sábado, 27 de junio de 2015

5 regiones húngaras entre las 15 más pobres de Europa

Según las estadísticas de 2014 de la Unión Europea (Eurostat), las regiones más pobres de la UE se encuentran exclusivamente en Bulgaria, Rumanía y Hungría. De las 15 regiones más atrasadas, 5 son búlgaras, 5 rumanas, 4 húngaras y 1 francesa (las islas de Mayotte, un territorio de ultramar francés cercano a Madagascar que lo único que tiene de europeo debe ser la bandera de la UE ondeando). Lo que llama la atención no es que aparezcan Rumanía o Bulgaria en la lista, los dos tradicionales farolillos rojos de la UE (Bulgaria en el fondo del pozo y Rumanía dos dedos por encima), sino que lo haga Hungría y no otros países ex-socialistas de su entorno como Eslovaquia, República Checa o las repúblicas bálticas. Únicamente Polonia tiene algunas regiones en los puestos del 15 al 20, que han mejorado sus posiciones en comparación con otros años, al contrario que las húngaras.


Las 4 regiones menos desarrolladas de Hungría están entre las 15 más pobres de Europa: Norte de hungría (Észak-Magyarország, en amarillo), Norte y Sur de Alföld (Észak-Alföld y Dél-Alföld, en gris y azul respectivamente) y Sur de Transdanubia (Dél-Dunántúl, en naranja). Forman el sur y este de Hungría.


Ya he hablado anteriormente de como la economía húngara se está rezagando a niveles preocupantes, y como Eslovaquia o Polonia, que antes estaban por debajo, han sobrepasado a Hungría y se alejan de ella (veáse la entrada sobre el grupo Visegrád). No obstante, hay que mencionar también que otras regiones húngaras disfrutan de economías más boyantes, y que el país cada vez se está volviendo más bipolar. En esta lista de regiones menos desarrolladas, no es sorpresa que los territorios húngaros sean el Norte de Hungría (Észak-Magyarország) con un 40% de la riqueza media de la UE, el norte y sur de Alföld (Észak-Alföld y Dél-Alföld), con un 42% y 45% respectivamente, y el sur de Transdanubia (Dél-Dunántúl) con un 45%. En la tabla, extraída del diario húngaro Index, se puede ver la clasificación al completo:




Obviamente no aparecen en este ranking las "islas" de Sofía, Bucarest o Budapest, aisladas en su burbuja que poco tiene que ver con el resto de sus respectivos países. Como mencioné en la anterior entrada, la industria local quebró (o la hicieron quebrar, según como se mire) con la transición del socialismo al capitalismo, y las multinacionales extranjeras se han instalado fundamentalmente en las capitales en busca de mano de obra cualificada y barata procedente del resto del país. Algunas fábricas de empresas extranjeras están en provincias y pequeñas ciudades, pero nada comparable a la capital. No como en Europa occidental al menos, donde la diferencia, que la hay, es mucho menor.

La economía húngara ha sufrido en su último siglo dos heridas muy graves de las cuales no se ha recuperado, ni lo va a hacer hasta dentro de mucho tiempo. La primera fue el tratado de Trianon, hace casi un siglo, por la cual perdió dos tercios de su territorio tras la primera guerra mundial, y que partió en dos muchas regiones económicas, por ejemplo ciudades como Kassa (Kosice en eslovaco), Szabadka (Subotica en serbio), Szatmárnémeti (Satu Mare en rumano) o Kolozsvár (Cluj-Napoca en rumano), entre otras, eran importantes ciudades y cabeceras regionales que pasaron a formar parte de los países adyacentes, y muchas pequeñas ciudades que quedaron en Hungría dependían de ellas, quedando aisladas y sufriendo un revés económico enorme (lo cual influyó mucho en que Hungría tratase de recuperar dichos territorios uniéndose con Alemania en la segunda guerra mundial, gracias a la enorme chapuza de Trianon). Las provincias que quedaron del lado húngaro se reagruparon tras el tratado, pero fue una unión artificial que poco tenía que ver con la región histórica económica, cultural y social. Por el contrario los países del entorno se vieron reforzados al ganar territorios, ciudades e infraestructuras, lo cual fue una enorme desventaja para Hungría.

