una pequeña ciudad de unos 35.000 habitantes situada 35 kilómetros al norte de Budapest, en la orilla del Danubio, y justo donde empieza el dunakanyar, el área donde el Danubio serpentea a su paso por las montañas septentrionales de Hungría.
Su cercanía con Budapest, su acogedor y hermoso centro urbano y el no menos agradable paseo junto al Danubio de varios kilómetros, unido a sus famosas pastelerías lo han convertido en una habitual escapada de los ciudadanos de la capital los fines de semana y festivos, así como de algunos turistas durante todo el año.
Los trenes parten cada hora desde la estación de Nyugati, y el viaje dura 26 minutos. Hay más trenes que van a Vác, pero realizan más paradas intermedias, que pueden duplicar o triplicar el tiempo de viaje, así que hay que estar atentos a qué tren tomamos. La estación de Vác no está en el centro, pero el paseo es breve y muy agradable.
Calle de Vác entre la estación de tren y el centro.
La plaza central del 15 de Marzo, (día de la revolución de 1848) fue renovada hace unos años y es el lugar más bonito de Vác, con su iglesia blanca y sus coloridos edificios, casitas y comercios. Una parte de la plaza está ocupada por restos de una antigua iglesia, como puede comprobarse en la foto, con su típica forma de cruz. En verano hay un tren turístico que parte de esta plaza y realiza un recorrido por la ciudad.
Centro de Vác.
Un poco más lejos están la catedral, de considerable tamaño teniendo en cuenta la pequeña población de la ciudad, y el monumento a la santa Trindiad (szentháromság).
Catedral de Vác.
Yendo hacia el otro lado podemos degustar las exquisitas creaciones del pastelero húngaro László Mihály, quien se propuso hace años modernizar la repostería tradicional húngara. Ahí podemos probar su peculiar transformación de tartas tan famosas como la Dobos o la Eszterházy, además de otras propias y de sus deliciosos macarons. El sitio se llama Desszert szalon, y la dirección es Köztársaság út 21. La pastelería es muy pequeñita y cuenta con tan solo 3 mesas, pero normalmente la gente entra y compra para llevar. En verano hay una terraza con unas cuantas mesas más, bajo un enorme toldo que evita el sofocante sol estival. Eso sí, los precios son bastante elevados en comparación con otras pastelerías húngaras. Cada pastel cuesta entre 1000 y 1500 forint. Pero merece la pena venir de vez en cuando a darse el capricho.
Arriba, Dobos torta con unos macarons. Abajo Eszterházy torta. Con el original diseño de László Mihály.
Si seguimos caminando hacia ese mismo lado, llegaremos al lugar donde se alza el único arco de triunfo húngaro, llamado kökapú (puerta de piedra). En la costa de Danubio hay un gran parque con un paseo junto al río. Desde allí parten barcos hacia la isla de Szentendre, desde donde parte una carretera que cruza a Tahitótfalu, al otro lado del río.
El único arco de triunfo de Hungría se encuentra en Vác.
Paseo por la orilla de Danubio.
Vác es una sugerencia más que recomendable para una pequeña escapada desde la capital, que en total no os llevará más de una mañana o una tarde.
No sé si lo sabes pero los postres me superan. Tengo que degustar estas exquisiteces sí o sí.
ResponderEliminarTe comprendo. La verdad es que las pastelerías húngaras son una de mis debilidades... ya me contarás!
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