Hace algunos meses, varios lectores venezolanos de este blog comentaban que el gobierno húngaro les había ofrecido la posibilidad de establecerse en Hungría y comenzar una nueva vida allí, por ser descendientes de húngaros que emigraron a Venezuela décadas atrás. Esto en su momento me pareció algo sorprendente, aunque no le di demasiada importancia, más allá de ofrecer la modesta ayuda que este humilde blog puede ofrecer a aquellos que se interesan por la cultura magiar, como era el caso de estos lectores.
En cualquier caso, como decía, me sorprendió que el gobierno húngaro, abiertamente contrario a la inmigración, organizase un programa con fondos del erario público para favorecer aquello de lo que oficialmente reniega. No le di más vueltas a este asunto, hasta que hace poco, el diario húngaro Index publicó un reportaje sobre un supuesto programa secreto del gobierno húngaro para asentar inmigrantes procedentes de Venezuela en Hungría, que más o menos confirmaba aquello que los lectores del blog me habían contado meses atrás. La noticia levantó una gran polémica en todo el país e incluso tuvo cierta repercusión internacional, precisamente por la postura oficial del gobierno húngaro de Fidesz presidido por Viktor Orbán acerca de la inmigración.
Se calcula que alrededor de 5.000 húngaros, la mayoría excombatientes o colaboradores del régimen nazi, huyeron a Venezuela tras la segunda guerra mundial, por temor a las represalias de los países aliados, asentándose fundamentalmente en Caracas. Años más tarde se produjo un segundo éxodo, más pequeño que el anterior, tras la fallida revolución húngara contra la URSS de 1956. Esto no fue un fenómeno exclusivo del país bolivariano, sino que ocurrió en casi toda Sudamérica. Una vez asentados, terminarían formando colonias relativamente importantes en cada país, con casas culturales donde se reunían para mantener sus tradiciones, costumbres y fiestas. Con el paso del tiempo, las generaciones descendientes fueron integrándose hasta el punto de ir perdiendo paulatinamente muchas de sus costumbres y cultura originarias, quedándoles como único vestigio de magiaridad algún apellido húngaro perdido en su árbol genealógico.
Dado el agravamiento que ha sufrido en los últimos años la situación en Venezuela (tanto por factores internos como externos, en ese debate no pretendo entrar), el gobierno húngaro comenzó a facilitar el retorno de estos descendientes de magiares emigrados, probablemente con el doble objetivo de paliar la escasez de mano de obra que hay en Hungría.
Según el portal index.hu, una vez admitidos en este "programa de retorno", se les facilitaría de manera gratuita un pasaje aéreo a Budapest, alojamiento gratuito durante el primer año, un programa de integración con clases de húngaro e inglés y permiso de residencia para poder trabajar en Hungría al poco tiempo de su llegada. Una vez transcurrido este primer año deben tener la capacidad de vivir con sus propios recursos. El único requisito para acceder a este programa sería poder demostrar un ancestro húngaro (generalmente un abuelo emigrado en las épocas descritas).
Lo más curioso es que las personas a las que entrevistó el diario húngaro aseguraron que desde el gobierno se les había pedido máxima discreción con el tema, algo que no comprendieron, ya que consideraban que se les daba el permiso de asilo como a cualquier persona procedente de un país con un conflicto especial. En el artículo se menciona que unas 300 personas habrían llegado así a Hungría, procedentes de Venezuela. Casi ninguno hablaba húngaro y pocos lo hacían en inglés, por lo que no pudieron realizar muchas entrevistas. Básicamente recalcan la dura situación de Venezuela en los últimos años, con desabastecimiento de alimentos y medicamentos, atracos y robos continuos, etc. y destacan la seguridad y el buen funcionamiento de Hungría en comparación con su país de origen.
Según Index, la mayoría de quienes se acogieron a esta medida aprendieron sus primeras palabras de húngaro después de llegar a Hungría, y en muchos casos ni siquiera sus padres hablaban ya húngaro.
La mayoría, al llegar a Hungría, eran alojados en el lago Balaton, en un hotel de la turística localidad de Balatonőszöd, y enseguida llamaron la atención a los locales, quienes comenzaron a llamar a la policía pensando que se trataba de inmigrantes ilegales procedentes de la ruta de los Balcanes (véase entradas previas sobre la ola migratoria de 2015).
El hecho de que sea un programa bastante meticuloso y organizado, y que el gobierno no haya anunciado nada al respecto, da que pensar. Los políticos de Fidesz consultados por Index insisten en que no se trata de inmigrantes ni refugiados, sino de "húngaros repatriados", y que todo húngaro tiene derecho a volver a la madre patria independientemente de donde vivan, un tema sensible dado el gran número que magiares que quedaron fuera de las fronteras tras la firma del tratado de Trianon. (véase esta entrada haciendo click aquí).
Segun Index, habría dos organismos principales gestionando el asentamiento de venezolanos en Hungría: la embajada de Hungría en Quito, Ecuador, (dado que Hungría no dispone de embajada en Venezuela), y la Hungarian Charity Service of the Order of Malta, organización fundada por la baronesa húngara Csilla von Boeselager, quien en su momento huyó a Venezuela. Su propia hermana preside la Federación de Organizaciones Húngaras en Latinoamérica. Estos dos organismos son los que se pondrían en contacto con los descendientes de húngaros en Venezuela.
Los solicitantes deben presentar en la Casa Húngara de Caracas alguna prueba de tener un antepasado húngaro, aunque los reporteros de Index refieren que un entrevistado mencionó que su hermano, que además hablaba algo de húngaro, fue rechazado en el programa, por lo que la elección de los candidatos parece cuanto menos algo aleatoria (por no pensar teorías más rocambolescas).
A pesar de que son considerados por el gobierno húngaro como húngaros repatriados, lo cierto es que la mayoría de ellos, según los periodistas de Index, no hablan húngaro, desconocen la cultura húngara y todos son en realidad ciudadanos venezolanos. Sin embargo, esta peculiaridad de ser descendientes de húngaros, aunque sea de forma remota, les permitiría evadir las complicadas leyes y normas que el propio gobierno húngaro, que impulsa este programa, aprobó recientemente como consecuencia de la crisis migratoria europea vivida hace unos años.
El invento no es nuevo, y parece una especie de copia de la famosa "ley de retorno" del estado de Israel. Desde el blog animo a aquellos venezolanos instalados en Hungría, o aquellos pendientes de ver si son aceptados desde Venezuela, a compartir sus experiencias y dudas.
Casa húngara de Caracas, Venezuela.
nota: la información y las fotografías se han obtenido de index.hu y wikipedia. El artículo original (en húngaro) lo puedes encontrar haciendo click aquí.