El otro gran golpe fue la caída del socialismo, de hecho las regiones que ahora son más pobres de Hungría fueron paradójicamente las más desarrolladas del estado húngaro socialista, ya que en ellas se asentó la industria pesada. Industria que cerró con la llegada de la economía de mercado, sumergiendo a estas ciudades y regiones en lugares donde el paro, la pobreza y la emigración reinan en la actualidad. Probablemente el ejemplo más claro sea Miskolc, la que fuera la segunda ciudad de Hungría tras un desarrollo espectacular tras la apertura de enormes acerías en la etapa socialista, que ha perdido casi una cuarta parte de la población, el paro ronda los dos dígitos (cifras muy altas para esta parte de Europa donde el desempleo es muy bajo debido a la emigración), y los programas de empleo público junto a las ridículas prestaciones de desempleo y jubilación del gobierno son el motor de la economía local. Este segundo problema es común a todos los países ex-socialistas de Europa del este, y que explica porqué se encuentran, en términos económicos y calidad de vida, muy por debajo de Europa occidental.

Lo peor de todo no es la situación actual, ya de por sí mala, sino que las expectativas, lejos de mejorar, son la del continuar empeorando, y la de una Hungría cada vez más bipolar, con una capital absorbiendo casi toda la riqueza, unas pequeñas islas económicas con importante industria (como Kecskemét con su enorme fábrica de Mercedes-Benz, o Györ con la de Audi) y el resto del país cada vez más despoblado y pobre. Muchas veces he pensado en cómo será Hungría dentro de varias décadas. Si la cosa no cambia, lo tengo claro: una Budapest gigantesca de 5 ó 6 millones de habitantes, el lago Balaton y algunos Spa salpicados (nunca mejor dicho) por las provincias como destino turístico de los ciudadanos de la capital, y el resto del país un enorme campo agrícola sin una sola alma en decenas de kilómetros alrededor. Quizás ciudades como Kecskemét o Szeged sobrevivan. Espero que mis previsiones fallen estrepitosamente por el bien del país.

martes, 23 de junio de 2015

Capitalismo en Europa del este

Dos símbolos de dos sistemas: la cadena de comida rápida y baja calidad McDonald's representando al capitalismo y los bloques de viviendas de paneles de construcción rápida y baja calidad representando al socialismo. Fotografía tomada en Óbuda (distrito III de Budapest).


Desde hace tiempo, quería escribir una extensa entrada sobre la economía de los países que hace un cuarto de siglo se encontraban al otro lado del telón de acero. Aunque este tema ya se ha tocado en el blog, me gustaría realizar un análisis más profundo de la materia. Hungría es un buen ejemplo de estos estados, ni mejor ni peor que el resto. Esta entrada podría aplicarse perfectamente a Polonia, Eslovaquia, República Checa o las repúblicas bálticas, entre otros. No hay mucha diferencia en cuanto a sus economías o nivel de vida actuales entre ellas (unos euros arriba o abajo en el bolsillo cada mes, tampoco muchos). El motivo de este deseo es que la mayoría de la gente de la Europa capitalista tradicional u occidental desconoce en gran parte lo que aquí se cuece. Lógico, teniendo en cuenta la distancia y el nivel de los medios de comunicación, en general, que nos pintan estos países. Charlando con mucha gente me he dado cuenta de que, con sutileza y tiempo (sobre todo tiempo), se han creado una serie de creencias falsas que el viajero del oeste no es capaz de deshilvanar en sus breves viajes de vacaciones o negocios a la Europa oriental.

Me gustaría comenzar aclarando el título de la entrada. A los húngaros no le gusta que se les considere Europa del este. En primer lugar, tienen toda la razón, ya que geográficamente el país está situado en Europa central. Técnicamente hablando Europa del este comienza en la Bielorrusia y Ucrania, y termina en los Urales. En segundo lugar, el término Europa del este suele ir con connotaciones peyorativas. No es mi intención en absoluto. Sencillamente me refiero a que económica y políticamente Europa quedó dividida en dos por el telón de acero: el este socialista y oeste capitalista. Sin centro, donde se encuentran precisamente Polonia, Hungría o Eslovaquia, entre otros. Así que se les metió en el saco "oriental" repentinamente. No obstante, y con esto me justifico, es evidente que a pesar de haber transcurrido más de un cuarto de siglo, el telón no ha desaparecido del todo, sigue habiendo una "telilla" que los separa. Esto es evidente si uno cruza la frontera entre Polonia y Alemania, entre Hungría y Austria, o toma un barco entre Tallinn y Helsinki, por poner algunos ejemplos.

No pretendo establecer tampoco el típico debate entre socialismo y capitalismo, sobre todo porque considero que los defensores de cada uno tienen sus argumentos respetables y fundados. Intentaré ser neutral al respecto, y realista sobre todo. Ambos sistemas tienen sus virtudes y defectos. Lo que más me interesa es explicar el asunto de cómo se llevó la transición de las economías planificadas a las de mercado, que es la clave del tema. Un tema extenso y complejo, y que en gran medida mucha gente desconoce o tiene falsas creencias. Recomiendo encarecidamente ver el documental "La doctrina del shock", por la periodista canadiense Naomi Klein, que, aunque a veces peca de sensacionalista, ayuda a comprender todo esto, y que dedica una parte de su libro y documental a esta transición (entre otros temas).

En primer lugar querría desmentir algunos de los mitos que he escuchado frecuentemente cuando oigo hablar de Hungría y el resto de antiguos países socialistas. Estas son algunas de las falsas asumpciones:

A) Los países de Europa del este son a menudo llamados post-comunistas. Esto da a entender que aún tienen restos de dicha época y sus economías aun no son totalmente capitalistas. FALSO. Las economías de estos países se caracterizan por un capitalismo más "puro" y ultraliberal. El mercado está totalmente desregulado, mucho más que en la vieja UE de los 15. Del comunismo aquí no queda más que un lejano recuerdo, como un antiguo sueño. Así que, aunque muchos se empeñen en llamarles países post-comunistas, esto no es más que una mención histórica.

B) Como son países que vienen del socialismo, sus sistemas han retenido un alto nivel de protección social. FALSO. Sin duda creo que es lo que aquí mucha gente quería, un sistema híbrido al estilo escandinavo. Pues bien, aquí la seguridad social es bastante más desprotectora que en Europa occidental. Pensiones, sanidad, educación... reciben muy poco dinero de los presupuestos. La recaudación también es baja en cifras absolutas, aunque en porcentajes es mayor que la occidental.

C) Los países de Europa del este están a punto de alcanzar a sus colegas occidentales, esto es evidente paseando por el centro de sus capitales con sus coches de alta gama, restaurantes llenos y comercios repletos. FALSO. El centro de las capitales de la antigua Europa socialista es una burbuja total. Aquí se concentra casi toda la riqueza del país. Se puede comprobar que está formado por una pequeña élite nacional y el resto son extranjeros, bien de negocios o turismo. Por otra parte el "aparentar" se lleva mucho, aunque ya no tanto como antes, y en Hungría no tanto como en otros países. Pero aún recuerdo mi primer viaje a las repúblicas bálticas (antes de venir a Hungría) y ver a algunos estonios, letones y lituanos con Mercedes y BMW de alta gama y sueldos de 300 euros. ¿El secreto? Crédito, leasing, ir sin seguro y pedir dinero prestado para echar gasolina. No importa comer arroz durante años si pueden presumir de coche. Obviamente el turista extranjero pensará que "wow, sí que hay nivel de vida aquí".


Finales de los años 80: el sistema socialista se desmorona. Décadas atrás, tras la segunda guerra mundial, había comenzado en estos países una esperanzadora época en la cual el fascismo alemán, un sistema tirano que proclamaba la supremacía racial, había sido derrotado por el comunismo, que pregonaba la igualdad, la solidaridad y la conciencia social (aunque en cuestión de autoritarismo ambos andaban parejos).

Años después se vio como este sistema paternalista se diluía, al cubrir las necesidades básicas de una población que obtenía casa, trabajo, sanidad, estudios y todo tipo de protección, independientemente de que trabajasen mas o menos. Lo básico estaba garantizado y la posibilidad de obtener algo más era muy difícil por muy bien que trabajase o muy bueno que fuese en su labor, la única posibilidad de vivir mejor era ser del partido y tener buenos contactos. Aunque muchos trabajadores concienciados cumplieron excelentemente con su trabajo, otros muchos dejaron caer los brazos y transcurrir el tiempo, viviendo de "papá Estado", lo que originaria que el sistema socialista terminase colapsando. A todo esto hay que sumarle que la mayoría de las políticas eran impuestas desde Moscú y la URSS, y Hungría era un estado títere, policial y opresivo. Se persiguió y diezmó a la oposición, incluso hubo una revolución en 1956 contra la URSS que fue finalmente aplastada. Finalmente, el sistema socialista fue desmantelado en todo el bloque oriental y la URSS, iniciando una transición al capitalismo que muchos pensaban que iba a ser un camino de rosas, y que se terminó convirtiendo en una pesadilla para la mayoría de la población.

Los recientes países ex-socialistas tuvieron un claro concepto de su nuevo modelo de estado: una democracia a la escandinava (economía de libre mercado, pero con un sistema con alto grado de protección social, una especie de híbrido entre capitalismo y socialismo). Además, por su localización geográfica y vínculos recientes, pretendían ser la unión entre una nueva Rusia capitalista y Europa occidental. El puente entre oriente y occidente. Las cosas pintaban muy bien.

Sin embargo, y como se refleja en el documental "La doctrina del shock", los países capitalistas tradicionales (especialmente Estados Unidos y Reino Unido), les obligaron a implantar sistemas económicos ultraliberales (Milton Friedman y escuela de Chicago) a cambio de concederles ayudas económicas y asesoramiento político-económico. La intención era claramente que sus grandes corporaciones y multinacionales desembarcasen en estos nuevos países con economías de libre mercado, y pudiesen exprimirlos hasta la última gota: mano de obra ridículamente barata, pocos impuestos, todo tipo de necesidades que satisfacer al tener un sistema público reducido a la mínima expresión, llegada masiva y libre de capital extranjero para comprar las escasas empresas supervivientes a la transición... Algo que sería imposible con políticas keynesianas y modelos a la escandinava.

Con el paso de los años, esto ha creado dos bloques capitalistas: el central (alpha) y el periférico (beta). El núcleo alpha del capitalismo sería el de la UE-15 (los países antes de la ampliación, aunque entre ellos también hay unos más dominantes y otros más dominados) y USA (en ambos están asentadas las grandes multinacionales con influencia mundial), y el beta, que en este caso sería Europa del este (que carecen de sus propias grandes empresas y donde el capital está en manos de las corporaciones del grupo alpha). 

Por otra parte, hay otro gran bloque de multinacionales rusas en lucha con el de UE/USA. Cabe destacar que, aunque Rusia adoptó el libre mercado de las teorías de Friedman, fue más receloso a la hora de aceptar capital extranjero, lo que dio lugar a una serie de nuevos oligarcas supermillonarios rusos que controlan las grandes empresas ex-soviéticas que en su día se privatizaron a precio de saldo. Ello ha dado lugar a la nueva rivalidad USA-Rusia. Ya no es la lucha de dos sistema políticos antagónicos, sino de las grandes empresas y corporaciones de dos sistemas económicos similares y enfrentados. El ejemplo más actual es Ucrania, un apetitoso mercado de 40 millones de habitantes (casi similar a toda la ampliación de la UE de 2004 excepto Polonia) que será "controlado" por UE-USA o Rusia (depende de qué bando gane la guerra, aunque me atrevería a decir que la única solución real que vislumbro es la de dividir el país en dos, el Donbás bajo la influencia rusa y el resto bajo la influencia UE-USA).

Con la deslocalización (un eufemismo para decir que las grandes empresas han trasladado sus puestos de trabajo a países menos regulados y con mano de obra más barata), las capitales de los países ex-socialistas han recibido una llegada impresionante de capital extranjero que las ha transformado por completo, mientras que el resto del territorio se ha empobrecido enormemente a costa de ello. Y no solo económicamente, sino que la gran migración de población activa a la capital ha diezmado pueblos y ciudades también socialmente. Las multinacionales han trasladado especialmente la producción a estos países, dejando el diseño, investigación y desarrollo en sus países de origen, lo que ha originado un traslado masivo de la población más cualificada a occidente, que además está más dispuesta a aceptar condiciones laborales más precarias al proceder de países con economías menos desarrolladas. Las empresas vienen a producir a Hungría, que les sale más barato, pero los húngaros se marchan a trabajar a Alemania, donde ganan mucho más dinero. Y así en todos estos países.

Los efectos se han notado especialmente en esta crisis económica: precarización del empleo, desmantelamiento parcial del estado del bienestar y descenso del nivel de vida de las clases media y baja. También en Europa del este, con el handicap de que dichos países partían de un nivel general mucho más bajo. En mi opinión, a partir de esta crisis, occidente va camino de convertirse en oriente y no al revés, como debería ser según el concepto de progreso.

No es de extrañar que la percepción de los ciudadanos de la antigua Europa del este de "capitalismo" y "democracia" sea bastante mala. Ninguna les ha traído la riqueza que añoraban. Pueden comerse un BigMac, pueden llevar unos Levi's, pueden conducir un Porsche, pueden tener una casa enorme con jardín. Tienen la posibilidad. Pero casi ninguno lo hace. Una frase que ilustra esto bastante bien es la de "con el socialismo, teníamos dinero, pero no había qué comprar en las tiendas. Ahora, con el capitalismo, tenemos las tiendas llenas de cosas pero no hay dinero para comprarlas".

viernes, 19 de junio de 2015

Rincones de Budapest (IX) : Atardecer cerca de Nyugati

Atardecer de verano en las traseras de la estación de Budapest-Nyugati y el distrito XIII (Újlipótváros). Las vías terminales (con su característico escaso mantenimiento), el puente sobre ellas con el trolebús 76, la iglesia de Lehel tér al fondo y a la izquierda el centro comercial West End.



miércoles, 10 de junio de 2015

Juncker a Orbán: "Hola, dictador"

No ha pasado desapercibido el espectáculo que ofreció el presidente de la Comisión Europea a los líderes de la Unión en la pasada cumbre de Riga. Pero quizás lo más llamativo fue el saludo al primer ministro húngaro Viktor Orbán. Cuando se aproximaba, Juncker dijo "viene el dictador", y al saludarle, le llamó dictador a la cara, mientras le chocaba la mano y le daba un sonoro cachete en la mejilla.

Sí, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, un tipo al que ningún ciudadano le ha votado para ostentar su puesto, y con un bochornoso pasado como primer ministro de Luxemburgo (dimitió tras varios escándalos, el más vergonzoso fue el de ofrecer de manera secreta a multinacionales como Pepsi, Apple, Ikea, Amazon o Deutsche Bank, entre otras, tributar tan solo al 1% si lo hacían en Luxemburgo para evitar pagar en torno al 25% en el resto de países de la Unión Europea, al mismo tiempo que pedía un esfuerzo a los gobiernos para moderar sus gastos en programas sociales, así que claro, quién mejor que él para llevar el timón de la UE) le llamó dictador a Viktor Orbán, elegido primer ministro de Hungría por los ciudadanos de su país por mayoría absoluta en dos elecciones consecutivas (otra cosa es que no nos gusten las cosas que Orbán hace o dice, pero esto no lo convierte en un dictador). Claro que, cuando llevas la contraria al "jefe" Juncker, pasan estas cosas.

La Comisión Europea se justificó posteriormente diciendo que fue en tono de "buen rollo", pero en cualquier caso el espectáculo fue bochornoso para alguien de su supuesto rango. La repercusión fue mundial.

De todas formas fue tan solo un gesto más de los muchos que ofreció: besos en la calva, comparaciones de corbatas, cachetes a discreción, empujones y gestos de mala educación a los líderes europeos. Según la prensa inglesa, es bastante probable que esa mañana hubiese desayunado cognac, costumbre que suele practicar, según algunos medios británicos. A juzgar por el vídeo, no parece una teoría disparatada. Este es el resumen del espectáculo:




De todas formas no es la primera vez que Juncker hace de las suyas. Muy famosa fue su foto simulando ahogar al ministro de economía español Luis De Guindos, cuando este se negaba a aplicar algunas de sus recomendaciones. Juncker, como siempre, dando lecciones de "democracia".

viernes, 5 de junio de 2015

Rincones de Budapest (VIII) : Invierno en el bastión de los pescadores

Los últimos rayos de sol de una tarde de invierno iluminan el bastión de los pescadores, al fondo. En primer plano la estatua del rey San Esteban montado en su caballo, con la doble cruz en su mano. Y los turistas desafiando el frío invierno húngaro antes de entrar a una cafetería a degustar un té o un forró csoki (chocolate caliente).



lunes, 1 de junio de 2015

Tusványos

Tusványos, oficialmente Bálványosi Nyári Szabadegyetem és diáktábor (campus universitario de verano de puertas abiertas de Bálványos), es un festival que se celebra anualmente en la región del país Székely, y es el más importante y de mayor tamaño entre la minoría húngara de Transilvania. Su primera edición fue en 1990 en la localidad de Bálványosfürdő, cerca de Kézdivásárhely (Tirgu Secuiesc en rumano), aunque desde 1997 se celebra en Tusnádfürdő (de ahí el nombre del festival, un juego de palabras entre ambos lugares), ya que el emplazamiento original se quedó pequeño debido a la creciente fama y asistencia popular al evento.






El festival se celebra la segunda quincena de Julio cada año, y dura 5 días. Durante la mañana y la tarde se celebran diferentes actividades, como conferencias, charlas y exhibiciones culturales y deportivas del pueblo székely, actividades y talleres, y también se abordan temas políticos y étnicos como el conflicto de los magiares de Rumanía o la integración europea: hay que mencionar que entre sus fundadores originales está el partido político húngaro Fidesz y los liberales ingleses. Por supuesto, como en todo buen festival húngaro, no faltan las casetas vendiendo cerveza y bebidas y las gigantescas parrillas de salchichas, chorizos y morcillas. Durante la noche hay conciertos de bandas húngaras famosas y otros grupos húngaros de Rumanía, todo bien regado de cerveza y chupitos de jagermeister.

La mayor parte de los asistentes son universitarios székely de las ciudades y poblaciones de alrededor, aunque también acuden húngaros del resto de Rumanía y de la propia Hungría. Durante esos días se puede acampar en zonas del camping, donde se celebra el festival, y las pensiones y hoteles de Tusnádfürdő y las poblaciones aledañas están a rebosar.





La asistencia de políticos de primer nivel para debatir y charlar sobre temas tan espinosos y delicados como el de los székely en Rumanía han puesto a la pequeña y hermosa localidad de Tusnádfürdő en las noticias de periódicos transilvanos, húngaros, rumanos y de otros países. En 2009, por ejemplo, el presidente rumano Traian Basescu, recordó a los asistentes húngaros de su conferencia en el Tusványos, que la constitución rumana impide la creación de un territorio autónomo de etnia húngara dentro del país, lo que le costó pitadas y abucheos por parte de los oyentes. En 2014, el primer ministro húngaro Viktor Orbán habló de la creación de un estado húngaro basado en la democracia iliberal. Dicho discurso llegó hasta el parlamento europeo y muchos medios internacionales.

Aun así, mucho ruido y pocas nueces. Pese a que muchos políticos y otras figuras importantes hablan de la necesidad de autonomía para el pueblo székely, en realidad nada cambia, y al año siguiente retoman el mismo discurso, que en realidad pilla a muchos jóvenes durmiendo la mona de la noche anterior en las tiendas de campaña adyacentes. Rumanía se cierra en banda a la creación de un territorio székely autónomo, y los políticos húngaros en lugar de reconocerlo y buscar otras vías, siguen con su anticuado y patriótico discurso, sobre todo de cara a dar buena imagen en Budapest.






Por cierto, la localidad de Tusnádfürdő (en rumano Baile Tusnad) es un destino vacacional relativamente popular entre los húngaros, debido a la singular belleza del entorno: un valle rodeado de montañas, con un pequeño lago, un río, un balneario y adyacente a algunas pistas de esquí. Desde aquí parten muchas rutas de senderismo y montañismo, y cerca se encuentra el único lago dentro de un volcán de toda Rumanía. Cerca también está la ciudad de Brasov y Csíkszereda, donde se celebra la romería del Csíksomlyoi búcsú.





Nota: todas las fotografías pertenecen al grupo de Facebook de Tusványos.
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